La historia de la última década de la Bolsa de Colombia y el dólar nos muestra una relación diciente: ha existido una tendencia inversa, y no es posible tener un alto precio de las acciones, con un dólar apreciado frente al peso. Esto quiere decir, o se tienen acciones altas o se tiene un dólar alto, pero las dos, simultáneamente, parece imposible.
La gráfica siguiente muestra esa relación, y cómo en momentos en los cuales alguna de las variables se desajustó, el tiempo tendió a corregirlo (esa variable generalmente fue el dólar, aunque a finales de 2010 y principio de 2011, la que estuvo desajustada fue el IGBC, y eso explica la caída posterior que tuvo). El desequilibrio más grande fue el de 2008, cuando era evidente que un dólar a $1.700 no era sostenible, y tenía que subir (incluso, de no haberse presentado el evento de Lehman Brothers, el dólar se hubiera ajustado, no tan alto como llegó, pero lo hubiera hecho).
En un momento en el cual la mayoría de analistas esperan una caída del precio del peso colombiano, la pregunta lógica que surge es si el índice IGBC puede seguir subiendo. La respuesta, observando la gráfica anterior, luce evidente: se está generando un nuevo desequilibrio, el cual tarde o temprano debe ser corregido. Si observamos con detenimiento, y suponiendo que el dólar llegue a $2.100; el IGBC debería, según esta relación histórica, ubicarse en niveles cercanos a los 12.000 puntos (o inferiores), relativamente lejos de los 13.650 puntos en los que se ubica actualmente.
Una pregunta lógica es cómo estar tan seguros de que en la tendencia actual es el IGBC la variable desajustada, y no el dólar? La respuesta es relativamente sencilla: las monedas emergentes se están depreciando frente al dólar norteamericano. En la medida que la FED termine sus estímulos y suba la tasa de interés (por allá en 2015), la valorización que vimos de monedas emergentes en los últimos años va a desaparecer. A los inversionistas más inquietos, les debe haber llamado la atención lo que viene sucediendo con monedas de otras latitudes, como la Rupia de Indonesia, la Rupia de India o la Lira turca, todas ellas altamente afectadas recientemente. Si es un inversionista más sofisticado, mire lo que pasa con las monedas de Ucrania, Kazajstán, o más cercanamente, Brasil. Comprobarán que es más fácil que el IGBC corrija a la baja; que todas las monedas del mundo emergente al unísono, al alza.
Una de las frases que vengo acuñando con los inversionistas con los que me siento a discutir estos temas, es que “así como nos quedamos esperando por 10 años un precio del dólar igual al de marzo de 2003, nos vamos a quedar esperando que el IGBC vuelva a los 16.000 puntos que rozó en octubre de 2010”. Para que vean lo que quiero decir, observen con atención la siguiente gráfica:
Es claro que aunque la tendencia sea decreciente, existirán algunos momentos en que el IGBC suba (así como el dólar subió); pero que el inversionista que quiera sacar provecho de la situación tiene que ser activo, y no sólo sentarse y esperar el largo plazo. No por lo menos en las acciones colombianas.
*Por favor tener en cuenta que: “Las opiniones aquí expresadas son a título personal y no reflejan necesariamente la posición de Skandia sobre los temas tratados”.