Los mercados de renta variable parecen encarar el segundo semestre con fuerza y con unas perspectivas aún más favorables. Aunque los riesgos de caída siempre están presentes, la solidez del consumo y de los beneficios empresariales respalda el optimismo de los inversores en el ecuador de 2024.
En un entorno de inflación persistente, la economía estadounidense parece encontrarse en plena forma. El mercado laboral, el consumo y los fundamentales de las compañías mantienen su solidez. Según los analistas de Wall Street, los beneficios de las empresas que conforman el índice S&P 500 podrían crecer más del 10% este año, con una aceleración aún mayor en 2025.
En Europa, se prevé un crecimiento de los beneficios empresariales notablemente inferior, aunque aún en territorio positivo. En los mercados emergentes, los economistas anticipan un fuerte repunte de los beneficios tras la caída registrada en 2023. Incluso en China, que se ha visto especialmente afectada por la ralentización de su economía, se empiezan a ver indicios de un cambio de tendencia en algunos sectores.
Pensamos que el crecimiento económico va a mantener su solidez en los próximos meses y a lo largo de 2025, lo que podría dar lugar a un entorno de mayor crecimiento de los beneficios empresariales en los distintos sectores. Dicho entorno llevaría, a su vez, a un repunte generalizado de los mercados, ya que el crecimiento de los beneficios es uno de los principales factores impulsores de rentabilidad.
Además, las valoraciones del mercado de renta variable no parecen excesivamente elevadas. A fecha de 30 de abril de 2024, los ratios precio-beneficio de la mayoría de los mercados se encontraban próximos a sus medias a 10 años, o ligeramente por encima.
No cabe duda de que existen riesgos para los mercados y los inversores. La inflación tiende a la baja, pero se mantiene en un nivel bastante elevado. No está claro en qué momento va a iniciar los recortes de tipos de interés la Reserva Federal. Se han intensificado las tensiones entre Estados Unidos y China, y la guerra continúa en Ucrania y en Oriente Próximo. Las caídas del mercado son inevitables, pero los mercados han tendido al alza a largo plazo, alcanzando múltiples máximos históricos a lo largo de un ciclo. A continuación, analizamos tres temáticas de inversión que nos resultan especialmente interesantes.
1) Las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial van más allá de la tecnología
Con su potencial ilimitado para transformar distintos sectores, así como nuestra forma de trabajar, la inteligencia artificial (IA) ofrece atractivas oportunidades de inversión, lo que ha provocado un gran entusiasmo por las compañías tecnológicas que están siendo las pioneras en este ámbito.
Para los inversores, será fundamental identificar cuáles son las empresas que podrían beneficiarse de esta tendencia, para lo que es necesario entender las cuatro capas de tecnología que permiten el funcionamiento de la IA. Las compañías compiten por posicionarse en cada una de las capas: semiconductores, infraestructuras, aplicaciones y modelos de IA.
Alphabet, Meta y Microsoft han invertido decenas de miles de millones de dólares para dominar varias de estas capas. Así, han realizado fuertes inversiones en el desarrollo de modelos, la construcción de infraestructura de nube y el desarrollo de chips avanzados. Aunque estas compañías están gastando dinero en sus propios procesadores, los principales fabricantes de chips, como NVIDIA, Broadcom y Micron, son los que dominan actualmente la cuota de mercado.
Es cierto que la IA ofrece oportunidades apasionantes y que es probable que tenga un gran impacto en nuestra forma de vivir y trabajar. Pero estamos ante un ciclo de producto, que estará sujeto a las mismas leyes de la economía y a las mismas emociones de los inversores que hemos visto en otros ciclos. Asistimos a patrones similares a finales de la década de 1990 con la expansión y el estallido de la burbuja tecnológica y de las telecomunicaciones. Aunque creemos que no estamos ante una burbuja, sí que es bastante probable que algunas de estas compañías sufran un retroceso.
Las oportunidades que ofrece la IA van mucho más allá de las compañías tecnológicas. Por ejemplo, la necesidad de una construcción masiva de centros de datos está impulsando la demanda de los equipos de construcción e ingeniería de Caterpillar. Estos centros de datos de IA exigen enormes cantidades de electricidad, por lo que dicha construcción también impulsará la demanda de una amplia gama de fuentes de energía. Algunas de las grandes tecnológicas se han comprometido al alcanzar el objetivo de cero emisiones netas, lo que podría aumentar el uso de energía nuclear.
2) Hay muchas oportunidades fuera de Estados Unidos
El mercado se está expandiendo más allá de las “siete magníficas” (Microsoft, Apple, Alphabet, Amazon, NVIDIA, Meta y Tesla). Los distintos sectores están registrando una revalorización generalizada, o aumento de las cotizaciones, que además se está extendiendo por los mercados de renta variable global. Por ejemplo, las siete compañías que más contribuyeron en 2023 a la rentabilidad del índice MSCI EAFE, un indicador de los mercados desarrollados de Europa y Asia, han superado al grupo estadounidense desde principios de 2022, con una subida superior al 40%. Tiene sentido pensar a escala mundial a la hora de identificar compañías con posiciones de mercado dominantes y una sólida demanda potencial de sus productos.
El fabricante neerlandés de equipos de semiconductores ASML, por ejemplo, está tratando de aprovechar la creciente demanda mundial de semiconductores que se necesitan para la construcción de las infraestructuras de nube y de IA. El gigante farmacéutico AstraZeneca ha realizado grandes inversiones en investigación y desarrollo, lo que ha generado una amplia gama de terapias contra el cáncer y las enfermedades raras en fase avanzada de desarrollo. El fabricante aeroespacial Airbus y el fabricante de motores de aviones Safran tratan de aprovechar la creciente demanda mundial de transporte aéreo.
3) Las grandes tecnológicas están redefiniendo el panorama de los dividendos
Durante mucho tiempo, los dividendos se han relacionado con sectores tradicionales con perspectivas de ralentización del crecimiento, pero ahora parecen estar ganando adeptos entre las grandes tecnológicas. Meta, Alphabet y Salesforce iniciaron repartos de dividendos en el primer semestre de 2024, en lo que parece marcar un cambio de tendencia.
Los dividendos de Meta y Alphabet pueden percibirse como una señal de disciplina de capital entre los líderes tecnológicos y como un compromiso con los accionistas. Las compañías tecnológicas representaron el 14,1% de los dividendos totales que repartieron las empresas del índice S&P 500 en 2023, lo que convierte al tecnológico en el segundo sector por volumen de dividendos en términos de dólar.
Aunque la rentabilidad por dividendo de muchas compañías tecnológicas no es demasiado elevada, su importe en dólares es enorme. Además, pensamos que en 2024 y 2025 podría mantenerse el sólido crecimiento de los beneficios empresariales. El potencial de crecimiento económico debería favorecer el crecimiento de los beneficios empresariales entre las compañías que reparten dividendos, lo que podría crear oportunidades de generación de rentas para las estrategias de dividendos, así como permitirles participar en mayor medida de la revalorización de los mercados.
Las compañías de los sectores tecnológico, aeroespacial y energético han iniciado o aumentado sus repartos de dividendos, lo que podría favorecer a los inversores que persiguen la generación de rentas. Los fabricantes de semiconductores Broadcom y Texas Instruments, así como General Electric, que fabrica y suministra motores a reacción, han ido aumentando sus dividendos desde finales de 2023.
Tribuna de Chris Buchbinder, gestor de Capital Group, Martin Jacobs, analista de inversión, y Gerald Du Manoir, gestor de carteras.