Muchos analistas están preocupados por el futuro en el precio de los bienes básicos, lo cual da pie para una serie de efectos colaterales, como menor crecimiento de las economías emergentes, que son las que principalmente los producen. Es cierto que los activos de inversión tienen ciclos marcados, y que luego de una subida muy fuerte experimentada en los últimos 15 años, podría ser momento de un estancamiento en los próximos meses, incluso años.
Pero de ahí, a pensar que vamos a entrar en una etapa de depresión de los bienes básicos, hay mucho trecho. Mirar las etapas pasadas no necesariamente reflejará lo que vamos a ver durante los próximos largos años; puesto que hay un hecho fundamental que cambia toda la perspectiva, y ese hecho se llama Asia. Mirar lo que pasó en las últimas décadas, desde los 70, excluye el hecho de que las economías asiáticas hoy son mucho más ricas y mucho más demandantes de productos como petróleo, entre otros. Con un ingrediente adicional, y es que salvo algunos países como Indonesia y Malasia, los demás no tienen fuentes propias de petróleo, y estas región, en particular, es altamente dependiente de los energéticos para poder moverse. Por unidad producida, es altamente conocido que países como China utilizan más energía que Estados Unidos.
Pongámoslo en contexto: China es una economía que vale cerca de ocho trillones de dólares, y que con un crecimiento del 7% anual, agregaría por año, más de 560 mil millones de dólares, es decir, algo similar a lo que vale la economía colombiana en su totalidad. Y esto lo hace China por año. Para mover esta economía, se necesita utilizar una cantidad de energía muy alta, porque China tiene varias características, que muchos analistas olvidan: la primera, que China no tiene un poder generador de energía hidráulica alto; la segunda, que en China la energía se produce de manera local, no existe un sistema interconectado como el que conocemos; y la tercera, que luego del desastre de Japón con su central de energía nuclear, China decidió parar la construcción masiva de las mismas. Muchas entrarán en funcionamiento en 2015 – 2016; pero nuevas no se están construyendo masivamente.
Y China, aún hoy, es una economía más manufacturera que de consumo, lo que implica un punto de partida diferente a compararla con una situación parecida en Estados Unidos o Europa. En el análisis pasado partíamos de sociedades muy pobres, las cuales hoy son ricas, y cuyo patrón de consumo cambia radicalmente en estos años. Productos tan evidentes como el petróleo, pero hay otras cosas menos evidentes, como el cacao; siendo este uno de los principales bienes que vienen comprando los asiáticos.
En términos sencillos, los momentos en la historia son diferentes, y eso debe ser tenido en cuenta a la hora de la expectativa de largo plazo. No es sólo mirar solo el mercado, un hecho significativo que empieza a pesar bastante en el nuevo mundo, es el demográfico. Y ese cambia totalmente la ecuación.