Tribuna de opinión de Noriko Chen, gestora de renta variable de Capital Group, y Victor Kohn, analista de inversión en renta variable de Capital Group.
En julio, el mercado de renta variable de China experimentó una de sus peores caídas mensuales en una década sujeta a una presión normativa cada vez mayor. Este drástico descenso ha suscitado preocupaciones en torno a los riesgos y las perspectivas de inversión en acciones chinas.
El último suceso desencadenante fue una actualización de la política que establecía nuevas restricciones sobre el sector de las clases particulares de China. En los últimos meses, los legisladores de China también han impuesto multas por infracciones de la normativa antimonopolio, que desautoriza las actividades de fusiones y adquisiciones de las firmas tecnológicas, y se centra en la ciberseguridad. En septiembre, también entrará en vigor una ley sobre seguridad recientemente aprobada.
¿Qué hacer ante el reciente aumento de la normativa, en concreto en los sectores educativo y tecnológico?
Si abordamos esta cuestión desde un contexto socioeconómico global, puede decirse que el Gobierno de China busca una estabilidad social y económica. Todo aquello que esté relacionado con las vidas de las personas debe resultar rentable, ya sea en el ámbito educativo, sanitario o inmobiliario. Todo lo que no vaya en consonancia con estos esfuerzos es muy probable que esté sujeto a estrictas normas. Otro de los principales objetivos de China es la seguridad nacional, lo que requiere el control de la información y una autosuficiencia tecnológica ampliamente desarrollada.
China quiere hacer todo lo posible por desarrollar y fortalecer las capacidades de su economía interna. Esto es algo que ya se expresó anteriormente en su estrategia de doble circulación, pero adquirió mayor urgencia después de que Estados Unidos vetase al gigante de las telecomunicaciones Huawei y presionase a otros países para que hicieran lo mismo. Seguimos en el convencimiento de que la intención de los funcionarios del Partido Comunista es respaldar a las compañías nacionales para que desarrollen capacidades superiores que puedan competir con las de otras compañías internacionales en sectores como el de la tecnología y la sanidad. A su vez, pretenden asegurarse de que las compañías cumplen las directrices gubernamentales cuando y dondequiera que existan problemas delicados, como el de la confidencialidad de la información.
Beijing demanda mayor control, pero eso no significa necesariamente que el Gobierno pretenda sancionar a las compañías que ingresen grandes cantidades de dinero ni recortar drásticamente la rentabilidad de algunas de las compañías con más éxito del país.
Analicemos algunas de las áreas en las que se centra la normativa. ¿Qué sucede con las plataformas de Internet?
El propósito principal de los operadores de las plataformas de Internet es frenar el poder y el comportamiento monopolístico y oligopólico, como sucede con el requisito impuesto a los comercios de firmar contratos de exclusividad, y limitar las prácticas de marketing predatorias. En nuestra opinión, el objetivo de esta normativa es fomentar una mayor competitividad y crear un entorno donde los pequeños negocios puedan prosperar y los consumidores paguen precios más bajos por esos productos concretos, tanto entre el comercio y el consumidor como entre comercios.
Esto puede conllevar la necesidad de que las compañías dominantes en Internet tengan que abrir sus plataformas de Internet móviles a los competidores. También hemos sido testigos de un control mucho más exhaustivo de las posibles adquisiciones. A largo plazo, el aumento de la competitividad puede suponer una evolución positiva, pero, a corto plazo, se ha traducido en una mayor volatilidad de las ganancias.
En materia de información, el Gobierno lleva centrándose en los requisitos de ciberseguridad y privacidad de los datos desde 2017, año en que entró en vigor la ley sobre ciberseguridad. Desde entonces, China ha implementado leyes y redactado proyectos de ley adicionales cada vez más estrictos en numerosos ámbitos, desde normas nacionales que exigen la localización de la infraestructura en la nube en China hasta normas destinadas a aumentar la seguridad y la protección de la información personal en aquellos casos en que la información ha de almacenarse dentro de China.
