Los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) están asumiendo un papel protagónico en la actualidad. Aunque este concepto empieza a formarse hace más de dos décadas tras el lanzamiento del Dow Jones Sustainability Index, el primer índice de sostenibilidad, y la publicación de los Principios para la Inversión Responsable de la ONU, la situación actual, incluyendo la pandemia mundial y el cambio climático, ha generado un boom en la demanda y oferta de productos de inversión social y medioambientalmente sostenibles.
Como resultado de las tendencias descritas a nivel mundial, las grandes gestoras de activos empiezan a crear equipos especializados en inversión sostenible, así como políticas sofisticadas de ASG para mejorar su impacto, crear una oferta variada de productos para sus inversores, y brindar a sus stakeholders información precisa y homogénea que les facilite comparar y evaluar el impacto de las empresas o fondos en los que invierten.
Este tipo de inversiones pueden aplicarse a todo tipo de productos financieros, como fondos de inversión, planes de pensiones, fondos de capital riesgo, etc.
Existe una gran variedad de estrategias a la hora de abordar la sostenibilidad en los productos de inversión, en base a factores tales como: la teoría del cambio del producto -que incluye las áreas principales de impacto a realizar-, geografías de interés, profundidad del impacto, rentabilidad financiera, y sistemas de medición y reporting.
Por ejemplo, en Beka Finance contamos con el fondo de capital riesgo social Cuanimen Social Impact Fund, FCR PYME, que invierte en proyectos de impacto social y medioambiental y en compañías FinTech que fomentan la disrupción del sector financiero a través de la tecnología.
El tamaño del Fondo es de 60 millones de euros y está centrado en invertir en proyectos de emprendimiento social que demuestren un gran potencial de transformación social y/o medioambiental, así como una rentabilidad financiera estable, sostenible y a largo plazo. Por otro lado, buscamos compañías FinTech (el fondo ha realizado un enfoque especialmente notable en esta área), especializadas en fomentar la disrupción financiera y una mejora sustancial en el mercado, mediante el desarrollo tecnológico, a través de una mejor eficiencia, menores costes, transversalidad de uso y transparencia.
Otra iniciativa que está logrando buena tracción es canalizar los fondos a proyectos de alto impacto medioambiental a través de vehículos temáticos, especializados en un área de marcado sesgo sostenible.
Dentro de este segmento destaca la agricultura, una de las actividades de mayor impacto económico y medioambiental a nivel global. Su relevancia histórica a la hora de abastecer de productos alimenticios a una demanda siempre creciente, encuentra ahora un reto adicional por la necesidad de transformar la industria hacia prácticas sostenibles. En este sentido, algunos de los principales actores del sector están demostrando capacidad para minimizar el impacto medioambiental de esta industria, a través de técnicas innovadoras y aprovechamiento más optimizado de los recursos. Más allá de la mitigación de las externalidades negativas, así como el potencial de repoblar el suelo rústico de cultivos bien planificados y vegetación, se busca además la captación de emisiones de CO2 y su fijación al suelo. El aprovechamiento de esta herramienta natural de reducción de carbono en el aire contribuye así a que la agricultura tenga un efecto neto positivo sobre los gases de efecto invernadero.
Desde Beka Asset Management, la gestora de activos alternativos de Beka Finance, recientemente hemos lanzado un fondo de inversión en cultivos agrícolas con vocación de sostenibilidad: Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund. A partir de nuestra colaboración con Bolschare, compañía especialista en este tipo de actividad, aspiramos a cultivar grandes extensiones de frutos secos en España y Portugal bajo un modelo agrícola sostenible, además de ofrecer a nuestros inversores unas rentabilidades objetivo muy cercanas a las de la inversión de capital riesgo. Mediante el desarrollo de técnicas innovadoras, la medición de numerosos parámetros y la constante monitorización de los cultivos, esperamos poder demostrar la escalabilidad de un modelo agronómico eficiente y de alto impacto medioambiental. Gracias a ello, el fondo ha sido el primero de capital riesgo en recibir la calificación de Producto Sostenible bajo la denominación del artículo 9 del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea (SFDR).
Por otro lado, Beka Finance lidera dos plataformas de comunicación y educación sobre tecnologías financieras (FinTech) y su impacto social. Social Fintech y Spain Fintech fueron creadas con el objetivo de brindar información actualizada y relevante sobre un sector con enorme poder de transformación social a través de la disrupción de servicios financieros tradicionales en favor de una mayor eficiencia, eficacia, transparencia y democratización, buscando minimizar la brecha de desigualdad financiera en nuestra sociedad.
El interés de los clientes por destinar una parte de su inversión a iniciativas filantrópicas
En España nos queda recorrido si comparamos la demanda de inversión sostenible con la de países estadounidenses, anglosajones y suizos, pero el crecimiento es actualmente muy elevado a medida que el país hace catch up con los países pioneros. Esta tendencia se acelerará especialmente en los próximos años en el contexto del relevo generacional, ya que más del 60% de la «nueva generación» de familias con alto patrimonio no considera invertir sin tener en cuenta criterios ASG.
Es por tanto cada vez más relevante para los inversores la búsqueda de una gestión estructurada y profesional de las actividades filantrópicas y de inversión social por parte de los inversores privados e institucionales.
Más allá de los aspectos de retornos híbridos que ofrece la inversión socialmente responsable (retornos financieros además de sociales y medioambientales), la filantropía sigue teniendo un lugar importante en las necesidades de nuestros clientes de banca privada, aunque exigiendo la misma transparencia y medición de impacto que en el caso de los fondos.
A nivel del inversor privado, este tipo de inversiones y donaciones sostenibles ofrecen intangibles que benefician no solamente a la sociedad sino a los propios family office, como por ejemplo a través del interés por generar cohesión familiar en torno a un proyecto social común que esté presente en los debates y conversaciones más humanas de la familia, generando orgullo de pertenencia, facilitando la conexión intergeneracional y sirviendo como ejemplo de los valores y principios familiares que han visto en sus predecesores. Incluso, más allá de la aportación económica, las familias a veces desean aportar sus habilidades, actitud, tiempo, pasión y energía al servicio de un proyecto en concreto.
Tendencias para los próximos años
El sector de la inversión social y medioambientalmente sostenible está en claro auge y esperamos seguir viendo este crecimiento exponencial durante los próximos 5 años. Más allá de los bonos verdes y la inversión socialmente responsable (ISR) más tradicional, esperamos crecimiento relevante en los fondos de capital riesgo sociales. Y una pauta clave para el desarrollo de ese subsector es la mayor involucración de los grandes fondos de pensiones y aseguradoras de este país. Otro hito para la industria en general, es la adopción de instrumentos público-privados, como es el caso de los bonos sociales, que ya han demostrado gran éxito en países anglosajones.
Tribuna de Rodrigo Aguirre de Cárcer, director de Impacto Social de Beka Finance, Paula Toledano, directora de Filantropía de Beka Finance Private Banking, Borja Menéndez, gestor del Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund y Tatiana Ayala, asociada de la División de Impacto Social y Compromiso Civil en Beka Finance