La decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea ha comenzado a repercutir en todo el mundo. El primer ministro David Cameron anunció que renunciará en octubre, en torno a la fecha de celebración de la próxima conferencia anual del Partido Conservador. Sólo después de que un nuevo primer ministro haya cogido las riendas del país, Reino Unido podrá activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa y comenzar el proceso de dos años para negociar su salida de la EU.
Desde una perspectiva de crédito, las agencias de rating ya han anunciado que la calificación de crédito soberano de Reino Unido será degradada como resultado de la decisión de abandonar la Unión Europea. Standard and Poor’s ha dicho que el nivel crediticio de triple A ‘ya no es sostenible bajo estas circunstancias’ y Moody’s definió el Brexit como un evento de crédito negativo para Reino Unido y para otros emisores del país, citando un prolongado período de incertidumbre política que probablemente haga mella en los flujos de inversión y la confianza. En términos absolutos, la rentabilidad de la deuda de Reino Unido podría caer a corto plazo, pero los diferenciales podrían ampliarse.
Los bancos centrales han dejado claro que están preparados para proporcionar liquidez a las instituciones financieras -y en algunos casos intervenir en los mercados de divisas- en un mercado volátil. Se espera que los bancos centrales trabajen juntos para rebajar la volatilidad. Es cada vez más probable que el Banco de Inglaterra decida en julio recortar los tipos de interés, mientras que, como resultado del referéndum, es poco probable que la Reserva Federal de Estados Unidos suba los tipos a corto plazo en lo que resta de año.
Los mercados de divisas se han llevado la peor parte de la volatilidad estos días. La libra llegó a tocar mínimos de 30 años frente al dólar antes de estabilizarse. Las bolsas se vieron muy afectadas en la apertura del viernes –cuando el índice FTSE 100 perdió casi un 9%-, pero esas pérdidas se han moderado significativamente. Los movimientos han sido relativamente sensible y los sectores de mayor riesgo a corto plazo, esto es los servicios financieros y los negocios más cíclicos, se han llevado la peor parte. La deuda británica a 10 años, los gilts- cayeron a un mínimo histórico de 1% antes de estabilizarse alrededor de 1,10% al cierre del viernes.
Este tipo de entorno puede crear oportunidades para los inversores. Mantenemos un enfoque a largo plazo, y estamos siendo muy cuidadosos con no confundir la economía y la política local con los mercados. Invertimos en empresas internacionales y mundiales, y los precios de las acciones actúan como un mecanismo de descuento. Algunos de los efectos de la votación Brexit ya se pueden ver reflejados en los precios. En este contexto más volátil, pueden surgir ineficiencias a largo plazo. Hay grandes empresas que se han visto muy afectadas a corto plazo, y hay otras en las que los riesgos se han incrementado sustancialmente. Este es el tipo de ambiente en el que se espera que los managers activos a largo plazo consigan añadir valor a su cartera. Después de todo, en enfoques a largo plazo, la volatilidad debería ser nuestro mejor amigo.
En renta fija, seguimos buscando oportunidades donde las valoraciones han dislocado. Estamos repasando nuestros nombres y exposiciones sectoriales para decidir dónde queremos añadir o reducir el riesgo. No estamos corriendo porque somos plenamente conscientes de los desafíos en torno a la liquidez a corto plazo. Estamos en gran medida adoptando un enfoque de esperar y ver qué pasa, a la espera de la mejora de la liquidez. Ya hemos identificado créditos y sectores específicos, por lo que podemos actuar con rapidez cuando el ambiente sea propicio para el ajuste de las carteras de forma apropiada.
En resumen, parece que la decisión del Reino Unido de salir de la UE podría ser el comienzo de un proceso largo y prolongado en el que la ciudadanía exprese de forma cada vez más impactante la insatisfacción por los efectos de tres décadas de globalización. Vale la pena ver si la tendencia se acelera y qué efectos duraderos podrían tener en las empresas de todo el mundo las fuerzas políticas que recojan este descontento. Las condiciones geopolíticas están siempre cambiando, pero las grandes empresas siempre parecen encontrar una manera de adaptarse y prosperar en el tiempo. Sospechamos que esta vez también serán capaces de resistir la tormenta.
Pilar Gómez-Bravo es portfolio manager de renta fija y Ben Kottler es portfolio manager de renta variable institucional de MFS Investment Management.