Recientemente las autoridades chinas han empezado a tomar medidas enérgicas contra el predominio de los productos falsificados que se venden en el país y a pedir a las empresas que mejoren su tecnología para combatir esto.
El ministerio chino de Industria y Comercio reveló recientemente los resultados de una encuesta que indican que algunas de las webs más populares de comercio electrónico están plagadas de productos que supuestamente infringen los derechos de propiedad intelectual. Las tiendas on-line han gastado en los últimos dos año cientos de millones de dólares tratando combatir este problema.
Pero si los consumidores son conscientes de que los productos que se venden por internet son falsificados, ¿por qué el comercio electrónico de China sigue creciendo a velocidades de vértigo? Durante nuestros viajes dentro de China, especialmente en las ciudades más pequeñas, la respuesta fue dolorosamente clara para nosotros: los consumidores chinos tienen aún menos fe en sus almacenes locales que en las tiendas on line cuando se trata de reconocer mercancía falsificada. La mayoría de los compradores que conocimos en ciudades poco desarrolladas de China dependen de populares páginas web para buscar productos tanto como de la credibilidad de los comerciantes. La pequeña ventaja es que con las compras on-line, al menos puedes confiar en opiniones y tienes la oportunidad de reembolsar lo comprado si no está satisfecho.
Para quienes vivimos en países desarrollados, es difícil imaginar cuestiones de confianza a la hora de hacer compras en un Macy’s o Harrods. Sin embargo, debido al rápido ritmo de la urbanización en las ciudades chinas más pequeñas, existen muchos formatos de venta que son nuevos para los consumidores, y por lo tanto carecen de credibilidad.
Pero conforme crece la comodidad y el anonimato de Internet, los consumidores de los mercados desarrollados también están haciendo cada vez más compras on-line por lo que corren el riesgo de adquirir productos falsificados.
El problema con los productos falsificados no es exclusivo de China o Asia. De hecho, con el auge del comercio electrónico se ha convertido en un problema mundial. Para tener una perspectiva sobre la magnitud de este problema, sólo hay que echar un vistazo al informe de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de 2011. En él, la OMC estima que el 2% de todo el comercio mundial procede de productos falsificados, lo que supone unos 25.000 millones de dólares anuales. De estos productos, el 75% se originó en China entre 2008 y 2010.
Pero esto no es ninguna sorpresa: las mismas fábricas que producen los originales, a menudo tienen acceso a exactamente al mismo material con el que producir productos falsos. La producción de tales falsificaciones, en las mismas factorías que los productos auténticos, hace difícil la aplicación de ley. Incluso si los responsables de la falsificación son capturados, a menudo escapan a tiempo de la cárcel, y por lo tanto, este tipo de delincuencia pueden continuar. En China, a menos que la policía pueda demostrar ventas o valor de inventario por encima de 8.000 dólares para quienes producen y de 24.000 dólares para los comerciantes, los falsificadores están sujetos a multas, en lugar de penas de cárcel.
Esta es la razón de que el problema de las mercancías falsificadas persista en China. Si es difícil aplicar la ley para castigar a los falsificadores de forma efectiva, ni siquiera el software más sofisticado de detección de fraude puede prevenir que los delincuentes usen un alias diferente para volver a intentarlo. Esto es muy diferente de los EE.UU., donde los falsificadores se enfrentan a multas de hasta 2 millones de dólares o 10 años de prisión si es declarado culpable de violar las leyes de propiedad registrada.
Tal vez China debería aplicar de forma más estricta las leyes de propiedad intelectual y sancionar los delitos de forma más contundente. Eliminar los productos falsificados en las páginas web de comercio electrónico, simplemente no es suficiente.
Columna de opinión de Tiffany Hsiao, analista senior de Matthews Asia.
Los puntos de vista y la información expuestos suponen una opinión y análisis sobre las condiciones de mercado en un momento específico y son susceptibles de variar. No deben tomarse como una recomendación de compra o venta de un título específico o de los mercados en general. La temática contenida en este texto deriva de varias fuentes que se consideran fiables y precisas en el momento de su compilación. Matthews International Capital Management LLC no acepta ninguna responsabilidad por pérdidas directas o resultantes del uso de esta información. La inversión en mercados internacionales y emergentes puede conllevar riesgos adicionales, como los derivados de inestabilidad política y socio-económica, mercados ilíquidos, fluctuaciones de tipo de cambio, alta volatilidad y normativa limitada. Adicionalmente, los fondos invertidos en un solo país pueden estar sujetos a mayor riesgo de mercado que los fondos diversificados por su concentración en área geográfica determinada. La inversión en pequeñas y medianas empresas conlleva mayor riesgo que la inversión en grandes empresas, puesto que pueden ser más volátiles y menos líquidas que las grandes compañías. Este documento no ha sido revisado ni aprobado por ningún organismo regulatorio.