Sobre el 20 de junio sabremos si el operador global de índices MSCI ha cedido finalmente a permitir que las acciones de China continental entren en sus índices regionales de renta variable ampliamente seguidos. La compañía estadounidense ha rechazado rotundamente la inclusión de acciones A de la segunda economía más grande del mundo durante los últimos tres años, haciendo referencia a las preocupaciones existentes sobre la incapacidad de acceder, negociar y cobrar acciones libremente.
Pero hemos detectado un importante cambio en la adaptación de MSCI durante este año. Lejos de respaldar los esfuerzos de Pekín por afrontar los impedimentos previos en torno a los derechos de propiedad, las limitaciones de repatriación de capital y las suspensiones de negociación, el creador de índices, en cambio, ha modificado sus propios criterios de admisión hasta el punto de que el acceso de China ahora parece una formalidad.
Ha cambiado el marco según el cual los inversores globales accederían a acciones A desde planes restringidos por cuotas de inversión a Stock Connect, el circuito de negociación bilateral que conecta directamente la bolsa de Hong Kong con las de Shanghái y Shenzhen. Evita de un solo golpe varias restricciones. Stock Connect no tiene requisitos de cuota inicial; está abierto a todos los inversores sin necesidad de licencia; y no tiene restricciones sobre la movilidad del capital ya que la negociación se produce en yuanes exteriores (CNH) -una divisa libremente convertible no sujeta a controles de capital-. En resumen, marca las casillas clave sobre acceso y liquidez.
Además, MSCI ha incluido solo compañías de gran capitalización y excluido acciones cotizadas dualmente que forman el índice MSCI China para reducir exposiciones duplicadas. También ha eximido a los componentes suspendidos durante más de 50 días durante los últimos 12 meses. Lo que reduce las acciones seleccionables para la inclusión a tan solo 169, representando un 5% de todas las compañías cotizadas en la China continental. Si se aprueba, las acciones A representarían un 0,5% del MSCI Emerging Markets Index –menos de la mitad de la ponderación propuesta para la inclusión el año pasado-.
Este enfoque es indicativo de la permanente precaución de MSCI –parecida a su enfoque cuando se trata de invertir en mercados emergentes-. MSCI fue incapaz de incorporar el Stock Connect de Shenzhen el año pasado ya que el sistema no estaba listo todavía, pero ahora ya está en marcha y ha mejorado la capacidad de inversión. Si China recibe la aprobación del proveedor de índices, los entre 5.000 y 15.000 millones de dólares que probablemente se dirijan a acciones A desde fondos pasivos que replican el MSCI Emerging Markets Index serán algo marginales en el contexto de la capitalización combinada de casi 7 billones de las bolsas del interior.
Esto explica por qué la probable acción de MSCI es enormemente simbólica. Además, la aplicación no se producirá hasta junio del año que viene. A partir de entonces, podríamos esperar que suba la ponderación de las acciones A, aunque lentamente, en línea con las mejoras de gran calado en accesibilidad y liquidez.
Así que pueden pasar años antes de que las acciones chinas tengan un impacto material en las asignaciones globales de renta variable
Stock Connect está lejos de ser perfecto. Emplea varias horas entre que compra las acciones y las recibe. Para algunos inversores esto supone un riesgo de crédito y de contrapartida insoportable. Stock Connect también está sujeto a limitaciones diarias de negociación, lo que va en contra de la libertad de acceso.
Pero lo peor es que China tiene el número más elevado del mundo de suspensiones voluntarias de cotización, incluso después de un impulso regulatorio en mayo del año pasado para restringir esta práctica. Los requisitos de aprobación previos sobre determinados productos financieros y la falta de herramientas de cobertura destacan aún más las áreas en las que mejorar.
Pero el alcance del marco propuesto por MSCI es tan limitado que vemos pocas razones para que los inversores institucionales no den la bienvenida a China. En el mejor de los casos, el dinero guiado por los índices debería detener la especulación minorista detrás de la negociación de la mayoría de acciones A. La esperanza es que la inclusión del índice comience a fomentar una mentalidad institucional de más largo plazo. Esto aumentaría la reducida participación extranjera actual, exponiendo a los equipos directivos locales a los estándares globales de contabilidad. El activismo accionarial positivo puede impulsar mejoras en la rentabilidad y en el reparto de beneficios que favorecen a todo el mundo.
Dicho esto, la decisión de MSCI no tiene una aplicación práctica para nosotros como ‘stock-pickers’. Invertimos en compañías basadas en estrictos criterios como beneficios sostenibles y gestión progresiva del capital. Una entrada del capital que replica los índices no responderá a estas consideraciones de calidad.
En resumen, la inclusión de MSCI supone un paso adelante en la intención de Pekín de desregular y liberalizar sus cuentas de capitales, si bien su notoriedad puede ser exagerada. Quienes no recibirán una gran atención serán los mercados que pueden perder debido a que la ponderación de dinero cambia inexorablemente en los mercados emergentes a lo largo del tiempo. Cuando se trata de reformas sostenidas del mercado de capital doméstico, la mayoría están fracasando.
Nick Yeo, director de Renta Variable de China y Hong Kong en Aberdeen Asset Management