Las olas de calor no van a ser la única razón que va a impulsar la demanda de electricidad. Ciertas megatendencias, como el auge de la inteligencia artificial (IA) y sus necesidades de consumo de energía han impulsado el potencial de beneficios de las compañías de suministros públicos. Por otro lado, las compañías de redes eléctricas son los gigantes silenciosos de la transición energética. Hemos llegado a un punto crucial en el que las compañías tendrán que invertir más en la red eléctrica estadounidense, que vería así aumentado su potencial de beneficios y dividendos.
- La red eléctrica se ha quedado anticuada y tendrá que ser renovada
La mayor parte de la red eléctrica estadounidense se remonta a las décadas de 1950 y 1960, así que ya es hora de actualizar el sistema. Se produce mucha electricidad a partir del gas natural y el carbón, y muchas de estas fuentes se retirarán o sustituirán en los próximos 20 a 30 años.
Los incendios forestales y las inundaciones también están poniendo a prueba el sistema. Pacific Gas & Electric y Southern California Edison se han visto obligadas a reforzar sus redes frente a las posibles catástrofes naturales y han tenido que buscar fuentes de energía limpia para cumplir la normativa en materia de emisiones.
Será necesario aumentar el gasto de capital aun cuando no se produzca el incremento previsto de la demanda de energía. Prevemos que dicha demanda aumentará un 3,5% anual durante los próximos diez años desde el nivel actual de aproximadamente un 1,0%. Este incremento del gasto trae consigo un crecimiento potencial de los beneficios, ya que las entidades de regulación permiten a las compañías recuperar su inversión mediante el aumento de sus tarifas.
Además, pese al debate actual sobre los combustibles fósiles frente a la energía eólica y otras formas de energía renovable, la transición hacia un entorno de energías renovables ya se ha puesto en marcha. La Ley para la Reducción de la Inflación de 2022 incluye importantes incentivos para la adopción de energías limpias y ha beneficiado ya a numerosos estados de distinto perfil político. Algunas partes de la ley podrían cambiar con un nuevo gobierno, pero las empresas no van a dejar de invertir en renovables.
- Las compañías de suministros públicos impulsan el auge de la IA
No es ningún secreto que la IA consume mucha electricidad. Según un estudio realizado en julio de 2024 por Allen Institute, una consulta a ChatGPT consume la misma cantidad de energía que mantener una bombilla encendida durante veinte minutos.
Las compañías tecnológicas se están haciendo cargo de sus propias necesidades energéticas. Amazon ha comprado a Talen Energy un campus de centros de datos de 960 megavatios por 650 millones de dólares, con la intención de comprar energía de la planta vecina de energía nuclear de Talen. La cotización de las compañías con exposición a la energía nuclear se ha disparado. La de la compañía Constellation Energy ha aumentado casi un 50% desde principios de año (a 24 de julio), frente a la subida registrada por el índice S&P 500, que se ha situado en torno al 14%.
Como anticipo de lo que está por venir, Dominion Energy está construyendo un parque eólico marino de entre 10.300 y 11.300 millones de dólares con el fin de satisfacer la demanda existente y cumplir la normativa en materia de emisiones. Según la agencia de calificación Standard & Poor’s, la compañía suministra actualmente electricidad a la mayoría de los centros de datos de Estados Unidos, situados principalmente en el norte de Virginia, zona a la que se conoce como «el callejón de los centros de datos». California ocupa el segundo lugar, y hay planes para construir nuevas instalaciones en otros mercados en el sudeste del país, Texas, Ohio y Arizona.
Creemos que las entidades de regulación incentivarán a las compañías para que construyan nuevas instalaciones, ya que el aumento de los centros de datos podría afectar al suministro eléctrico en todo el país. Ya ha surgido cierta preocupación por la fiabilidad potencial de la red, ya que las infraestructuras críticas se utilizan más a menudo cuando la demanda de electricidad alcanza su nivel máximo.
La construcción de nuevas instalaciones no está exenta de riesgos. Por ejemplo, ¿qué ocurre si la demanda es insuficiente? En este sentido, la feroz competencia por la electricidad ha dado a las compañías de suministros públicos poder de negociación a la hora de construir nuevos centros de datos. Este poder de negociación incluye pagos por adelantado e incluso reembolsos por parte de las compañías tecnológicas si los proyectos no salen según lo previsto.
- Fabricación nacional: la relocalización impulsa la demanda de energía
Las compañías se han embarcado en procesos de relocalización y han trasladado su producción a Estados Unidos, después de que la pandemia y los conflictos geopolíticos provocaran importantes interrupciones en las cadenas de suministro.
Esta tendencia ha llegado para quedarse, en parte porque proporciona empleos de calidad, lo que tiene un impacto positivo en la economía nacional. Además, mientras algunas tendencias, como la transición energética, podrían ralentizarse en un contexto de gobierno republicano, la relocalización está presente en ambos partidos.
Esta ola de relocalización afecta a sectores con fuertes necesidades energéticas, como los semiconductores, las compañías farmacéuticas o el sector automovilístico. En el sector de los semiconductores, Intel tiene previsto instalar su fundición en Estados Unidos con fondos procedentes de la ley CHIPS and Science (la palabra CHIPS es el acrónimo de Creating Helpful Incentives to Produce Semiconductors).
Las compañías están adoptando una postura más estratégica y planteándose la posibilidad de que se produzcan cierres de fábricas, escasez de mano de obra y otros factores de riesgo. La mayoría de las empresas están creando múltiples cadenas de suministro, y parece haber un deseo generalizado de evitar la fabricación en países con aranceles a la importación, como China.
A todo ello podemos añadir la reputación que se ha ganado el sector como alternativa a la renta fija, gracias a su capacidad para generar rentas y ofrecer estabilidad en periodos de volatilidad de la renta variable. Las compañías de suministros públicos han ofrecido tradicionalmente a los inversores un nivel estable de rentas. Las empresas del sector incluidas en el índice S&P 500 han generado una rentabilidad histórica por dividendo de entre el 3% y el 5%. Y los inversores suelen recurrir a estas compañías en periodos de debilidad de la economía, ya que tienden a resistir mejor que el índice S&P 500.
Tribuna de Caroline Randall y Taylor Hinshaw, gestores de renta variable de Capital Group, y de Andre Meade, analista de inversión en renta variable de Capital Group.