El resultado de las elecciones estadounidenses ha tenido consecuencias importantes para los inversores en el sector tecnológico, entre otros. La reacción inicial ha sido un repunte de los mercados en Estados Unidos, ante las perspectivas de bajadas de impuestos y desregulación, en un momento en el que los inversores aún tratan de determinar qué empresas van a verse favorecidas o perjudicadas por el contexto actual.
Por ejemplo, desde el pasado 5 de noviembre hemos asistido a un fuerte repunte de las empresas relacionadas con bitcoins, mientras que, en términos generales, las compañías de semiconductores han registrado resultados más desfavorables. Sin embargo, es necesario realizar una evaluación más sosegada sobre los posibles efectos a medio y largo plazo.
• En primer lugar, muchos de los objetivos anunciados por el nuevo gobierno son inflacionistas, como es el caso de los aranceles, las deportaciones masivas y la reducción de la independencia de la Reserva Federal. Todo ello tendrá importantes consecuencias macroeconómicas en todo el mundo. Si el crecimiento vuelve a escasear, creemos que la tendencia de crecimiento a largo plazo del sector tecnológico podría ofrecer buenos resultados. Unos tipos de interés más elevados también tendrían un efecto negativo en los activos de mayor duración (valores con flujos de caja a más largo plazo).
• En segundo lugar, hay una gran incertidumbre política, a pesar de la aplastante victoria del Partido Republicano. Aunque el presidente cuenta con amplios poderes para negociar tratados y aplicar aranceles, muchas otras medidas exigen la aprobación de legislación, y observamos ciertas discrepancias entre el ala conservadora del partido y el conocido como movimiento MAGA (acrónimo para Make America Great Again). La poco convencional composición del gabinete de Trump también suscita ciertas dudas; aunque todos sus miembros han prometido lealtad al presidente electo, también han expresado opiniones y objetivos políticos diferentes a título individual. Mucho dependerá de quiénes sean los que acaben conformando su círculo más cercano.
• Aunque es probable que haya una menor regulación, también esperamos que se tomen ciertas represalias contra empresas concretas. Algunos de los procesos antimonopolio iniciados contra grandes tecnológicas podrían perder impulso, pero aquellas empresas en las que el gobierno perciba un cierto sesgo liberal seguirán estando en la diana.
• Por último, anticipamos una importante inestabilidad geopolítica, con desajustes en las cadenas de suministro (a causa de los aranceles) y un aumento de los riesgos relacionados con un enfoque más aislacionista y transaccional de la política exterior.
¿Cómo se ha reposicionado el fondo a la luz de estos resultados?
En lo que se refiere al BNP Paribas Disruptive Technology, hemos mantenido la coherencia de nuestro proceso y filosofía de inversión. Antes de las elecciones, gestionamos detenidamente la exposición a un pequeño número de empresas que podían reaccionar de forma negativa a una victoria de Trump. Un ejemplo es First Solar, una de las compañías más favorecidas por la Ley para la Reducción de la Inflación. Cuando se convocaron las elecciones, ya iniciamos nuestra labor de análisis fundamental de enfoque bottom-up, con el fin de evaluar las posibles consecuencias en las empresas concretas. Volviendo al ejemplo de First Solar, pensamos que cada vez son más los partidarios de mantener los elementos de la Ley para la Reducción de la Inflación que fomentan el empleo en sector manufacturero nacional.
El enfoque del fondo es profundamente temático, pero a la vez variado, sin centrarse en un nicho determinado del sector tecnológico. Esta composición temática global nos permite centrarnos en las áreas de mayor crecimiento de la economía. En torno a un tercio del fondo está invertido en áreas distintas a las de tecnología pura o servicios de comunicación, en concreto en compañías de servicios financieros al consumidor, industriales y del sector salud que lideran o se benefician de estas innovaciones. Esto aporta mucha resiliencia a nuestra cartera, y nos ayuda a capturar la innovación. Se trata de una cartera muy concentrada de 30 a 50 acciones que nos permite contar realmente con las ideas de mayor convicción y con una mirada a largo plazo, una perspectiva bastante única en el caso de un fondo tecnológico. Aspiramos a mantener las posiciones durante unos cinco años y la rotación de la cartera es menor al 20% anual.
Sobre los sectores que consideramos valiosos en el actual entorno, sobre todo en el ámbito de la IA generativa, se cuentan empresas del sector industrial centradas en soluciones de refrigeración para centros de datos, o compañías de sanidad o biotecnología con datos propios que pueden incorporar la inteligencia artificial para encontrar nuevos fármacos. Asimismo, un área interesante para el equipo es la energía alternativa: los centros de datos requieren mucha energía para ejecutar modelos de inteligencia artificial y las aspiraciones de cero emisiones netas posiciona a los proveedores de energía renovable como un claro beneficiario.
De cara al futuro, seguimos confiando en las sólidas temáticas a largo plazo que subyacen a la transformación digital, especialmente en relación con la inteligencia artificial. Pensamos que el contexto político genera ruido e incertidumbre, pero no frena el impulso de nuestras temáticas principales.
Columna de Pamela Hegarty, gestora del BNP Paribas Disruptive Technology
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