¿Héroes o villanos, socios estimados o fuerzas invasivas? Ahora que el papel que juegan los gigantes tecnológicos en nuestra sociedad se halla en pleno cambio, es prudente no perder de vista a estas empresas desde una perspectiva de inversión.
En los últimos años, los aspectos legales, económicos y medioambientales asociados con las grandes compañías tecnológicas han suscitado una hostilidad potente y generalizada. Este sentimiento ha sido tan intenso que incluso ha inspirado una nueva palabra en lengua inglesa: el término “techlash” apareció en The Economist en 2013 y fue nominado en 2018 como palabra del año por Oxford Dictionaries.
Últimamente, no obstante, la necesidad global de trabajar y reunirse virtualmente ha reavivado la apreciación de la tecnología, y las grandes empresas se están comprometiendo a mejores valores y políticas. ¿Qué podría significar esto para los inversores?
Grandes complementos para nuestras vidas
Imaginemos cómo sería nuestra vida sin la tecnología. Su papel en nuestra rutina cotidiana es impresionante y va mucho más allá de los buscadores de internet y las redes sociales. Las plataformas digitales nos permiten comprar y gestionar nuestro dinero de forma más barata y rápida, sin sacrificar un buen servicio. La emisión en continuo ha cambiado la forma en que consumimos entretenimiento, y ahora parece ser un motor de innovación a medida que nuevas empresas, grandes y pequeñas, entran en el mercado.
Trabajar y aprender también dependen en gran medida de las herramientas más novedosas e inteligentes. Las videoconferencias y los cursos en línea están transformando nuestra noción de comunidad, sobre todo ahora debido al brote de coronavirus. Somos plenamente conscientes de las ventajas, pero ¿cuál es su coste real?
El lado negativo de las cookies
La adopción creciente de la tecnología nos obliga a revelar más y más datos personales. Esto tiene consecuencias claramente visibles en internet, cuando los sitios web y los buscadores “adivinan” nuestros pensamientos y necesidades: una funcionalidad útil, pero intrusiva e incluso siniestra en ciertos casos.
La información es la moneda en la que se basa la prosperidad de muchos sectores, con lo que algunas de sus repercusiones van más allá de nuestra experiencia directa. La posesión de una cantidad ingente de datos puede permitir su abuso, la interferencia en procesos políticos y la propagación maliciosa de noticias falsas.
¿Un programa maligno para el mundo?
En lo que respecta a la contribución de los gigantes tecnológicos a la sociedad, una fuente de crítica es el hecho de que, debido a ciertas lagunas jurídicas, no pagan los impuestos que deberían en los países en los que operan. Otra es su impacto negativo en el cambio climático: además de su frecuente falta de políticas ecológicas activas, estas empresas almacenan una cantidad enorme de información en centros de datos masivos, lo cual contribuye en gran medida al calentamiento global. También se teme que el dominio de algunas tecnológicas superestrella en sus respectivos mercados pueda obstaculizar la competencia.
Investigaciones gubernamentales
El Congreso, el Departamento de Justicia y la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos están investigando la presunta conducta anticompetitiva de Amazon y Google. Las autoridades italianas están cuestionando los algoritmos de Amazon por el hecho de favorecer a los vendedores afiliados con el servicio de logística de la empresa. Y, en la UE, después de que Google pagara una multa de 2.400 millones de euros por abusar de su posición de dominio en el mercado, la comisaria de Competencia anunció su intención de adoptar medidas más duras.
No obstante, la intervención de las autoridades podría ser limitada. Trump suele defender los intereses de algunos de estos gigantes tecnológicos que tienen miles de millones invertidos en todo el mundo, más de la mitad en deuda pública. ¿Cuán lejos van a ir los gobiernos a la hora de implementar medidas capaces de poner en peligro el valor de estas reservas y de afectar negativamente a sus economías?
¿Resistirse o reiniciar?
Por último, vale la pena abordar la respuesta del sector tecnológico frente a la hostilidad suscitada por estos gigantes. Si comparamos el valor de las multas y de los acuerdos extrajudiciales de pagos de las grandes tecnológicas con la enormidad de sus balances, resulta difícil verlas como medidas disuasorias potentes ante prácticas poco éticas. No obstante, estas empresas parecen estar despertando ante la necesidad de ser mejores “ciudadanas”.
En BNP Paribas Asset Management, contemplamos la inversión desde todos los ángulos. Sabemos que los colosos tecnológicos no están exentos de defectos. Algunos se muestran dispuestos a adoptar prácticas de negocio más éticas, mientras que otros permanecen rezagados.
Sin embargo, la creciente concentración en el teletrabajo en el marco de la pandemia de coronavirus podría respaldar a las empresas tecnológicas, tanto consagradas como recién llegadas al mercado. Es importante que los inversores evalúen a cada una de ellas individualmente y que decidan dónde pueden encontrarse rentabilidades sostenibles en el largo plazo.
Tribuna de Ramón Esteruelas, especialista sénior de inversiones en renta variable global y temática de BNP Paribas AM
La mención de valores específicos en el presente artículo se realiza únicamente con fines ilustrativos. Así, no constituye incitación alguna a la compra de dichos valores, ni ningún tipo de recomendación o asesoramiento de inversión.
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