Gracias a las nuevas tecnologías, comprar acciones de compañías tecnológicas como Amazon o Microsoft está al alcance de un par de clics. Sin embargo, el alto precio de estos valores es, en muchos casos, una limitación y han provocado que los usuarios busquen la manera de invertir en estas compañías sin la necesidad de comprar la totalidad de una acción.
Esta búsqueda de soluciones ha llevado a los jóvenes a tener cada vez más conocimientos financieros y compartirlos con el resto de los usuarios en foros y redes sociales. Este interés ha motivado a que cada vez sean más las personas que opten por invertir a través de CFDs, sin quizás saber bien lo que son estos derivados.
Un contrato por diferencia (CFD) es también un producto financiero derivado. Como en el caso de una acción fraccionada, el rendimiento o valor de un CFD depende de la evolución del activo o activos subyacentes. Por ejemplo, el rendimiento de un CFD sobre cualquier acción siempre dependerá de la evolución del precio de dicha acción.
Para muchos, esto parece bastante sencillo, ya que la mayoría de los inversores entiende que son las acciones y conoce más o menos su funcionamiento. No obstante, y esto es lo que muchos inversores desconocen, con los CFD, el asunto se complica un poco más.
El propietario de una acción fraccionada generalmente busca un aumento del precio del subyacente de su acción fraccionada. Las disminuciones de precio sólo son deseables en ciertas situaciones, como cuando se invierte en corto. Un trader de CFDs, en cambio, especula con subidas de precios (posiciones largas) o con bajadas de precios (posiciones cortas), es decir, especula con las diferencias de precios entre los precios de apertura y cierre de los mercados. Por lo tanto, son las diferencias de precios entre la entrada y la salida las que son relevantes para los operadores de CFD – de ahí el nombre de «contrato por diferencia».
Por mucho que haya historias de éxito invirtiendo en CFDs, quizás no sea la primera experiencia que deban tener los inversores novatos. Solo hay que ver los datos para darse cuenta de que este derivado no está hecho para todos. Cualquier inversión conlleva un riesgo, pero los riesgos con CFDs son muy superiores a los que nos encontramos con acciones fraccionadas.
Los traders de CFDs pagan una cantidad menor por su exposición a una posición abierta con la esperanza de conseguir un beneficio con costes significativamente reducidos si todo va bien. Por el contrario, si las cosas no van tan bien, la operación incurrirá en pérdidas y los costes del operador serán notablemente mayores. Cuando un producto es considerado de alto riesgo, siempre hay alguna razón detrás.
En mi humilde opinión, las acciones fraccionadas son la mejor manera para adentrarse en este mundo. Puedes invertir desde tan solo un euro, con spreads ajustados, y en el caso de Bitpanda sin comisiones, lo que te permite tener una cartera diversificada con una gama más amplia de activos. Esto es definitivamente mejor para los novatos y no deja a los inversores en un terreno pantanoso como ocurre con los CFDs.
Al final cada uno debe decidir cómo, dónde, en qué y cuánto invierte. Pero es fundamental que antes de empezar, los usuarios hagan los deberes, conozcan las distintas opciones y encuentren la que mejor se adapta a sus necesidades