Días antes de Navidad las noticias en la televisión mostraban una mujer dando a luz en una vereda, afuera de un hospital público de Rio de Janeiro. A principios de diciembre autoridades de salud descubrieron que el mosquito del Dengue también transmite el virus Zika, que afecta a mujeres embarazadas y debido a ello los bebés nacen con un cerebro pequeño (microcefalia), una grave malformación. Miles de nuevos casos de microcefalia en niños son reportados semanalmente. El estado de la salud pública en Brasil refleja muy bien el deterioro de las políticas de gobierno.
Se espera que la recesión siga en 2016, con una contracción de un 3,5% del PIB. Entre 2012 y 2014 el gobierno expandió el gasto fiscal en un 5% del PIB, lo que, en lugar de impulsar el crecimiento, generó inflación y el temor de que aumentaría la deuda pública más allá de lo sostenible, y el país podría volver a la década perdida de los años 80. El nombramiento de Joaquim Levy como ministro de Hacienda trajo esperanzas de un giro en la política económica. «Cuidado con lo que se desea» le dijo Levy a un inversionista en 2014 cuando éste le comentó que Guido Mantega, en aquel entonces Ministro de Hacienda, debía dejar el cargo. La ironía no podría estar completa sin el nombramiento de Nelson Barbosa como reemplazo de Levy.
Barbosa forma parte de un grupo de economistas detrás de la «nueva matriz económica», un conjunto de experimentos post Keynesianos que abogan por un alto gasto fiscal, tasas de interés reales negativas y alzas en los impuestos a los ricos. Barbosa representa el regreso a lo que se tenía esperanza que Levy revirtiera. Antes que termine el proceso de “impeachment”, que se espera para mediados de este año, las decisiones de política económica estarán relegadas a un segundo plano. La presidenta Dilma Rousseff puede sobrevivir a la moción de censura e ir saliendo del paso hasta las elecciones de 2018. Algunos esperan que en el intertanto podría haber algún giro hacia una política económica más razonable, por necesidad o porque ya no deberá más favores a nadie para evitar el impeachment. Por otro lado, si el proceso de impeachment se concreta, traería con ello ciertos riesgos, dada la fuerza que aún le queda al Partido de los Trabajadores, y la incertidumbre de lo que vendría después.
Mientras tanto, el desempleo ascendió a 9%, poniendo en riesgo a la nueva clase media. Con las tasas de interés de corto plazo en 14,25%, la «predominancia fiscal» elevará la deuda a más de 70% del PIB. La depreciación de 50% del real en 2015 ha ayudado a amortiguar las caídas en los precios de las materias primas y mantener un nivel saludable de reservas. Hay mejoras en el déficit en cuenta corriente, que en 2015 fue enteramente financiado por inversión extranjera directa.