En el período previo a su elección, el presidente estadounidense, Joe Biden, prometió abordar muchas cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Tras 100 días de gobierno, ¿qué se ha hecho hasta ahora?
La “A”- Del escepticismo a la acción climática
El anuncio de Biden de establecer un objetivo de reducción del 50%-52% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 catapulta a EE.UU. desde la posición de uno de los países desarrollados menos ambiciosos en materia de cambio climático a uno de los más exigentes.
Tras reincorporarse al Acuerdo de París al inicio de su mandato, Biden organizó el 22 y 23 de abril una cumbre sobre el clima que reunió a 40 líderes mundiales y que sirvió de catalizador para que otros países también mostraran mayor ambición en la lucha contra el cambio climático, como Japón y Canadá.
Ahora habrá que vigilar de cerca el cumplimiento de este objetivo. La revocación de la aprobación presidencial al controvertido oleoducto Keystone XL fue una primera señal de cambio, y el plan de infraestructuras anunciado recientemente fue un paso importante, al asignar 174.000 millones de dólares para impulsar el mercado de vehículos eléctricos. La administración Biden también se ha ocupado de rediseñar la maquinaria federal para integrar el cambio climático en la toma de decisiones de forma sistemática.
Se avecinan decisiones difíciles, y con un escaso margen en el Congreso es probable que algunas de las medidas más controvertidas, como el impuesto al carbono, impliquen una dura batalla para salir adelante. Sin embargo, los logros alcanzados hasta ahora en los primeros 100 días de la presidencia de Biden han sido sin duda osados, y representan un giro de 180 grados respecto de las políticas climáticas de la administración anterior.
La “S” – Hacia una mayor equidad racial
Tras las protestas por el asesinato de George Floyd y el auge del movimiento Black Lives Matter, la lucha contra la injusticia racial ocupaba un lugar destacado en la agenda de Biden. Más allá de la retórica, esto se ha manifestado en su plan de gasto en infraestructuras Build Back Better (Reconstruir Mejor), que pretende abordar las desigualdades raciales en diversas instituciones como la vivienda, el transporte, el empleo y la sanidad.
Por ejemplo, el plan ampliaría las opciones de vivienda asequible para facilitar a las personas de color la compra de casas, eliminaría las leyes de zonificación excluyente y reconstruiría el sistema de vivienda pública. La propuesta incluye una inversión de 400.000 millones de dólares en empleos de asistencia a personas mayores y discapacitadas para crear puestos de trabajo y aumentar los salarios y las prestaciones de los trabajadores asistenciales, que son predominantemente mujeres de color. Además, se prohibió que el Departamento de Justicia renovara los contratos con las prisiones privadas existentes, con el fin de hacer frente al encarcelamiento masivo que afecta de forma desproporcionada a las minorías étnicas.
En cuanto a los derechos de los pueblos originarios, Biden ha anunciado el compromiso de su administración de honrar la soberanía de los gobiernos indígenas, o gobiernos tribales, y de garantizar la consulta sobre las políticas que les afectan. Aparte de la mencionada cancelación del oleoducto Keystone XL, al que se oponen desde hace tiempo los grupos liderados por los indígenas por el impacto que podría tener en sus tierras, el proyecto de ley del Plan de Rescate Estadounidense destina 31.000 millones de dólares directamente a las naciones originarias, que se han visto muy afectadas por la pandemia y que históricamente han recibido una financiación insuficiente.
La “G” – Un cambio de actitud en la regulación de los valores
Junto con el cambio de administración dejó su puesto el presidente de la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos (SEC), Jay Clayton (nombrado por Trump), y la mayoría de los cinco comisionados pasó del rojo al azul (el color de los demócratas). El nuevo titular designado por Biden, Gary Gensler, es un conocido (y temido) regulador que anteriormente presidió la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas y se espera que ponga fin a cuatro años de flexibilización de las normas bajo el mandato de Clayton.
Esto ha provocado cambios significativos en la agenda de la SEC, que ya se ha pronunciado de forma mucho más positiva sobre el sector de la inversión responsable y el uso del voto delegado para promover un mejor rendimiento en materia ASG. Por ejemplo, se ha creado un nuevo puesto, el del “zar del clima”, y se anima a las empresas a ser más transparentes ante sus inversores respecto de los riesgos relacionados con el clima.
A veces un cambio de administración llega con un suspiro, a veces con un estallido. Sin duda la elección del presidente Biden entra en esta segunda categoría, porque aporta una filosofía política opuesta a la de su predecesor. Los primeros 100 días no sólo han traído consigo algunas decisiones políticas importantes, sino también un cambio de cultura.
Tribuna de David Sneyd, vicepresidente de Inversión Responsable; Rosa van den Beemt, vicepresidenta de Inversión Responsable, y Vicki Bakhshi, directora de Inversión Responsable en BMO Global Asset Management
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