El año no ha empezado bien para la deuda corporativa de grado de inversión, que ha registrado una rentabilidad del -16,1% desde principios de año. La inflación ha aumentado hasta alcanzar los niveles más altos de las últimas décadas en los mercados desarrollados, y los principales bancos centrales han tratado de controlarla de formas cada vez más agresivas, eliminando de manera gradual sus medidas de estímulo y subiendo los tipos de interés. Todo ello ha provocado una venta masiva en los títulos de deuda que son sensibles a los tipos de interés, como la deuda corporativa de grado de inversión. El conflicto entre Rusia y Ucrania también ha contribuido a la acusada volatilidad que ha registrado el entorno macroeconómico.
Sin embargo, y como resultado de esta drástica revaluación, podría decirse que la puerta de entrada de los inversores a la deuda corporativa de grado de inversión resulta ahora mucho más atractiva.
El mayor atractivo de las valoraciones podría ofrecer un buen punto de entrada a los inversores
En términos generales, las compañías están en una buena situación desde el punto de vista de los fundamentales. Sus ingresos y sus márgenes de beneficios siguen siendo favorables, a pesar del aumento de la inflación y de la ralentización del crecimiento económico.
Los rendimientos han alcanzado niveles que no veíamos desde hace más de diez años, aunque dichos niveles se deben fundamentalmente a la subida de los tipos de interés, y no a los diferenciales, que representan la percepción del riesgo de crédito de los bonos. Con estos niveles más elevados de rendimiento, los inversores tienen potencial para generar un mayor nivel de rentas de los bonos en el futuro. Este nivel más elevado de rentas también puede ofrecer un mayor colchón para la rentabilidad total a lo largo del tiempo, aunque se mantenga la volatilidad de los precios.
Por otro lado, a lo largo de un periodo más largo, el rendimiento de un bono se ha convertido en un buen indicador de la rentabilidad total que podría alcanzarse. Así, según las cifras actuales de rendimiento, la historia apunta a un aumento de la rentabilidad total en los próximos años.
El siguiente gráfico muestra la rentabilidad media a 2 y 5 años (porcentaje anual) que se ha registrado con un rendimiento de partida a 15 de junio de 2022. La rentabilidad total de un bono es una función de las fluctuaciones de precios y los intereses pagados. Cuanto mayor sea el rendimiento de partida de un bono, mayor protección frente a la subida de tipos de interés. Sin embargo, el proceso podría resultar un poco accidentado.
Históricamente, un rendimiento de partida elevado ha impulsado la rentabilidad
No obstante, el actual entorno macroeconómico sigue siendo muy volátil, por lo que continúa siendo necesario mantener un enfoque prudente y ligeramente defensivo. La cuidadosa selección de compañías y sectores sigue siendo crucial.