Un brindis por el 2014 que se va. Por todo lo que el año fue, por lo que el próximo será. Por los obstáculos de la vida, porque al superarlos encontré la forma de aprender a no temerles más. Pero también, por los caminos planos, porque ellos permiten ver el verde del paisaje, el color de las flores, los niños corriendo, los pájaros cantando.
Por la vida que tenemos, por la que nos tocó vivir. A veces quisiéramos una vida diferente, tener algunas cosas que no tenemos, sin apreciar todo aquello que la vida nos ha dado. Tarde o temprano llega lo que el universo te tiene preparado, la ruta que debes recorrer en la vida. Brindo por la búsqueda constante de la felicidad, por el infinito deseo de agradecer todo aquello que me ha pasado. Este año quizá me volví más humano. Aprendí a rechazar un poco más el odio y la envidia; y a aceptar los buenos sentimientos.
Un año en que pude cumplir con lo que más me gusta en la vida: acostarme cada día sabiendo algo más de lo que sabía al levantarme. Espero que eso me haga cada día una mejor persona. Una que podrá hablarle a los más chicos de cosas que serán útiles para su futuro. Así, brindo porque este año le di más importancia a un libro que a un televisor. Porque me interesó mucho más una página bien escrita, llena de emociones, que conocer el ganador de algún ‘reality’.
Brindo porque este año me volví más amigo de mis amigos. Me reencontré con algunos, gané otros. Aprendí de las personas. De lo bueno y lo malo. Porque cada una muestra un lado del que siempre te queda algo. Brindo por aquellas que se convirtieron en un bello vicio: las que se meten por la piel, corren por tus venas, llegan a tu alma y te dan una felicidad infinita de la que no puedes escapar. De las que descubres la falta que te hacen con su ausencia. De las que siempre quieres más, que estén a tu lado, que no se vayan nunca.
De las que vienen en envases grandes y en envases pequeños, de las que le ponen nombre y apellido a los buenos momentos. De las que te brindan un abrazo fraterno, una sonrisa sincera, y que sin decírtelo, te expresan todo el cariño que pueden dar. A las de aquí y a las de un poco más lejos. A las que ríen y a las que callan. En fin, a las que se ganaron un espacio en una puerta de tu corazón y botaron la llave para nunca irse.
Brindo por las nuevas ilusiones, las que te llenan los ojos de brillo y te electrizan el alma. Las que te motivan a levantarte cada día, a dar lo mejor de ti. Las que justifican plenamente la palabra vida y las ganas de vivir, las que regocijan el ser. Por aquellas que te quitan el sueño. A algunas, incluso, les escogiste el nombre y llevan tu apellido.
Brindo por las lágrimas derramadas, las de rabia y tristeza, porque me demostraron que no soy inmune al dolor, y que me duelen las injusticias. Porque atormenta pelear con un ser querido, aunque emociona mucho el escuchar un sencillo “lo siento”.
Un brindis por lo que me gusta y por lo que me disgusta. Por lo que vendrá. Por lo que tendrá que suceder. Por lo que la vida nos tiene preparado, por lo inevitable, por los cambios que el destino te tiene ya escrito para ti dentro de sus libros.
Un brindis por todo aquello que dije y todo lo que tuve que callar. Por los sentimientos que expresé. Por los que tengo que guardar. Por las personas que quiero. Por las que me quieren. Por las que me querrán el próximo año. Por las de ayer. Por las que están hoy. Por las que vendrán. Por las que lastimé, aún sin quererlo.
Por la esperanza en el futuro, por la espera que quieres que termine. Porque se vuelvan realidad todos los sueños. Porque te sorprenda eso que has estado esperando. Por escuchar las palabras que quieres oír. Por la distancia, porque eso hace más bello el reencuentro. Por la decisión que no te has atrevido a tomar. Por superar el miedo al no. Por darle paso al sí.
Pero sobre todo, brindo porque al poder escribir esto, me encuentro lleno de salud, y de una vida que me permitirá, el próximo año, ser una versión mejorada de mí mismo.
¡Para todos un Feliz Año Nuevo!
Columna de opinión de Manuel García Ospina