En la semana en la que termina el mes de octubre, se conoció que China va eliminar la política de hijo único, aunque no se conocieron mayores detalles. Esto va a tener un impacto significativo, especialmente en las clases sociales urbanas más populares de la población, que eran las que sostenían realmente esta política. Vamos a explicar un poco más. Algo que me contaron los propios chinos mientras estuve viviendo allá es que podías tener dos hijos —incluso algunos podían tener más— bajo ciertas características.
La primera, si eras de una minoría étnica (es decir, no pertenecías a la etnia Han, que es el 90% de la población); la segunda, si vives en el campo y tu primera hija era mujer; la tercera, si tú y tu pareja eran hijos únicos y tenían empleo estable —que muchos asociaban con trabajar con el gobierno—; la cuarta, si pagabas una multa por cada hijo adicional al primero que tuvieras —llegando, incluso, a que algunas ciudades tenían dentro de sus principales fuentes de ingreso este tributo—; y la quinta, es si tenías los hijos en países como Australia o Canadá, entre otros, caso en el cual los padres son chinos, pero los hijos son extranjeros —aunque vivan en China, siempre serán extranjeros—.
La quinta es especialmente relevante para lo que puede ser el cambio de política que anunció el gobierno chino. Si tus hijos son extranjeros -aun cuando sus padres sean chinos, tengan costumbres chinas y físicamente no tengan ninguna diferencia con los niños nacidos en China- siempre tendrán las “dificultades” de un extranjero, especialmente que no accederán a la educación como chinos, lo cual implica que el costo es mucho más elevado y, en algunos casos, no podrían acceder a la universidad cuando la prioridad son los jóvenes chinos.
Es claro que tener un hijo en otro país y pagar una educación más costosa solo se lo pueden permitir ciertos segmentos de la sociedad, por lo que una nueva política de tener más de un hijo impacta sobre todo a las clases más populares (como mencioné arriba), que finalmente son las que aportan la mayoría de mano de obra a la manufactura. Por eso, y a pesar de que China está cambiando de un modelo de producción y de formación de capital fijo a uno de consumo, es claro que los retos son enormes, también desde la población; pues los viejos tienden a consumir menos de lo discrecional y más de servicios como salud (además que los gastos públicos en salud aumentan dramáticamente, especialmente en un país como China que, al día de hoy, es uno de los mercados más grandes de cigarrillo per cápita en el mundo).
Pero tratar de establecer un modelo de consumo pasa necesariamente por tener jóvenes que quieran comprar teléfonos celulares, televisores y otra serie de cosas a las que se les va perdiendo el entusiasmo conforme van pasando los años.
Falta esperar cómo se va a implementar la política para poder dimensionar las consecuencias e impactos que va a tener a nivel global, por ejemplo, en términos de consumo de recursos entre otros.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la visión de Old Mutual sobre los temas tratados.
Opinión de Manuel García Ospina, gerente de la Escuela de Planeación financiera y comercial de Old Mutual.