En 2000 acudí, en el salón de actos de mi universidad en Estados Unidos, a una conferencia en la que se debatían los abrumadores cambios alrededor del desarrollo de internet. Eso fue poco antes de que estallará la burbuja de internet. Uno de los ponentes era un maestro de escuela chino convertido en empresario llamado Jack Ma, que acababa de comenzar un negocio de comercio electrónico un tanto oscuro. Pese que era extremadamente carismático y dinámico, nadie en aquel momento pudo adivinar que años más tarde se convertiría en uno de los titanes de internet más importantes de China. Doce años después China ha conseguido superar las ventas online de Estados Unidos. De hecho sus ventas online crecieron otro 50% desde 2013 hasta 2014, situándose en aproximadamente 450.000 millones de dólares. Para tener toda la imagen, los consumidores estadounidenses gastaron alrededor de 300.000 millones en tiendas online el año pasado.
A menudo China es percibida como un país demasiado permisivo con las imitaciones y ha tenido problemas con la creciente piratería. Hay muchas empresas del gigante asiático que han comenzado un negocio basándose en los modelos originados en EE.UU. o Europa. Pero en los últimos años se ha pasado por alto que en China se está dando un aumento de la innovación, en particular en el sector de la tecnología. Esta nueva generación de emprendedores, representados por Jack Ma, está mejorando y es cada vez más competitiva frente a las compañías occidentales, a quienes también superan en la creación de modelos de negocio innovadores.
Un buen ejemplo de esto es Xiaomi, uno de los fabricantes de smartphones más dominantes del mercado chino. Su última ronda de financiación ha valorado la empresa en más de 45.000 millones de dólares. Xiaomi se ha convertido en la startup de tecnología más valiosa del mundo, superando a todas las empresas de Silicon Valley. Esto es aún más notable si tenemos en cuenta que Xiaomi fue fundada hace sólo cuatro años. Aunque sus teléfonos utilizan el sistema operativo Android de Google, esta startup ha sido un motor de innovación al proporciona una interfaz de usuario propia muy atractiva para los consumidores finales. También ha aprovechado con éxito las redes sociales para solicitar la opinión de sus clientes de una manera jamás vista en Estados Unidos. Probablemente lo más innovador de todo, es que ha logrado vender una gran mayoría de sus smartphones online directamente a los consumidores, sin pasar por los operadores de telecomunicaciones tradicionales .
Ola de innovación
La actual ola de innovación entre las pequeñas empresas en China se ha sustentado en el mayor gasto en investigación y desarrollo (I+D). Las políticas favorables a esto puestas en marcha por el gobierno chino sin duda han ayudado. El gasto en I+D del país ha aumentado a tasas de dos dígitos en los últimos años, superando por mucho al presupuesto de otros países. Los empresarios en China entienden perfectamente que, como los costes laborales siguen aumentando, y China ha perdido capacidad de ondear la bandera de la mano de obra barata frente a lo que ofrecen sus vecinos, es crítico para sus compañías aumentar la cadena de valor.
Así, mientras las generaciones anteriores de empresarios producían zapatos y ropa baratas, la nueva generación se está instalando en sectores como la salud, la electrónica o los servicios online.
Solía evaluar los modelos de negocio de China comparándolos con los de Estados Unidos o Europa. Pero hoy en día, cuando hablo con algún empresario chino, a menudo me sorprendo porque en Occidente aún no existe un modelo negocio equivalente. Por ejemplo, las empresas están desarrollando tiendas de comercio electrónico basadas en los vecindarios o en la venta y distribución onlinedechips semiconductores.
Esta ola de innovación entre las pequeñas empresas no ha pasado desapercibida. Cada vez más, en los últimos años, hemos visto a multinacionales que compran pequeñas compañías chinas. Esto ha sucedido en muchos segmentos de negocio, desde la industria, pasando por los dispositivos médicos a los productos básicos de consumo. No están simplemente comprando una participación minoritaria para convertirse en accionistas pasivos, sino que a menudo adquieren una participación de control o incluso se hacen con la compañía completa, tras la aprobación de los reguladores locales.
Tras hablar con los representantes de varias multinacionales y de compañías de Asia, creo que hay unas cuantas razones por las que una gran compañía podría estar interesada en comprar pequeñas empresas en China. La más obvia es la de conseguir acceso al mercado asiático local. Además, el proceso de creación de una extensa red de distribución en muchos países asiáticos, donde la infraestructura es pobre, tiende a ser muy largo y costoso. Muchas multinacionales tratan de atajar este proceso comprando empresas más pequeñas que ya cuentan con una red de distribución en la región.
El próximo Amazon
El segundo factor es mucho menos evidente. Las empresas multinacionales quieren acceder a la tecnología local y a las fuentes de I+D. Esto puede parecer un planteamiento erróneo. En la mayoría de las industrias, las multinacionales poseen la tecnología más avanzada, mientras que las pequeñas empresas locales en Asia están más retrasadas. Con los años, sin embargo, al darse cuenta de que están perdiendo una gran parte del mercado, las pequeñas empresas locales han tratado de mejorar.
En el reciente Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, el primer ministro chino, Li Keqiang, pronunció un discurso en el que destacó «el espíritu empresarial y la innovación masiva es, a nuestros ojos, una mina de oro que proporciona una fuente constante de la creatividad y riqueza«. Tras gestionar la economía de una forma muy planificada en los últimos años, los líderes de China están ahora deseosos de promover el espíritu empresarial en la base. Si la tendencia actual continúa, los inversores extranjeros en China encontrarán interesantes oportunidades que podrían ser el germen del próximo Amazon o Google de China.
Beini Zhou, es portfolio manager de Matthews Asia.
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