El ingreso en un nuevo orden económico mundial lleva a una profunda transformación de las estrategias de inversión y permitirá que surjan nuevas oportunidades, afirma Frédéric Leroux, Head of Cross Asset y Fund Manager de Carmignac.
La alta probabilidad de una inflación fluctuante pero persistente forma parte de un profundo cambio del orden mundial y representa, según Leroux, el principal reto que deben enfrentar los inversores en los próximos años.
El experto afirma que la guerra de Ucrania, las tensiones entre China y Estados Unidos y el distanciamiento de Arabia Saudí de Washington son señales de un nuevo orden económico mundial que ya no gira en torno a Estados Unidos y que probablemente propicie una inflación estructural.
En un entorno así, ser uno de los primeros en identificar correctamente el próximo repunte de la inflación podría ser crucial para posicionar las carteras de la forma más eficaz posible en los mercados de renta variable, renta fija y divisas, advierte.
“Todos nosotros debemos entender la oscilación de la inflación, que garantiza el retorno del ciclo económico tras una larga década de ausencia, como la posibilidad de un regreso al primer plano de la gestión activa, de la que Carmignac es uno de los mejores abanderados”, subraya Leroux.
El antiguo orden económico mundial en torno a Estados Unidos
En aquel sistema vigente desde 1945, explica Leroux, los estadounidenses proporcionaron una moneda internacional, libremente convertible, justificada y garantizada por el dominio diplomático, militar y económico.
El sistema sobrevivió al fin de la convertibilidad del dólar en oro en 1971. Posteriormente se amplió y reforzó con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la integración de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001.
Tras la caída del Muro, Europa se benefició de la energía rusa barata pagada en euros. China, por su parte, sacó partido de la ampliación de la OMC exportando sus productos a bajo precio a Estados Unidos y al resto del mundo con un tipo de cambio muy ventajoso.
A cambio, señala Leroux, China, al igual que los Estados del Golfo, recicló los dólares de sus excedentes comerciales en compras de bonos del Tesoro estadounidense, lo que permitió a Estados Unidos seguir siendo el consumidor de «último recurso» de la economía mundial, el policía del mundo y el escudo de Europa a través de la OTAN.
Ruptura del sistema tradicional
Pero ahora, según el experto, este orden mundial centrado en Estados Unidos parece estar desmoronándose rápidamente.
En primer lugar, detalla, porque Estados Unidos tomó conciencia de la irrupción de China como un peligroso competidor.
Las medidas proteccionistas adoptadas por los norteamericanos durante el mandato de Donald Trump han reducido el apetito de China de acumular deuda de Estados Unidos. Leroux afirma que China prefiere ahora desarrollar su nueva Ruta de la Seda, que le abre otras oportunidades de comercio y suministro de energía.
En tanto, el miembro del comité de inversión estratégico afirma que, debido al encarecimiento de la energía que provoca, la guerra en Ucrania reduce progresivamente los excedentes de la balanza de pagos de Japón y Europa, que pierden su capacidad de financiar a Estados Unidos mediante la compra de bonos del Tesoro. Y también influyeron las sanciones impuestas a Rusia.
¿Dónde está el refugio?
Para el experto de Carmignac, la ruptura de este equilibrio, que había permitido el desarrollo del comercio mundial y el descenso de la inflación, ha conducido a un repliegue económico que será inflacionista y favorecerá las iniciativas belicosas.
“La previsible pérdida de eficiencia económica, sumada a las consideraciones demográficas y a las nuevas tendencias de la sociedad, también inflacionistas, hacen que se esté ingresando en un nuevo orden económico mundial que justifica una profunda transformación de las estrategias de inversión, lo que ya está en marcha en nuestros fondos diversificados”, sostiene el miembro del comité de inversión estratégico de Carmignac.
Según explica, la renta fija ofrece ahora rentabilidades más acordes con la inflación prevista y con la mayor dificultad de financiación de la deuda pública estadounidense, sus rentabilidades podrán estabilizarse y ayudar a la valoración de la renta variable.
En segundo lugar, señala, es muy posible que se produzcan buenas noticias a corto plazo porque aparecen los primeros indicios destacables de un futuro apaciguamiento en el frente bélico de Ucrania, mientras que se hace patente la perspectiva de que se ponga fin a la política china de “covid cero”, que ha contribuido a una desaceleración muy acusada del crecimiento.
Inflación persistente
El experto aclara que ambas posibilidades tendrán inicialmente consecuencias inflacionistas al aumentar la demanda mundial, pero permitirán que los precios de la energía bajen y que las cadenas de suministro sean más fluidas.
Pero sobre todo, destaca, atenuarán la ralentización de las economías americanas y europeas provocada por el endurecimiento monetario aún en curso y por los precios de la energía.
Según explica, el giro en las expectativas de endurecimiento monetario debería ser un aliado bienvenido para los mercados en los próximos meses. Las acciones de las empresas que más han sufrido a causa de sus elevadas valoraciones podrían tomarse un respiro, lo que Leroux considera que debería aprovecharse para aumentar el arbitraje en favor de las empresas infravaloradas pertenecientes a la “vieja economía”.
Bajo su influencia, los mercados de renta variable deberían proseguir la recuperación táctica observada en las últimas semanas. Sin embargo, esta vuelta al optimismo no significará el regreso a un régimen de inflación permanentemente baja.
El experto destaca que, en un entorno así, ser uno de los primeros en identificar correctamente el próximo repunte de la inflación podría ser crucial para posicionar las carteras de la forma más eficaz posible en los mercados de renta variable, renta fija y divisas.
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