Parece que los vehículos eléctricos jugarán un papel importante en la transición a las cero emisiones, y sus ventajas siguen aumentando e impulsando la demanda de diversos componentes y metales como el cobre, utilizado en la producción de vehículos eléctricos, así que, ¿cuál es el potencial de este sector?
Creemos que el impacto de la proliferación de los vehículos eléctricos será generalizado, tanto a nivel corporativo como a nivel nacional. Esto significa que los inversores deberán tener en cuenta estos factores al analizar sus carteras. Entonces, ¿dónde están los ganadores y los perdedores en este escenario de transición hacia un mundo de movilidad más limpio y ecológico?
Un punto de partida obvio al considerar a los ganadores es pensar en los recursos. Con el tiempo, los productores mundiales de cobre, cobalto, elementos de tierras raras, grafito, níquel, aluminio y litio probablemente se beneficien del aumento de la demanda. Los proveedores de baterías y las empresas de electrónica también pueden salir beneficiados del aumento del número de vehículos eléctricos que se fabrican y, por lo tanto, de la mayor demanda de la tecnología que los alimenta.
El ritmo de adopción es una variable clave que podría determinar la magnitud del impacto del cambio a los vehículos eléctricos en diversos ámbitos del mercado, ya que, en última instancia, una transición rápida dificultaría la adaptación de las empresas, el sector energético y los países. Los inversores pueden calibrar mejor el impacto potencial en sus carteras de inversión examinando cómo la demanda creciente de vehículos eléctricos puede afectar a las inversiones en el sector automovilístico, el sector energético y las exposiciones de los países.
Análisis de Gareth Colesmith, director de investigación macro y de tipos globales, Insight Investment, BNY Mellon IM.