No parece haber duda alguna sobre los cambios ambientales que se están produciendo en todo el mundo. La creciente concentración de la población en las grandes ciudades, la masiva producción de objetos de consumo o el uso de combustibles fósiles, entre otros, están causando un deterioro en nuestro entorno que, de no frenarse, puede llevarnos a una situación crítica para la continuidad de la vida sobre la Tierra, tal como la conocemos.
Durante la 24 Conferencia de las Partes, organizada el pasado diciembre en Katowice por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP24 por sus siglas en inglés), Polonia se mostró de acuerdo en unirse a las disposiciones sobre cambio climático, de la anterior conferencia en París, solicitando a los países que contribuyeran con informes de transparencia y de los daños y pérdidas que supuestamente puede ocasionar el cambio climático. Informes que incluirían las emisiones de gases de efecto invernadero del país, más los esfuerzos para reducirlos y el grado de éxito alcanzado. Por ejemplo, el caso de una fuerte tormenta que destruyera las infraestructuras existentes o la pérdida de las cosechas debido a una sequía.
Las nuevas disposiciones firmadas en esta conferencia dan a los países integrantes del Acuerdo Climático de París hasta 2024 para que envíen sus primeros informes bianuales de transparencia e inventario nacional, incluyendo informes de cualquier daño que afirmen que haya sido causado por un cambio climático causado por el hombre, o antropogénico.
Aunque es bien conocido que no todos los países han tomado una postura colaboradora en cuanto a protección ambiental y cambio climático se refiere, la región nórdica se percibe como un modelo a seguir respecto a cuidado ambiental y cambio climático. Tal vez por ser una región con una larga tradición de cooperación política entre países. Los retos a los que hemos de hacer frente en este asunto continúan aumentando, tanto en tamaño como en número, lo que hace que la cooperación cobre mayor importancia hacia delante.
No resulta por tanto sorprendente que sea una gestora nórdica la que posiciona a su fondo Nordea 1-Global Climate and Environment Fund en la primera posición por rentabilidad durante el año, dentro del grupo de fondos con la mayor calificación VDOS que invierten en esta temática, con un 15,93% de revalorización en su clase BI en euros.
Su objetivo de inversión es generar retornos atractivos a largo plazo, ajustados por riesgo, respecto al mercado global de renta variable, invirtiendo en compañías que se benefician de la megatendencia medioambiente y cambio climático. El equipo gestor cree que el mercado no es capaz de considerar e incorporar en su totalidad el impacto que el medio ambiente y el cambio climático pueden tener en los futuros flujos de caja de una compañía.
El universo de inversión del fondo incluye tres grandes grupos: eficiencia de recursos, protección medioambiental y energías alternativas. La estrategia se focaliza en identificar líderes globales, tanto actuales como potenciales, en segmentos de baja penetración, que aporten soluciones para una sociedad sostenible y que generen retornos atractivos para los inversores.
La filosofía de inversión se basa en un proceso de toma de decisiones disciplinado y repetible, capaz de reducir el riesgo de sesgos no intencionados. Para tomar estas decisiones se apoyan en análisis fundamental, en la creencia de que los flujos de caja libre son en última instancia los mejores impulsores del valor de la acción. Utilizan análisis propietario y focalizan su inversión en el largo plazo, dejando de lado el ruido del corto plazo de lado. Un proceso de inversión disciplinado y repetible que permite al equipo gestor alcanzar su objetivo de inversión.
El fondo está gestionado por dos gestores, Thomas Sørensen y Henning Padberg, que forman también parte del resto del equipo de Fundamentales de Renta Variable, que a su vez les presta apoyo a ellos. Los gestores cuentan con total discreción para tomar sus decisiones de inversión con respecto a la estrategia de inversión y deciden conjuntamente los activos a incluir en la cartera y sus ponderaciones. El equipo contribuye de forma significativa a la decisión final de inversión, proporcionando información de valor añadido como análisis de compañías, visitas a las empresas y preparación de modelos de valoración.
Thomas Sørensen ha sido gestor del Nordea 1-Global Climate and Environment Fund desde su lanzamiento en 2008. Se incorporó a la división de Gestión de Activos de la compañía en 1999, llegando a tomar un buen número de responsabilidades de análisis y de gestión. Hoy es responsable de análisis global del super sector de materias primas y forma parte del equipo de renta variable European Focus. Thomas comenzó su carrera en 1997 con Nordea. Thomas es licenciado en Finanzas por la Copenhagen Business School.
El fondo sigue un proceso de inversión estructurado y disciplinado, centrado en el largo plazo y basado en análisis fundamental bottom-up y modelos propietarios. El proceso de generación de ideas se concentra en identificar compañías cotizadas globales que deriven sus flujos de caja futuros a partir de su exposición a la megatendencia medioambiente y cambio climático. Para que esté incluido en el universo de inversión debe tener al menos un 20% de sus ingresos procedentes de esta megatendencia, aunque típicamente supone un 50%. En esta etapa participan gestores y analistas globales, de emergentes, de small/midcaps y de ASG. De forma general el universo de inversión se distribuye entre energías alternativas (5%), eficiencia de recursos (70%) y protección ambiental (25%).
