En los últimos años, se ha cuestionado si el «smart money» está saliendo de China. Por ejemplo, el conocido empresario de Hong Kong, Li Ka Shing, ha estado reorganizando su imperio para aminorar el número de propiedades que tiene en el país, para centrarse en otras partes del mundo, principalmente de Europa. Por lo tanto, es inevitable que surja la pregunta ¿Está el smart money abandonando el gigante asiático?
En este caso, es difícil saber, porque es imposible separar las cuestiones personales, de las decisiones de inversión o los cambios tácticos de asignación de activos entre las distintas regiones. De cualquier modo, los activos inmobiliarios en China continental siguen siendo una parte muy importante de la riqueza de Li y en algunos casos, a pesar de que ha deshaciéndose de algunos inmuebles, las empresas asociadas todavía conservan intereses en la gestión de esas propiedades.
Recientemente, otras empresas con presencia al menos igual de fuerte en China han estado haciendo significativas adquisiciones en sus principales negocios allí, sobre todo en los sectores expuestos al consumidor. Lo que demuestra que no todo el “smart money” se está moviendo necesariamente en la misma dirección. Sin duda ha habido algunos recortes en el país de la mano de empresas multinacionales. Como dice el empresario estadounidense Jeffrey Immelt, «China es grande, pero es difícil. Hay otros lugares igualmente grandes y no tan difíciles”. Para tener éxito, a veces es más fácil centrarse en el mercado nacional.
Tal vez, el factor clave a tener en cuenta son las ventas de activos bancarios en la parte continental realizadas por algunos bancos de Hong Kong. ¿Es esta una forma de eliminar riesgos del balance? Ha habido cierta preocupación en los últimos años sobre el aumento de los préstamos al sector corporativo, y en la exposición a la creciente morosidad al otro lado de la frontera. Desde el año pasado, la Autoridad Monetaria de Hong Kong (HKMA) controla mucho más los detalles de los préstamos bancarios de Hong Kong a empresas chinas. A finales de 2013, los activos en China continental habían crecido hasta el 17% de los activos bancarios de Hong Kong, demostrando las ganas que tiene la antigua colonia de aumentar su papel a largo plazo como centro financiero de referencia para China.
Sin embargo, parece evidente que la HKMA está de alguna manera más preocupada por el ritmo de crecimiento del mercado de la parte continental y de su capacidad para regular dicha actividad. Además, algunos bancos regionales con préstamos en China continental han estado reevaluado el riesgo de estos activos, en particular el riesgo entre las empresas estatales. Pero incluso en este caso, aunque a corto plazo la preocupación se centra en el aumento de la morosidad, esta nueva valoración puede ser síntoma de la extendida creencia de que estas empresas se convertirán gradualmente en negocios más comerciales y perderán parte del respaldo implícito del Estado. Aparte de las implicaciones para el riesgo bancario, ¿sería tan malo?
Luego está la cuestión a largo plazo de quién está comprando activos en China. La inversión estadounidense en valores chinos se encuentra en niveles muy bajos, aunque a nivel absoluto, la cifra ha ido creciendo desde hace una década. Desde el punto de vista de la diversificación tiene sentido que EE.UU. compre más activos chinos, mientras los chinos compran más activos estadounidenses.
Programas como el que desarrolla el mercado de bonos corporativos en China, el mercado over-the-counter, la industria de fondos de inversión, la mejora de la regulación en la asignación de capital por parte del sector bancario chino y los mercados de capital, todos tienen un doble propósito: no sólo elevar la eficiencia y el atractivo a los inversores nacionales, sino también para tranquilizar y atraer a los inversores extranjeros. Porque sólo mediante la demanda a largo plazo de activos chinos, el yuan alcanzará el estatus de moneda internacional.
Por lo tanto, ¿Tiene colgado China el cartel de ‘Se Vende’? La respuesta es sí y esto refleja en parte las decisiones de algunos gurús empresariales, que acaparan los titulares, pero que son una guía imperfecta de las tendencias reales. En parte refleja, sospecho, un intento de los reguladores y los bancos para gestionar los crecientes riesgos de la exposición a China continental. Pero también refleja la tendencia natural de diversificación de China y del resto del mundo. En mi opinión, a largo plazo, los activos chinos seguirán teniendo el cartel de ‘se vende’, ya que la demanda de los inversores extranjeros y los bancos centrales sigue creciendo. Como siempre, lo único que realmente importa es qué precio hay que pagar.
Artículo de opinión de Robert J. Horrocks, PhD, CIO de Matthews Asia
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