Una característica en común que comparten las distintas clases de activos, ya sean acciones, bonos, monedas o materias primas, es el incremento de la sensibilidad de los inversores a la información a corto plazo. Con unos mercados que se han visto impactados por la trayectoria de la política monetaria de Estados Unidos, hemos visto un aplanamiento en la curva de los bonos del Tesoro en Estados Unidos (donde la diferencia entre los tipos de interés a largo plazo y los tipos de interés a corto plazo está disminuyendo) conforme las tasas de interés a corto plazo han aumentado a un ritmo mayor que las tasas a largo plazo. Sin embargo, la dinámica se ha extendido más allá de los tipos de interés lllegando al mercado de bonos corporativos de grado de inversión.
El impacto de la duración en los bonos de grado de inversión
En el gráfico, la tabla de la izquierda muestra el rendimiento por unidad de duración a través de la curva de bonos corporativos de grado de inversión. Por ejemplo, la parte con vencimiento a dos años tiene un 1,5% por unidad de duración, mientras que la parte a 30 años está por debajo del 0,3%. Más concretamente, las curvas de rendimiento a corto plazo tendrán que aumentar en un 1,5% en el transcurso del año para que el inversor experimente un retorno total negativo, mientras que los inversores de bonos corporativos de larga duración tienen un 80% menos de colchón para absorber unos mayores rendimientos antes de comenzar a incurrir en pérdidas.
La gráfica de la derecha detalla la sensibilidad de un inversor a los diferenciales de crédito junto con la curva de crédito, a través del diferencial métrico por unidad duración. Los diferenciales a corto plazo necesitarían ampliarse unos 30 puntos básicos (0,30%), en los próximos 12 meses antes de que un inversor experimente un rendimiento negativo total, que es más de tres veces el cojín que ofrece contra una posible ampliación de los diferenciales en el tramo largo de la curva de rendimiento (asumiendo que los rendimientos de la curva de los bonos del Tesoro estadounidense permanecen sin cambios). En MFS Investment Management, dados los desafíos que presentan unos tipos de interés históricamente bajos y unos menores rendimientos esperados a futuro, creemos que la generación de alfa, a la vez que la gestión del riesgo, es críticamente importante para los asesores y sus clientes. De forma general, creemos que los asesores han estado tomando un riesgo mayor y obteniendo un menor retorno. Los gestores activos buscan gestionar el riesgo del crédito, el riesgo de tipo de interés y la concentración de la deuda, mientras que amplían sus posibles oportunidades y asignan entre varios sectores para encontrar mejores oportunidades crediticias, mientras que también evitan aquellos créditos con menores garantías.
La oportunidad: buscando añadir rentabilidad a la vez que se reduce el riesgo
Mientras los responsables corporativos han aumentado el apalancamiento con adquisiciones financieras o han disminuido la partida de recursos propios en sus balances para gestionar unos mayores precios de las acciones, los riesgos de los bonistas han aumentado, a la vez que su compensación ha disminuido.
Es posible que la actual estructura de la curva en el mercado de bonos de grado de inversión en Estados Unidos sea la apropiada. Sin embargo, creemos que esto ilustra el cortoplacismo de los inversores, pudiendo proporcionar una oportunidad para añadir un rendimiento potencial a la vez que se reduce el riesgo de aquellos inversores que se posicionan cuidadosamente y buscan alfa con apetito, seleccionando los bonos corporativos más atractivos (desde una perspectiva fundamental).
Columna de Rob Almeida, gestor de renta variable institucional en MFS Investment Management