En 1965, el futuro Premio Nobel, Gary Becker, teorizó esta noción de capital humano como «la suma de la capacidad productiva que un individuo adquiere por acumulación de conocimientos generales o específicos y de know-how». Así, desde el principio, el capital humano y la capacidad productiva están asociados. Por lo tanto, se plantea con razón la cuestión del impacto de este capital en los resultados de una empresa o de un país.
Lo que era un concepto experimental en 1965 se ha convertido en una preocupación importante. Las economías modernas se centran más en la innovación, la calidad y la creatividad. Por tanto, es el capital humano el que se está convirtiendo en un factor clave de éxito, más que el capital físico. El irresistible crecimiento de la economía del conocimiento seguirá apoyando y ampliando esta tendencia estructural. Lo mismo ocurre a nivel microeconómico, ya que la digitalización de los servicios y las empresas exige una adaptación continua de este capital.
La formación a lo largo de la vida
El desarrollo del capital humano es esencial para la sostenibilidad de una empresa y de una economía y, al mismo tiempo, evitará el declive natural del nivel de conocimientos y competencias, y permitirá así el crecimiento a largo plazo. Por lo tanto, es necesario superar el marco de la educación inicial únicamente y abordar la necesidad de formación continua a lo largo de la vida. Por eso, particularmente, se ha producido un fuerte aumento del gasto en formación en el lugar de trabajo en la última década. Según el proveedor de datos Statista, el gasto pasó de 244.000 millones de dólares en 2009 a 370.000 millones en 2019, lo que supone un aumento de más del 50%.
Los buenos estudiantes destacan
Una empresa que invierte en las habilidades y aptitudes de sus empleados y en sus condiciones de trabajo se beneficia de fuertes externalidades positivas. La formación continua ayuda a combatir la obsolescencia del capital humano, a mejorar los conocimientos técnicos, a facilitar la adaptación y, en definitiva, a generar ganancias de productividad.
Invertir en el capital humano también significa invertir en la mejora de las condiciones de trabajo y, en general, en el bienestar de los empleados. La satisfacción de los empleados es un poderoso motor de rentabilidad para la empresa: motivación, compromiso, sentido de pertenencia, etc. Un estudio de la Universidad inglesa de Warwick demostró que el bienestar empresarial aumenta la productividad en un 12%.
Por último, de la atención que se preste a sus empleados dependerá la capacidad de la empresa para atraer y retener el talento y, por tanto, mantener y desarrollar su capital humano. Así se crea un círculo virtuoso: desarrollo de los empleados, estabilidad de los equipos, aumento del rendimiento operativo que permite la financiación de los programas internos. Este círculo virtuoso, lo vemos empíricamente. Las empresas que destacan por un esfuerzo sostenible de formación de sus empleados tienden a superar a sus competidores. Este es el caso de empresas como Hermès o Accenture. Estas empresas han construido su éxito sobre la base de la excelencia de los servicios que venden, ya sean servicios o bienes físicos. Esta cultura de la excelencia es el resultado de una política de desarrollo continuo de su capital humano, lo que las diferencia claramente de sus pares.
El capital humano para apoyar la rentabilidad
Esta superioridad operativa contribuye naturalmente a los resultados financieros de las empresas. Muchas investigaciones académicas muestran la correlación entre las prácticas de gestión del capital humano y la rentabilidad financiera. El estudio de Watson Wyatt muestra una rentabilidad media del +10% anual para las empresas con mejores prácticas de RRHH, frente al +7% de la cohorte media. Otro estudio autorizado en el sector fue realizado por el profesor de finanzas de la London Business School, Alex Edmans, a lo largo de un periodo de 25 años y ajustado por los sesgos de tamaño y sector. Sus conclusiones son sorprendentes: el alfa medio de las empresas que destacan positivamente en la gestión de sus recursos humanos es del +3,5% anual. Estos estudios validan la relación causal entre la calidad de las prácticas de RRHH y los resultados financieros de las empresas a largo plazo.