En la siguiente etapa del proceso inversor, el universo se pasa por un filtro de liquidez. Se establece un umbral de liquidez objetivo de 10 días de negociación para cada valor, sin que se exceda el 20% del volumen medio diario de negociación. Esto asegura que la cartera sea lo suficientemente liquida, ya que gran parte del universo incluye compañías de pequeña y mediana capitalización.
El análisis fundamental, a continuación, se focaliza en identificar casos de inversión en los que el equipo gestor tiene una visión diferenciada sobre factores fundamentales clave reflejados en su análisis, diferenciándose inicialmente los casos estratégicos y a continuación su atractivo por valoración. En esta etapa se trata de identificar el valor de la compañía, sus expectativas de mercado en el segmento en que opera, los fundamentales del negocio, su evolución financiera (la forma en que está capitalizando sus estrategias sobre cambio climático) y la cultura corporativa y su alineación con los principios de sostenibilidad a todos los niveles.
En el proceso de construcción de la cartera, el equipo gestor cuantifica constantemente la relación entre los aspectos positivos y el riesgo de cada inversión potencial. Las ponderaciones en la cartera se refuerzan hacia nombres de gran convicción, con la obligada disciplina de venta, utilizándose las herramientas de gestión de riesgo para crear la cartera óptima. El equipo gestor cuantifica la relación entre ventajas y riesgo, evaluando la recompensa respecto al riesgo (Ratio Sharpe) de cada valor. El resultado de este análisis se utiliza entonces como herramienta guía para seleccionar compañías que ofrecen las oportunidades más atractivas de retorno respecto al riesgo incurrido.
La observación de la disciplina de venta significa que cualquiera de las siguientes consideraciones puede provocar la venta de las acciones de una empresa: 1) que se haya alcanzado el precio objetivo; 2) que los fundamentales de inversión se hayan deteriorado; 3) que la compañía ya no se beneficie de la tendencia medioambiente y cambio climático; 4) que un cambio en la dirección o en la estrategia incapacite a la empresa para capitalizar su estrategia y 5) que se identifique una oportunidad de inversión más atractiva.
La cartera final del fondo incluye, entre sus mayores posiciones, acciones de American Water Works (3,39%), Linde (3,28%), Waters (2,91%), Eversource Energy (2,86) y LKQ (2,7%). Por sectores, las mayores ponderaciones en la cartera del fondo corresponden a Industriales (27,27%), tecnologías de la información (23,03%), materiales (20,17%), utilities (10,95%) y salud (5,33%). Estados Unidos (56,81%), Alemania (10,65%), Reino Unido (5,84%), Francia (5,46%) y Holanda (5,32%) representan los mayores pesos por país.
Con un patrimonio total bajo gestión de 495 millones de euros, la evolución por rentabilidad lo posiciona entre los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2016, 2017 y 2019, batiendo al índice de su categoría en el año 2015. A tres años, registra un dato de volatilidad del 13,35% y del 16,13% en el último año, con una ratio Sharpe de -0,24 en el último periodo anual y un tracking error, respecto al índice de su categoría, del 4,23%. La suscripción de Nordea 1-Global Climate and Environment Fund requiere una inversión mínima inicial de 75.000 euros, aplicando a sus suscriptores una comisión fija del 0,85% y de depósito de hasta el 0,125% mensual. El fondo tiene también disponible una clase E en euros más adecuada para inversores individuales, con una comisión fija del 1,50% y de depósito del 0,12%.
El equipo gestor cree que las expectativas son en general sólidas, impulsadas por factores subyacentes. Muchas soluciones son económicamente viables, generan retornos atractivos y pueden ofrecer rentabilidades a corto plazo, razón por la que reciben cada vez mayor atención. Continúan encontrando excelentes oportunidades de inversión bottom-up en compañías capaces de capitalizar en base a soluciones climáticas globales que añadan valor económico y medioambiental a sus usuarios finales.
En su opinión, las compañías de mediano tamaño están frecuentemente mejor posicionadas para capitalizar soluciones medioambientales y de cambio climático. Estas compañías son frecuentemente innovadoras en su categoría, tienen un fuerte posicionamiento en su sector u ofrecen servicios especializados a sus clientes. Las empresas con soluciones climáticas inteligentes, que son líderes globales en los mercados de nicho, son las que ofrecen las mejores oportunidades desde el punto de vista del equipo gestor.
Consideran que el cambio climático y los retos ambientales son un fenómeno global que no está limitado a ciertas regiones o países. La asignación de activos por región o país está basada en análisis bottom-up. Actualmente encuentran las mejores oportunidades en el mundo desarrollado, en cuanto a retorno generado respecto al riesgo incurrido.
Por su notable evolución por rentabilidad, respecto al riesgo asumido, en el último periodo de tres años, Nordea 1-Global Climate and Environment Fund obtiene la calificación cinco estrellas de VDOS, en su clase BI en euros.
Análisis de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS y quefondos.com