Los líderes mundiales se reúnen en Glasgow hasta el 12 de noviembre para las negociaciones climáticas de la COP26, la 26ª reunión anual de la conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Durante la COP21, celebrada en París en 2015, se firmó el Acuerdo de París, y los países se comprometieron a presentar planes nacionales y acordaron un ciclo de revisión quinquenal para actualizar estos programas, de ahí que la COP26 se esté celebrando para comprobar los progresos realizados con dichos compromisos y plazos.
La reunión COP26 tiene cuatro objetivos formales:
- Garantizar las emisiones netas cero para mediados de siglo y mantener al alcance la meta de no superar un aumento de 1,5 grados centígrados de temperatura.
- Adaptarse para proteger las comunidades y los hábitats naturales.
- Movilizar la financiación.
- Trabajar juntos para conseguir los objetivos fijados.
En su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el mes pasado, el primer ministro británico, Boris Johnson, dio más detalles sobre las prioridades del Reino Unido como país que preside la COP26, y estableció cuatro áreas clave de acción: carbón, coches, financiación y árboles.
Cerrar la brecha en torno al objetivo de 1,5 grados
A nivel mundial existe una gran brecha entre los objetivos de emisiones de los países y los recortes necesarios para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados. Reino Unido se comprometió a reducir las emisiones en un 68% respecto a los niveles de 1990; la UE asume un objetivo del 55%, y Estados Unidos un recorte del 50-52% respecto a los niveles de 2005.
Sin embargo, en el momento de redactar este informe, seguimos esperando los planes actualizados del principal y del tercer mayor emisor del mundo: China e India. El plan actual de China es alcanzar el máximo de emisiones de carbono en 2030 y llegar a cero en 2060. Los negociadores esperan que este país pueda sin embargo adelantar estas fechas.
También se debatirá el «Artículo 6», una cláusula del Acuerdo de París que permite el comercio de emisiones entre países.
Comprometerse a eliminar progresivamente la energía procedente del carbón
El carbón es, con diferencia, el combustible fósil que más afecta al clima. Los países del G7 se comprometieron en junio a mejorar las tecnologías y las políticas para abandonar el carbón y a poner fin a la financiación gubernamental de la energía procedente del carbón tanto nacional como extranjera. Un total de 41 gobiernos apoyan ya la Powering Past Coal Alliance, que pide la eliminación total de la energía del carbón para 2030 en los países desarrollados y en 2050 para las economías emergentes. Sin embargo, sigue siendo un área difícil para países como China e India, que continúan dependiendo en gran medida de este combustible.
Cumplir con los 100.000 millones de dólares anuales de financiación para el clima
En 2009, los países desarrollados se comprometieron a movilizar 100.000 millones de dólares anuales de financiación para el clima hasta 2020, con el fin de atender las necesidades de transición de los países en desarrollo. Sin embargo, los detalles de la implementación eran vagos y los avances han sido lentos. La última estimación de la OCDE sugiere que la cifra era inferior a 80.000 millones de dólares en 2019.
Cabe esperar que se inicien las negociaciones sobre el siguiente paso después de que se cumpla el objetivo de los 100.000 millones de dólares. El coste de la adaptación al cambio climático para los países en desarrollo aumentará a 140.000-300.000 millones de dólares en 2030 y las necesidades de inversiones en energías limpias ascenderán a billones.
Todos los coches nuevos deberán ser de emisiones cero para 2040
El 60% de los coches nuevos que se vendan tendrían que ser eléctricos en 2030 para conseguir que la temperatura no aumente por encima de los 1,5 grados. Pero un análisis realizado a principios de este año sugiere que, en base a las estrategias actuales de la industria automotriz, sólo un 4% de los coches que se vendan a nivel mundial en 2025 serán eléctricos, y un 8%, híbridos.
Se necesitan normativas más estrictas para forzar el ritmo del cambio, como la política del Reino Unido de eliminar progresivamente de la venta los coches nuevos de gasolina y diésel para 2030, así como una rápida inversión en infraestructura de recarga.
Detener e invertir la pérdida de árboles y biodiversidad para 2030
Dos países clave en este sentido son Brasil e Indonesia, que albergan dos de las mayores zonas forestales del mundo. Ambos se han enfrentado a importantes obstáculos políticos, sociales y económicos para reducir la deforestación, con la tasa anual de Brasil alcanzando su máximo histórico en el último año.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la tasa de deforestación mundial ha disminuido en las últimas tres décadas, pero seguimos perdiendo unos 10 millones de hectáreas de bosques al año, frente a los 16 millones de la década de 1990, siendo la conversión a usos agrícolas la principal causa.
Lo que sí podemos decir es que la COP26 ha logrado catalizar la acción del sector privado. De acuerdo con la campaña Race to Zero de la ONU, más de 3.000 empresas y más de 170 inversores se han propuesto tener emisiones netas cero de carbono para 2050, a más tardar. BMO Global Asset Management es una de estas instituciones, como firmante fundador de la Net Zero Asset Managers Initiative.
Columna de Vicki Bakhshi, directora y experta en estrategia climática en el equipo de Inversión Responsable de BMO
*»Poli bueno, poli malo», en inglés
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