Para las compañías, esto podría conllevar reformas similares a las aplicadas recientemente en la Unión Europea en cuanto a la obtención y el uso de los datos personales, y sobre las ubicaciones de almacenamiento permitidas para esos datos. Esto podría dar lugar a un número mucho mayor de compañías con una infraestructura localizada, una distribución de la información a nivel interno (es decir, aplicar límites a la información para que solo puedan utilizarla ciertas personas o para un fin específico) e incluso a la preferencia por las compañías chinas a la hora de cotizar en la bolsa de valores nacional.
¿Y qué ocurre con la educación online? El negocio de las clases particulares extraescolares se ha cerrado en gran medida. ¿Qué otras áreas son vulnerables?
El órgano administrativo superior de China, el Consejo de Estado, ordenó que las empresas que impartiesen programas de enseñanza en el sector de las clases particulares extraescolares, cuyo valor asciende a 100 mil millones de USD, se convirtiesen en entidades sin ánimo de lucro y les prohibió el acceso a ofertas públicas iniciales o aceptar capital extranjero.
Se llegó a la conclusión de que estas compañías educativas con fines de lucro repercutían negativamente en la brecha económica, dado que las escuelas públicas estaban perdiendo docentes de gran calidad frente al sector de las clases particulares, donde los salarios eran más altos y, por tanto, se consideró que perjudicaban a las familias de ingresos medios y bajos. Además, las clases particulares extraescolares prolongaban excesivamente la jornada escolar.
No cabe duda de que lo que sucedió en el sector de la educación online podría extenderse a otros sectores, como el de los videojuegos y los servicios de streaming, donde existe una presión manifiesta para que se adopten más normas. Actualmente, existen restricciones para reducir el tiempo que dedican estudiantes y adultos jóvenes a los videojuegos y el streaming online. Para las compañías del sector privado, esto puede afectar al promedio de ingresos por usuario, reducir la rentabilidad e incrementar los costes de cumplimiento.
El mercado inmobiliario es otro de los sectores objeto de estos cambios normativos. ¿Cómo le ha afectado?
Los promotores inmobiliarios siguen haciendo frente al aumento de las normativas como consecuencia de las acciones del Gobierno para reducir el riesgo y la deuda excesivos en el sistema financiero del país. El Gobierno está centrado en el crecimiento económico futuro y unos precios inmobiliarios excesivamente altos afectan a la asequibilidad de las viviendas. Esto podría implicar que muchas familias tengan menos, en lugar de más hijos, ahora que el Gobierno ha suprimido su política de hijo único ante el acusado envejecimiento de la población.
De cara al futuro, podrían aplicarse restricciones de precios en determinadas áreas o ciudades. Los promotores también podrían verse sujetos a ciertos requisitos financieros a la hora de adquirir más terrenos o desarrollar proyectos. Si esto sucediese, podría verse socavada la rentabilidad sobre el capital invertido a largo plazo de una compañía y, por tanto, afectar a sus valoraciones. En consecuencia, se produciría una transformación de los promotores inmobiliarios chinos en servicios cuasi públicos con controles y normativas sobre su rentabilidad.
¿Se prevé un aumento de la normativa?
Prevemos más acciones normativas y podrían implementarse directrices adicionales en sectores como el de la financiación al consumo, los videojuegos y las aplicaciones móviles.
En algunos ámbitos, como la ciberseguridad y el comercio digital, la regulación actual y la aplicación más estricta de la normativa avanzan en paralelo a los esfuerzos de los responsables políticos estadounidenses y europeos para regular la economía digital y proteger a los consumidores.
Como resultado, es posible que sigamos observando un aumento de la volatilidad en los mercados de renta variable de China a corto plazo, lo que puede suprimir las valoraciones y elevar las primas de riesgo. La difícil situación actual resalta la necesidad de analizar a fondo cada compañía a la hora de invertir en China.