Solo unas semanas después de la brusca paralización de la segunda economía del mundo, el motor chino comienza a ponerse en marcha lentamente. Su Gobierno se ha mostrado bastante optimista ante la posibilidad de una rápida recuperación económica, aun cuando algunas de las principales economías del mundo han entrado en punto muerto. En un entorno de pesimismo y de caída de los precios del petróleo, muchos se preguntan: ¿es posible que la economía china sufra un impacto de tal calibre, se recupere rápidamente y vuelva a la normalidad?
No creo que la economía china vaya a normalizarse con rapidez. Tras marcar un mínimo histórico en febrero, el PMI manufacturero mostró en marzo los primeros indicios de recuperación con 52 puntos, cifra que indica una expansión y aleja las previsiones de una contracción. Aun así, pensamos que China, cuya tasa de crecimiento ya era la más lenta de los últimos 30 años antes del brote de COVID-19, seguirá registrando un crecimiento económico negativo durante otro trimestre más. Es probable que la economía experimente una ligera recuperación en la segunda mitad de 2020.
La incertidumbre que rodea a las perspectivas de la economía mundial también amenaza la rápida recuperación de la economía china. El país ya no depende tanto de las exportaciones, lo que le permite estar más aislado de las circunstancias externas. Pero su sector manufacturero no podrá evitar verse afectado por la reducción de la demanda provocada por la ralentización de la economía mundial. Mucho va a depender de la duración de la pandemia de COVID-19 en todo el mundo, y eso es algo que aún se desconoce.
Si la economía mundial comenzara a recuperarse en los próximos cuatro meses, el restablecimiento de los gastos aplazados podría favorecer la recuperación parcial del déficit de consumo. Sin embargo, una crisis de mayor duración podría provocar la quiebra de muchas empresas en todo el mundo y el cierre de la capacidad de producción. Esta situación tendría un impacto mayor sobre la economía china. En este caso, la clave de la recuperación económica estaría en la disposición que mostraran los consumidores para gastar en un periodo de debilidad general del crecimiento económico.
Más allá del entorno de incertidumbre, China cuenta con numerosos mecanismos para restaurar el crecimiento de su economía. En comparación con otros países, las autoridades chinas cuentan con un mayor arsenal de herramientas para estimular su economía. Entre las muchas opciones de las que disponen están los gastos en infraestructuras, con la emisión de deuda destinada a financiar proyectos, la relajación de las restricciones a la concesión de préstamos, el fomento de la inversión privada en la propiedad y la capacidad productiva, las reducciones y bonificaciones fiscales, la aplicación de condiciones menos estrictas a las cotizaciones de jubilación y las subvenciones directas al consumo.
Asimismo, el Banco Popular de China podría volver a reducir los coeficientes de reservas de capital y aplicar nuevas medidas de estímulo. Por ejemplo, podría recortar en 200 puntos básicos sus tipos de interés, que aun así seguirían situándose muy por encima de cero. El Gobierno también puede ofrecer medidas de estímulo fiscal, ya que el déficit del país es inferior al 5% del PIB. Recientemente, las autoridades han pedido a los bancos que amplíen los plazos de reembolso de los préstamos a pequeñas y medianas empresas cuyo vencimiento esté próximo, para facilitar la liquidez.
Sin embargo, la caída de los precios del petróleo podría ser un arma de doble filo para China. El país podría verse favorecido por dicha caída, ya que importa en torno al 60% del petróleo. Además, si los precios se mantuvieran en los niveles actuales, el Gobierno podría optar por aumentar sus reservas de petróleo. Sin embargo, las grandes petroleras estatales chinas se verían enormemente afectadas por la caída global de los precios del petróleo, al igual que los sectores de las energías renovables, como la eólica o la solar, cuyo crecimiento se ha visto impulsado en los últimos años por los elevados precios de otras fuentes de energía, como el petróleo.
Aunque somos optimistas al respecto, aún es pronto para saber si estamos cerca de una rápida recuperación de la economía china.
Tribuna de Steven Watson, gestor de renta variable de Capital Group en Hong Kong
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