El cambio climático es una realidad que nos afecta a todos. Somos tanto responsables como perjudicados ante este impacto medioambiental. Como inversores comprometidos y con fuertes convicciones, queremos participar activamente en la transición energética y ecológica necesaria para conservar nuestro planeta tal y como lo conocemos.
Nuestro objetivo es dirigir los activos bajo gestión hacia las oportunidades que presentan esta transformación, protegiéndolos al mismo tiempo de los riesgos relacionados. La temperatura media de la Tierra aumentó en torno a 1 °C en 2015 con respecto al promedio del siglo XX, según el informe AR5 del GIEC, 2014 y la frecuencia de fenómenos climáticos extremos se ha multiplicado por más de siete desde 1960, según EM DAT2.
Esto causó más de 1,7 millones de muertes y 4.400 millones de heridos durante el periodo de 1998-2017. Durante dicho periodo, el impacto económico ascendió a 2,9 billones de dólares, un 251% más que en los 20 años anteriores (fuente: Estudio Economic Losses, Poverty & Disasters. CRED
y UNISDR).
La prima de riesgo de la renta fija apenas integra actualmente el riesgo climático, un riesgo que varía en función del sector. Para la industria petrolera, por ejemplo, un gran riesgo es el de los «stranded assets» (“activos en desuso o bloqueados”). Un estudio de Carbon Tracker analiza el gasto de inversión (CAPEX) de 72 compañías de exploración y producción petrolífera y demuestra que, si la demanda mundial descendiera en línea con un escenario de + 1,75°C, se podrían economizar 1,6 trillones de dólares en activos (según Carbon tracker, «2 Degrees of Separation: Company-level transition risk», July 2018), con la consiguiente desaparición de su valor en los balances de las empresas que los poseen.
Ante la necesidad de acelerar la financiación de la transición, hemos visto surgir el mercado de los bonos verdes. Este mercado ha crecido exponencialmente en los últimos cuatro años, después de que emisores industriales y financieros adoptaran dicho concepto. La emisión de estos bonos está vinculada a proyectos de inversión en energías renovables, real estate de alta calidad medioambiental y la financiación de proyectos «verdes» por parte de los bancos.
No obstante, no todos los sectores industriales han emitido bonos en este mercado. Cuando la actividad principal supone estructuralmente un gran consumo de combustible fósil, es más difícil acceder a este mercado. Sin embargo, no deberían excluirse estos sectores de la transición, puesto que representan la piedra angular de una revolución energética y económica profunda y eficaz. Tratamos de identificar las empresas que invierten en su transformación para financiarlas a través del mercado de bonos.
El gráfico que se muestra más abajo representa las emisiones de carbono emitidas de una empresa por unidad de producción. Como puede observarse, las inversiones sucesivas en nuevas tecnologías y activos de producción más limpios harán reducir su consumo y mejorar su eficiencia energética.
Gracias a los estudios climatológicos, sabemos que hay un límite de emisiones de carbono que no podemos superar si queremos restringir el aumento de temperatura a 2ºC hasta finales del siglo XXI. Así, gracias a un análisis detallado de las empresas, podemos evaluar cómo su estrategia y sus inversiones pueden afectar sus trayectorias.
Ante esta situación, en La Française AM estamos abordando la necesidad de actuar en el centro de nuestra gestión, ya que creemos firmemente que cada actor de nuestra economía tiene un papel que desempeñar en la transición. Esto significa ir más allá de las declaraciones superficiales para adoptar un amplio compromiso en el frente del cambio climático: con nuestros clientes, con las empresas que financiamos y con nuestros homólogos.