Tras un comienzo de mes relativamente tranquilo, la situación en Turquía llevó, a finales de la semana pasada, a un incremento de la tensión en los mercados. La lira turca ha perdido en efecto más del 40% frente al dólar y el euro desde el comienzo del año.
La situación económica del país se ha vuelto más complicada. La inflación por encima del 15% es una fuente de preocupación mientras el banco central, bajo la influencia del presidente Erdogan, todavía se niega a subir los tipos de interés considerablemente.
El creciente dominio del presidente Erdogan desde su reelección, incluyendo el nombramiento de su yerno como ministro de Finanzas, preocupa a los mercados, especialmente dado que el país tiene en estos momentos unas relaciones tensas con Estados Unidos, que está poniendo en marcha de manera gradual medidas de represalia. Así, Donald Trump anunció el viernes 10 de agosto la duplicación de los aranceles al acero y aluminio turcos. Como respuesta, las autoridades turcas han anunciado aumentos en los aranceles de varios productos estadounidenses, incluyendo vehículos, bebidas alcohólicas, tabaco y cosméticos.
La reacción exagerada de los mercados a este episodio debería parecer excesiva cuando se mira la situación fríamente. El riesgo de contagio es bajo. Sin duda, varios bancos europeos tienen activos en Turquía, sobre todo BBVA, pero el problema parece perfectamente manejable para las instituciones afectadas. Los impuestos adicionales a los metales también podrían tener un impacto negativo para algunos grupos con intereses en Turquía pero, de nuevo, es un tema muy limitado.
Finalmente, en términos del mercado de valores, Turquía tiene muy poco peso (menos del 1% del MSCI Emerging Markets y en torno al 3% del índice de los índices de deuda emergente). Es en el terreno geopolítico donde la crisis turca podría tener el mayor impacto. Un miembro de la OTAN, que alberga una importante base militar estadounidense, como amortiguador frente a la presión migratoria de los conflictos en Oriente Próximo, una Turquía debilitada no son buenas noticias, y a pesar de que el juego diplomático de Erdogan ha sido ambivalente durante algún tiempo.
El impacto económico en la economía mundial es por lo tanto muy limitado pero la semana pasada ha sido revuelta en los mercados. Más allá de Turquía, hay un fenómeno de retorno a la aversión a los activos de mayor riesgo, reforzada por los volúmenes bajos habituales durante una de las semanas más calurosas del año. La crisis turca refuerza en particular la desconfianza en los activos emergentes, cuyo sentimiento ya ha sido debilitado por los distintos episodios de la guerra comercial y por los datos mixtos de China. Más en general, estas preocupaciones sobre los países emergentes y el siempre presente espectro del endurecimiento de la guerra comercial están alimentando los temores sobre el crecimiento global.
En este contexto de desconfianza, un solo activo seguro parece estar siendo favorecido a ojos de los inversores: el dólar. Sin embargo, en general, un aumento brusco en el dólar lleva a la caída de ciertas clases de activos: materias primas, euro, divisas emergentes, deuda emergente, etc.
Mientras los últimos datos económicos del país han sido decepcionantes, las autoridades de planificación chinas han comunicado un plan de apoyo a la economía, pero han dicho que quieren evitar un endeudamiento excesivo y la creación de capacidad sobrante. Un tono relativamente moderado en comparación con el utilizado durante las anteriores desaceleraciones de la economía china y que también confirma el deseo de normalización de la economía anunciado en el 19º Congreso del Partido Comunista Chino el año pasado.
En un breve comunicado, el ministro chino de Comercio anunció una reunión inminente entre el viceministro chino de Comercio y el subsecretario de Asuntos Exteriores del Departamento del Tesoro Estadounidense para discutir “temas económicos y comerciales entre China y Estados Unidos”. Esta reunión tendrá lugar en Estados Unidos a finales de mes, por invitación de Washington.
Tribuna de Enguerrand Artaz, analista Crosst Asset de La Financiere de L’Echiquier.