El principal impacto de las acciones de los bancos centrales alrededor del mundo ha sido una masiva bajada de tipos de interés. Este movimiento de los tipos ha traído un buen rendimiento a los inversores en bonos, pero ha reducido el potencial de retornos futuros de este activo. Como consecuencia, los inversores han empezado a buscar rentabilidades alternativas, por ejemplo aumentando el riesgo vía acciones; pero también vendiendo volatilidad para lograr la prima de riesgo que provoca una situación de fuertes oscilaciones de mercado y obtener así rendimiento.
Así, los bancos centrales han, en cierto modo, distorsionado la realidad en el mercado de la volatilidad, que está anormalmente baja y anormalmente estable a lo que corresponde en un contexto de incertidumbre sobre la recuperación económica global.
La consecuencia de esta realidad es que si en algún momento hay incertidumbres que tengan como protagonistas a los bancos centrales (por ejemplo, las especulaciones sobre el ‘tapering’ en junio de 2013 o, más recientemente, el QE del BCE o la expectativa de subida de tipos por parte de la Fed) la volatilidad puede dispararse de manera abrupta, como experimentamos en octubre de 2014.
Teniendo en cuenta que los bancos centrales de todo el mundo van a mantener políticas laxas en 2015, en Seeyond esperamos que la volatilidad permanezca artificialmente baja de media. Sin embargo, con algunos períodos que serán clave por delante (cuando la Fed empiece a subir tipos o cuando se empiecen a notar los efectos del QE europeo) sí esperamos que se puedan ver movimientos bruscos a muy corto plazo en el mercado a lo largo del próximo año.
Simon Aninat, portfolio manager de Seeyond, gestora filial de Natixis Global AM.