Ya hablemos de su tamaño potencial o del alcance que podría llegar a tener cualquier cambio positivo, podemos afirmar que los mercados emergentes (ME) representan una oportunidad incomparable para la inversión de impacto.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU hará falta invertir, de aquí a 2030, 2,6 billones de dólares en 121 países de mercados emergentes y países en desarrollo con rentas bajas, lo que equivale a aproximadamente el 2,5% del PIB mundial de 2030. La Corporación Financiera Internacional (IFC) ya sugirió en 2018 que las ciudades de países de mercados emergentes podrían atraer más de 3,1 billones de dólares de inversión en energía renovable, transporte público y gestión sostenible de agua y residuos para 2030.
Sin embargo, esa cifra palidece ante los 24,7 billones de inversión potencial en edificios sostenibles que podrían construirse en ciudades del mundo emergente, según estima la propia IFC en su informe. Por eso, podemos afirmar que las inversiones de impacto en mercados emergentes ofrecen claros beneficios para las personas, el planeta y la prosperidad en general.
Potenciales beneficios financieros de invertir en mercados emergentes
La alta inflación, el endurecimiento de las condiciones financieras y el creciente riesgo de recesión están haciendo que los inversores se replanteen sus asignaciones a renta fija y dentro de la propia clase de activo con el objetivo de protegerse frente a esos riesgos. La renta fija corporativa emergente ofrece ahora mismo los rendimientos más altos de la última década, por lo que resulta cada vez más atractiva. Los bonos verdes de mercados emergentes vienen ofreciendo una prima de rentabilidad estructural con respecto a los bonos equivalentes de mercados desarrollados (MD) desde 2019, cuando el mercado de bonos verdes emergentes realmente empezó a ganar tamaño.
Este aumento de la rentabilidad y la ampliación de los diferenciales se están produciendo en un momento en el que las empresas de mercados emergentes presentan un nivel de endeudamiento que, por lo general, es menos de la mitad del de las empresas estadounidenses y con unas coberturas de intereses en máximos de varias décadas. Por último, y pese al difícil entorno macroeconómico mundial, consideramos que las perspectivas fundamentales para las empresas de mercados emergentes siguen siendo positivas.
El conjunto de oportunidades de impacto en mercados emergentes se está ampliando rápidamente
El conjunto de oportunidades de impacto comenzó hace al menos una década con la introducción de los bonos verdes, pero ha crecido sustancialmente desde entonces y ya supone un porcentaje significativo de las emisiones de mercados emergentes. A finales de septiembre de 2022, la emisión de bonos de impacto en mercados emergentes representaba el 31% de todas las emisiones de mercados emergentes en el año. El universo de bonos de impacto denominados en divisa extranjera (hard currency o HC) ya supera los 250.000 millones de dólares y los 200 emisores.
La primera generación de fondos de impacto de mercados emergentes invertía casi exclusivamente en bonos verdes ligados a proyectos con un objetivo medioambiental específico. A medida que el mercado ha ido evolucionando y madurando, el conjunto de oportunidades en renta fija pública se ha ampliado. Prevemos que este cambio mejorará tanto el potencial de rentabilidad financiera como la amplitud y el alcance del impacto a través de tres tipos de títulos de impacto: los «bonos de impacto» propiamente dichos, así como otros que Insight denomina «emisores de impacto» y «emisores en proceso de mejora».
Un bono de impacto es un instrumento de deuda que especifica que el capital se usará para generar un impacto positivo en el medioambiente o en la sociedad. Los bonos verdes, los bonos sociales o los bonos de sostenibilidad son ejemplos de bonos de impacto. Gracias a la mayor disponibilidad de datos y al desarrollo de marcos de referencia de emisores, ahora también es posible intentar generar impacto a través de emisores cuyos ingresos (emisores de impacto) o gasto de capital (emisores en proceso de mejora) muestran una alineación directa con los ODS de la ONU o la taxonomía de la UE.
Para los tres tipos de títulos de impacto, nos parece esencial tener muy presente el riesgo de impact washing (es decir, atribuirse unas cualidades de impacto que no se poseen o exagerar las que se poseen) con el fin de garantizar que el capital realmente se usa para lograr los objetivos positivos que persiguen los inversores.
Características atractivas para el potencial de rentabilidad
Creemos que los mercados emergentes ofrecen oportunidades inigualables para generar un impacto positivo, junto con un universo de inversión en plena expansión que, además, podría generar unas rentabilidades muy interesantes a largo plazo.
- La deuda de impacto de ME también ofrece una prima de rentabilidad estructural: Los mercados emergentes ofrecen ahora mismo la rentabilidad ajustada por la duración más alta de todo el universo de renta fija tradicional. Y la misma prima de rentabilidad que ofrecen los mercados de renta fija emergente puede encontrarse en el universo de impacto. Por ejemplo, a 30 de septiembre de 2022, los bonos verdes de mercados emergentes ofrecían un rendimiento del 6,1% frente al 3,8% los bonos verdades de mercados desarrollados, para la misma calificación crediticia media y pese a que, en promedio, la duración de los bonos verdes era unos cuatro años más corta.
- Diversificación a través de una clase de activo amplia y heterogénea: La guerra en Ucrania y las persistentes tensiones entre EE. UU. y China han generado una nube de incertidumbre en torno a los mercados, sobre todo entre los emergentes. Sin embargo, a través de emisiones disponibles en los cinco continentes y tan variadas como sus habitantes, los países de mercados emergentes ofrecen oportunidades muy diversas en términos de impacto y de fundamentales, lo que permite que los gestores activos puedan explotar un gran número de oportunidades.
- El tamaño del mercado supera al de otras áreas de la renta fija convencional: Según estimaciones de JP Morgan, el mercado de renta fija emergente en HC tenía un tamaño aproximado de 4 billones de dólares al cierre de septiembre de 2022 y estaba formado por unos 1500 emisores de 100 países, pertenecientes a todos los sectores. Los emisores soberanos y los corporativos representan unos 1,5 billones de dólares cada uno, mientras que el billón de dólares restante se concentra en emisores cuasi soberanos. Por comparar, el mercado de high yield estadounidense tiene un tamaño aproximado de 1,6 billones dólares, mientras que el mercado grado de inversión en euros roza los 2,8 billones de dólares (unos 2,7 billones de euros).
- Demanda adicional por parte de las estrategias de renta fija convencional: La deuda de impacto puede ser equivalente a la deuda convencional emitida por la misma entidad y ofrecer unas características de rentabilidad-riesgo parecidas, aunque con un compromiso adicional de impacto. Esto implica que las estrategias de renta fija convencional pueden decantarse por invertir en un bono de impacto basándose únicamente en sus características financieras.
Tribuna elaborada por Simon Cooke, gestor de carteras de renta fija emergente en Insight Investment.