El lanzamiento de la plataforma Stock Connect en 2014 fue el auténtico gran paso hacia la apertura de los mercados de capital del continente chino a inversores extranjeros. El lanzamiento a primeros de julio de la plataforma Bond Connect “Northbound” constituye un paso más dentro del largo recorrido de liberalización de los mercados de capital en China. Se trata de una política intencionada: ofreciendo a inversores extranjeros un acceso más fácil a los mercados de capital, los responsables políticos buscan afirmar el renminbi como moneda internacional y equilibrar las presiones en la cuenta financiera y la divisa.
Los riesgos asociados al desapalancamiento de la economía china son elevados a medio plazo y por el momento no están incluidos en el precio de los activos chinos. Pensando en el congreso del partido de este año, el gobierno chino ha conseguido postergar el tan esperado rebalanceo de la economía y la reestructuración de las empresas estatales de industria pesada. Parte de esta estabilización artificial ha sido desalentar la salida de capitales. En 2014-2015, los inversores extranjeros ya vivieron los errores de política y comunicación del gobierno chino, así como las repercusiones de un gobierno opaco a nivel estatal, bancario y de sectores corporativos.
Sin embargo, desde 2016 la volatilidad en los mercados de divisas y renta variable han remitido y la mayoría de los analistas coinciden ahora en que el “aterrizaje forzoso chino” o el alivio del apalancamiento solo se concretará a medio plazo. Por lo tanto, pensamos que el posicionamiento del mercado en la divisa es neutral. Un elevado riesgo político, combinado con una menor atención por parte de los inversores, podría resultar peligroso.
Seguimos siendo prudentes y mantenemos una posición corta en el renminbi a modo de cobertura contra los riesgos chinos en nuestro fondo de deuda emergente en moneda local. No vamos a precipitarnos en la compra de bonos del gobierno chino o renta fija corporativa denominada en divisa local, ya que no nos parecen títulos lo suficientemente atractivos teniendo en cuenta los fundamentales.
A modo comparativo, el índice GBI-EM GD ofrece un rendimiento del 6,3%, mientras que la deuda pública china ofrece rendimientos del 3% al 4%, y hasta del 5% en el caso de empresas de mayor calidad. Estamos invertidos en una serie de casos de desinflación en los que tenemos fuertes convicciones, como Rusia, Brasil, Turquía y Sudáfrica, que generan entre un 8% y un 12%. Los 17 países emergentes del GBI-EM GD tienen cuentas financieras lo suficientemente abiertas, además de fundamentales, valoración y motores técnicos mucho más fáciles de monitorizar, por lo que basamos nuestras recomendaciones en ellos. No es fácil extender a China nuestro análisis relativo de renta fija local y en divisa, ya que los datos no tienen la calidad y la credibilidad necesarias.
Más allá de los riesgos de desapalancamiento a medio plazo, China no se encuentra en un momento de su ciclo comercial que permita a los inversores hallar atractivo alguno en la duración. China se encuentra en pleno proceso de endurecimiento monetario y financiero, en tanto que el Banco Popular de China intenta idear un disciplinado desapalancamiento del sistema bancario en la sombra. Es probable que el proceso se alargue todo lo que soporte la economía.
No obstante está aún por definir cómo incidirá en la curva de rendimiento del gobierno unas condiciones financieras y de liquidez más restrictivas. En la deuda corporativa el impacto será claramente negativo. Nuestra opinión, por lo tanto, apunta más bien a salida de capitales y depreciación de la moneda que a entradas de capital a los mercados de renta variable o renta fija local.
Columna de opinión de Diliana Deltcheva, responsable de gestión de renta fija de mercados emergentes de Candriam.