En Europa, los datos económicos publicados desde el inicio del año han confirmado nuestra opinión de que está teniendo lugar la recuperación económica. Estamos convencidos de que la actividad se acelerará aún más este año, ya que existen varias fuentes de crecimiento. En las principales economías de la zona euro (Alemania, Francia, España e Italia), que representan aproximadamente las tres cuartas partes del PIB de la región, las exportaciones están creciendo a un ritmo vigoroso. Las reformas implementadas y la debilidad de la moneda única han contribuido a mejorar la competitividad de estos países.
Más importante es el hecho de que la demanda interna, principal lastre del crecimiento, está remontando. En todas las principales economías de la zona euro, el consumo está creciendo ante la ligera mejoría de las perspectivas del empleo y el aumento de la confianza de los consumidores. En cuanto a las inversiones, el PIB representa, de lejos, el componente más afectado por la crisis, aunque su evolución es dispar. En Alemania y España, la inversión de capital es positiva, si bien sigue disminuyendo en Italia y Francia. Los bancos recapitalizados, la disminución de los tipos de interés y el alto nivel de liquidez, junto con unas mejores perspectivas, deberían traducirse en un retorno de la inversión.
En consonancia con el fructífero flujo de indicadores económicos, el BCE ha revisado al alza su previsión de crecimiento por primera vez desde la crisis financiera. La deflación, una gran preocupación hace dos meses, ha desaparecido por completo del campo de visión de los inversores tras hacerse patente el QE y que el crecimiento se acelerará. Sin embargo, cobra cierta relevancia tener en cuenta que, en marzo, los datos de inflación fueron negativos (-0,1%) y que la inflación subyacente, aunque positiva, no ha dejado de caer hasta el +0,6%. Por tanto, cualquier desaceleración de la actividad despertará al fantasma de la deflación.
Por el contrario, en Estados Unidos los datos económicos publicados desde el inicio del año ofrecen un panorama más complejo y menos atractivo. A excepción del mercado laboral, prácticamente todas las cifras reflejan una desaceleración en el primer trimestre de 2015. La pregunta clave estriba en determinar si se trata de un hecho temporal o no, y saber cuáles serán las consecuencias de la primera subida de tipos de la Fed. Esta desaceleración de la economía se explica por varios factores. El primero es muy temporal. En enero, las tormentas de nieve golpearon los estados del centro y del este del país y, en febrero, las temperaturas fueron muy bajas, lo que dificultó la ejecución de trabajos de construcción. Al igual que en el primer trimestre de 2014, el duro invierno incidió de forma negativa en la economía estadounidense. Los otros dos factores son cíclicos y, probablemente, se compensen entre sí. Por un lado, la fortaleza del dólar menoscaba las exportaciones, pero, por otro lado, el bajo precio del petróleo aumenta considerablemente el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses. Además de estos factores, que actualmente minan el crecimiento, estamos seguros de que el crecimiento subyacente se mantiene fuerte. El consumo, que representa cerca del 70% del PIB, está respaldado por la fortaleza del mercado laboral y el ligero aumento de los salarios. En nuestra opinión, el actual episodio de débil crecimiento es un bache que se desvanecerá en los próximos meses.
En este contexto, se espera que la Fed suba los tipos de interés por primera vez desde la crisis financiera mundial a lo largo del segundo semestre, si bien no se descarta una subida de tipos en junio, aunque a día de hoy parece poco probable. Tal y como insiste la Fed, dependerá de los datos. Esto añade más incertidumbre sobre el momento exacto en el que se producirá el llamado despegue. En nuestra opinión, es más importante centrarse en la rapidez con que la Fed aumentará los tipos de interés que centrarse únicamente en cuándo tendrá lugar. Pensamos que lo hará de forma muy paulatina.
Yves Longchamp es responsable de análisis macroeconómico de ETHENEA Independent Investors (Schweiz) AG desde finales de 2013. Capital Strategies es distribuidor de Ethenea en España y Portugal.