Un completo análisis sobre el escenario económico actual y futuro se realizó la semana pasada en la mesa redonda virtual de perspectivas para el segundo semestre, evento que estuvo organizado por la gestora de fondos Carmignac.
Raphaël Gallardo, Chief Economist de Carmignac, y Kevin Thozet, Portfolio Advisor, Member of the Investment Committee, entregaron sus visiones sobre la segunda mitad de 2022, seis meses que estarán caracterizados por la ralentización del crecimiento que coincide con una inflación rígida que justifica un mayor endurecimiento de la política monetaria.
Los desafíos del BCE y la Fed
Ambos bancos centrales tienen el objetivo de la estabilidad financiera, pero según Raphaël Gallardo para el BCE este tema es más agudo, ya que para la Fed el problema es la estabilidad financiera mientras que para el BCE es el dominio fiscal. Es decir, debe afrontar el riesgo de dominación fiscal y cuidar la sostenibilidad de la deuda pública.
De acuerdo al análisis de Carmignac, si los tipos marginales de la nueva deuda emitida por Italia son superiores al 3,8%, hay un 50% de probabilidades de que el ratio de deuda italiana en 2030 sea superior al actual (que es del 155% del PIB). “Es una zona peligrosa, una situación en la que Italia tiene que hacer algún ajuste fiscal en el entorno político y eso va a ser muy difícil”, alerta Raphaël Gallardo.
En cuanto a la política monetaria del resto de los bancos centrales del mundo desarrollado, el experto indica que los bancos están obligados a endurecer su política monetaria -en el contexto de una desaceleración mundial- con el fin de obligar a la demanda a ajustarse a las perturbaciones negativas duraderas de la oferta en el espacio de las materias primas y “purgar el exceso de estímulo que heredamos de los programas fiscales demasiado generosos durante los años del COVID”, explica.
¿Y qué pasará con los tipos de interés a corto plazo? El economista cree que están anclados al menos en lo que se considera territorio neutral para la mayoría de los bancos centrales, por lo que no deberían bajar más que eso hasta que los bancos se pongan al día con ese nivel. Es decir, que los tipos de interés a corto plazo alcanzarán su punto álgido cuando la actitud agresiva de los bancos centrales choque con el riesgo de estabilidad financiera.
En ese sentido, señala que, en el caso de Europa, si es que no se encuentra una solución duradera al problema italiano “el BCE tendrá que volverse menos hawkish. Mientras que, en el caso de la Fed, el problema vendrá de la deuda del sector privado estadounidense que es el sector más opaco”, dice.
Por otro lado, Raphaël Gallardo confirma que efectivamente va a haber una recesión, pero cuán profunda será y cuánto tiempo durará es algo muy difícil de decir. “Creo que el límite para el endurecimiento de la política monetaria del banco central será el problema del crédito. Mientras el sistema de crédito no se vea afectado y el flujo de crédito dentro de la economía siga moviéndose, a la Fed no le importa si el Bitcoin se hunde o si el mercado de valores cae un 30%”, aclara.
Según la visión del economista, la Fed estuvo demasiado atrasada y el mercado no lo estaba integrando, por lo que ahora el mercado se está moviendo para valorar una recesión. “Pero aún no estamos ahí. La caída media de los mercados de valores en una recesión es más del 40% – 45%. Así es que el mercado no está valorando completamente una recesión, pero creo que debería hacerlo”, indica.
Con todo, concluye que habrá una recesión de beneficios en EE.UU. y Europa, independientemente de la evolución de la economía y del PIB, una recesión que podría llegar en 2023.
Asimismo, advierte que la deflación se transformará en estanflación a principios de 2023, y antes en el caso de Europa “si se produce un embargo de gas ruso o si tenemos otra ola de descontento social en Europa”, repara.
China: el aterrizaje no será tan brusco
China se salvará de un aterrizaje forzoso gracias a otro paquete de infraestructuras en la segunda mitad de este año -el gobierno chino ya ha inyectado en términos fiscales el 4% del PIB- lo que, de acuerdo con el experto, es suficiente para tener un rebote en el tercer y cuarto trimestre, aunque esto no ayudará mucho al resto del mundo.
De acuerdo con el economista, el rebote chino será mediocre debido a la escasa confianza en el sector privado y a la ralentización de las exportaciones. El gobierno debería poder relajar la política de cero Covid en 2023 tras el aumento de la tasa de vacunación, pero seguirá siendo necesario un rescate o reducción del sector inmobiliario para restablecer la confianza de los consumidores y la disposición de los bancos a conceder préstamos.
“Los hogares ya no crecen, porque el mercado de la vivienda está muerto. Al igual que los pedidos de exportación del PMI, que están en territorio de contracción. No vemos una recuperación y aunque se afloje el acceso a las hipotecas para los hogares, éstos no saben qué promotor es solvente y quién no”, detalla Raphaël Gallardo.
Con todo, detalla que China está siendo más previsora porque no tiene un problema de inflación y está intentando asegurarse de que no se aleje demasiado del objetivo de crecimiento del 5,5%.
Un posicionamiento prudente
Entre la espada y la pared, así califica Kevin Thozet a la situación actual en cuánto a la estrategia de inversión. Y es que los tiempos traicioneros recomiendan un posicionamiento prudente.
Es decir, bajo nivel de riesgo tanto en los mercados de renta variable como de renta fija y en este contexto, puede decirse que los gestores activos recuperan la brújula. En otras palabras, están decidiendo apostar por la simplicidad. “La simplicidad no es necesariamente una mala noticia. Significa que, para poder navegar en estos tiempos, la dependencia de la gestión activa será en realidad mucho más importante de lo que puede haber sido en el pasado”, señala el experto.
Y es que mientras la inflación máxima no quede atrás, será muy difícil para los mercados financieros y para los activos de riesgo encontrar alguna forma de flujo. “Así es que existe esta necesidad de abordar los frentes de la inflación antes de que podamos ver algo más de riesgo en las carteras de energía”, reconoce.
En la renta variable, específicamente, la subida de los tipos pesa sobre las valoraciones, pero la desaceleración del crecimiento económico pesa sobre la trayectoria de los beneficios.
En cambio, sobre la renta fija, Kevin Thozet sostiene que los banqueros centrales buscan una política monetaria más estricta y no una dislocación de los mercados de renta fija. La incertidumbre relacionada con el ancla libre de riesgo ha provocado una severa acción de precios en los mercados de crédito.
En cuanto a las divisas, indica que mantienen un 40% de exposición al dólar, una exposición bastante equilibrada pero que depende mucho de lo que pueda pasar con el embargo de Rusia.