En el último tiempo hemos estado algo cargados de noticias en Chile, en donde a los ya conocidos efectos de la pandemia en nuestra economía y los mercados, hemos visto una mayor incertidumbre ante los eventos políticos nacionales, a raíz de los resultados de las elecciones de mayo pasado y el proceso que recién se inicia para alcanzar una nueva constitución.
Como hemos comentado anteriormente, hemos sugerido ser más cautos respecto a la exposición en Chile, reduciendo sobre todo la ponderación a la bolsa local a la espera de tener mayores claridades. Sin embargo, las alternativas de inversión claramente no se agotan en los activos locales, de modo que resulta interesante dar una mirada a lo que está ocurriendo afuera.
Economías en franca recuperación: el éxito de la vacunación
A pesar de lo convulsionado que se encuentra el mundo producto de la crisis pandémica, a nivel económico hemos estado observando cifras que muestran una recuperación bastante interesante.
En este sentido, el alumno más aventajado pareciera ser Estados Unidos, en donde hemos apreciado cómo el PIB del primer trimestre creció a un ritmo anualizado del 6,4%, mientras que los indicadores adelantados muestran que las noticias positivas seguirían prolongándose. Es así como las últimas lecturas de los PMI tanto de manufacturas como de servicios, ambos por encima de los 60 puntos, apuntan a que la aceleración se mantendría a futuro.
Por el lado de China, también se observan cifras positivas, lo que ha impulsado, entre otras cosas, el precio de las materias primas, tal como hemos apreciado en los niveles históricamente elevados del cobre en el último tiempo.
Dentro del mundo desarrollado, parecía que Europa se quedaba atrás, sin embargo, afortunadamente ya se observan señales más positivas en los indicadores adelantados, apuntando a una positiva recuperación para este segundo trimestre.
Fundamental para estas mejores perspectivas, qué duda cabe, han sido los avances en los procesos de vacunación, los cuales han permitido a aquellos países que están más adelantados al respecto, avanzar consistentemente en un desconfinamiento progresivo, lo que ha permitido recuperar sus actividades económicas.
Pensando en que un porcentaje cercano al 80% de la población vacunada, con todas las dosis necesarias, podría traducirse en el anhelado concepto de inmunidad de rebaño, se puede observar que, con los ritmos de vacunación más recientes para cada país, Estados Unidos podría conseguirlo en aproximadamente seis meses, mientras que cuatro de las principales economías de Europa, como son Alemania, Francia, Italia y España, alcanzarían esta condición en un plazo que va entre los cuatro y cinco meses.
Estas cifras resultan bastante prometedoras, traduciéndose en un impulso adicional a la recuperación.
Por el lado de los riesgos: la amenaza de la inflación y el déficit fiscal
Si bien parte importante de las mejores perspectivas económicas que han logrado vislumbrarse obedecen claramente a las posibilidades de un mejor control sobre la pandemia, no es menor el hecho de que los países han desarrollado, en mayor o menor medida, planes de estímulos fiscales que han apoyado decididamente en la recuperación. Especialmente notables han sido, en este sentido, los paquetes fiscales de la administración de Joe Biden en Estados Unidos.
Aunque estos planes de apoyo han sido muy relevantes, no se puede ignorar el posible efecto negativo de que este exceso de liquidez pudiera desencadenar en brotes inflacionarios a futuro, lo que es uno de los principales temores a nivel de mercado, ya que en caso de acontecer esto, podría gatillarse una necesaria reacción por parte de los bancos centrales, subiendo tasas y volviendo sus políticas monetarias menos expansivas. Esto, al menos en el corto plazo, no estaría dentro de los intereses de los propios entes rectores.
Si bien las tasas de interés ya podrían tener algún camino al alza producto de potenciales brotes de inflación, otro aspecto que podría impactar en la misma dirección es el estado en que queden las arcas fiscales de los países, producto de los inmensos paquetes de ayuda que han sido lanzados a las economías. Es así como podríamos ver abultarse los déficits fiscales de algunos países, los cuales probablemente necesiten recurrir a mayor deuda con la consiguiente alza en tasas de interés. De este modo, pareciera ser que veremos mayores tasas de interés a nivel global, lo cual presenta nuevos desafíos a nuestras carteras de inversión.
Priorizar la renta variable sobre la fija, así como la inversión en dólares y en activos alternativos
Los distintos aspectos que hemos ido analizando parecieran llevarnos por un camino en el cual debiésemos preferir la renta variable por sobre la renta fija, siendo que esta última podría sufrir por mayores tasas de interés, mientras que las acciones contarían con el respaldo de una mejor actividad económica para los próximos meses. En el caso de la renta variable, siguen pareciendo atractivos los mercados estadounidense y asiático, que muestran recuperaciones ya más consolidadas. Paulatinamente, se podría ir traspasando esta apuesta hacia Europa, que viene con cierto delay respecto del resto en materia de recuperación, pero que ya evidencia cifras interesantes.
Por el lado de la renta fija, si bien esta debiese estar subponderada, en la porción que quede podría ser oportuno el optar por posiciones menos sensibles a cambios en tasas de interés, es decir, por instrumentos de menores duraciones.
Por el lado de la moneda, como hemos dicho en otras ocasiones, puede resultar interesante sobreponderar las posiciones en dólares respecto de pesos chilenos, aunque la mayor incertidumbre imperante en nuestro país podría traducirse en mayores presiones sobre el tipo de cambio.
Por último, si bien no se trata de un activo que tradicionalmente se coloque dentro de las recomendaciones de cartera, el caso de los activos alternativos resulta especialmente interesante para diversificar carteras en momentos de incertidumbre como la actual, ya que no necesariamente dependen de los mismos factores que el resto de los activos. En este sentido, activos reales como los inmobiliarios o de infraestructura, el private equity o la deuda privada, pueden ser alternativas bastante atractivas en este momento, ofreciendo mayores retornos a cambio de una liquidez menor y, en el caso de los activos inmobiliarios, protección contra la inflación.
Siempre, pero sobre todo en momentos de incertidumbre, es trascendental contar con carteras que no solo sean adecuadas para el perfil de riesgo de cada inversionista y que sean apropiadas para cumplir con sus objetivos de inversión, sino que también se encuentren bien diversificadas para poder transitar de mejor forma por los desafíos que propone cada día un mercado cada vez más cambiante.