Al igual que con cualquier inversión, el capital está en riesgo.
Cuando algo se tiene a mano, el primer impulso es lanzarse a por ello, sin cuestionarse su utilidad.
Es lo que le ocurrió a la Marina Real británica en el siglo XVIII, cuando trató de curar inútilmente el escorbuto con mosto de malta, un subproducto de la fabricación de cerveza que era más fácil de obtener que los cítricos, que sí combatían la enfermedad.
De igual modo, tras un año tormentoso, es posible que los inversores busquen soluciones fáciles para recuperar el timón en un mercado volátil. Es tentador analizar las experiencias recientes: la Gran Recesión, quizá, la burbuja de las puntocom o la estanflación de los setenta.
Ahora bien, ¿es útil? Por intentar comparar el momento presente con otros eventos, nos arriesgamos a pasar por alto sus particularidades.
Intentar predecir cómo evolucionarán los mercados es extraordinariamente complicado, pero puede simplificarse examinando los posibles escenarios que quizá aguarden a cada una de las compañías en nuestro análisis y preguntándose cómo podrían adaptarse.
Para trazar estos escenarios, comenzamos con cuatro preguntas cardinales:
- ¿Y si los precios siguen subiendo?
En sectores con precios volátiles, nos preguntamos si los negocios tienen poder de fijación de precios o no. Lo más habitual es que no lo tengan, ya que la mayoría reaccionan, y suben los precios cuando aumentan los costes de producción y viceversa; y por tanto, los bajan cuando estos caen.
Sin embargo, las pocas empresas que si tienen ese preciado e poder de fijación de precios no siguen esta regla. Una subida de precios en sí no es un aliciente para invertir en un negocio; sin embargo, que una empresa tenga la capacidad de fijar los precios sí lo es.
En las carteras de Baillie Gifford abundan las compañías de este tipo, como Doximity. Esta plataforma única ofrece un servicio de red en línea para médicos y vende espacios publicitarios a empresas farmacéuticas. El aumento del engagement se ha traducido en un ROI del 15:1 para los anunciantes. Incluso si el servicio dejase de mejorar, la compañía podría subir los precios un 20 % al año durante una década antes de que la ROI cayese al 3:1 habitual en el sector.
Esta ventaja es vital para crecer en medio de la inestabilidad. Por el contrario, las empresas sin poder de fijación de precios sucumbirán a la desinflación o a la subida de los costes de producción, que mermarán sus beneficios.
- ¿Y si se dispara el coste del capital?
Que una compañía sea capaz de subir los precios no la salva de la inflación ni del incremento de los tipos de interés. Durante más de una década, los mercados de renta variable han estado nadando en un mar de dinero muy barato, lo que ha dado pie a un entorno de competencia feroz entre empresas. Ahora bien, ¿qué ocurre si cambia la marea?
Para las empresas que no son excepcionales, será un desastre. Y eso va a ser una tremenda oportunidad para los gestores verdaderamente activos. Si los tipos suben, solo prosperarán los mejores modelos de negocio.
Y puede que ya esté sucediendo. Una de las compañías en nuestra cartera, DoorDash, tiene uno de los mejores modelos del sector de entrega de comida a domicilio. Pese a todo, se ha enfrentado a una competencia descarnada.
Pero el entorno está cambiando. Las empresas se están centrando en generar beneficios positivos y las que no están pudiendo acceder a capital se están yendo a a pique. DoorDash tiene márgenes básicos muy positivos en EE. UU., por lo que le será mucho más fácil crecer sin necesidad de recurrir a préstamos. Cuando arrecia el temporal, es fundamental tener ventajas a la hora de financiarse. Así, mientras otras empresas no dejan de incurrir en pérdidas, DoorDash genera cientos de millones de dólares de flujo de caja libre.
Por tanto, el acceso al capital interno es un factor que podemos añadir a la lista. Ahora bien, ¿y si toda la economía estuviera a punto de hundirse?
- ¿Y si la economía global entra en una larga recesión?
El PIB es un buen indicador de la demanda agregada. Sin embargo, esta se compone de tantas variables complejas que sería más sencillo para muchos analistas ignorarla.
Y hay negocios que no dependen de la demanda genérica, sino de una demanda específica, ya sea satisfaciendo la demanda existente de nuevas maneras o creando necesidades completamente nuevas. De ese modo, pueden crecer y expandir sus flujos de caja independientemente del contexto.
Para la mayor parte de las empresas, sin embargo, es inevitable tener cierta exposición a la demanda agregada. No obstante, si una empresa puede compensar los factores estructurales, las crisis económicas no representan una amenaza, sino una oportunidad.
Advanced Drainage Systems es una empresa en la que empezamos a invertir hace poco, que fabrica sistemas de desagüe pluvial de plástico. La demanda está vinculada a la construcción y, por tanto, a la actividad económica. Ahora bien, las tuberías de plástico están progresivamente ganando cuota de mercado a las de hormigón, por lo que la demanda específica está creciendo. Puede que las preocupaciones sobre la demanda agregada hayan implicado una caída en su cotización a corto plazo, pero los inversores pacientes que sean capaces de esperar al dominio de los desagües de plástico tienen una clara ventaja.
- ¿Y si los cambios tecnológicos acaban con los modelos de negocio tradicionales?
Los factores que ya hemos analizado forman una combinación potente, pero cabe preguntarse si pueden resistir a un cambio tecnológico de gran orden.
Cuando las condiciones económicas son malas, los consumidores buscan productos más baratos o que aporten funcionalidades adicionales. Los inversores de crecimiento tienen dos opciones: promover el cambio ellos mismos o asegurarse de que este beneficia a la compañía en la que invierten.
En Baillie Gifford, esperamos tener en nuestras carteras tanto a los principales líderes establecidos como a las nuevoslideres del futuro. Confiamos en que empresas de software que han tenido un rápido crecimiento, como Snowflake, revolucionen la relación de las empresas con el mundo digital. Sin embargo, también esperamos que empresas tecnológicas más tradicionales, como Texas Instruments, sigan fabricando productos que puedan incrementar sus ingresos durante décadas.
Es una cuestión de juicio, pero llevar a cabo un análisis de los dos lados (lideres existentes y futuros), aumenta las probabilidades de obtener resultados positivos.
Pocas oportunidades, pero valiosas
En el caso del escorbuto, la Marina acabó por darse cuenta de su error e instó a los marineros a comer fruta, consiguiendo así una armada más fuerte. Del mismo modo, los inversores que atraviesan periodos duros pueden ser más capaces de sobreponerse a la adversidad.
Por separado, cada una de las características que hemos descrito podrían parecer bastante normales. Ahora bien: no es fácil identificar acciones que reúnan todas ellas, y cuando se encuentran, son enormemente valiosas.
¿Y si una empresa pudiera subir los precios en cualquier entorno de mercado, disponer de posibilidades de financiación interna, crecer al margen del entorno macro, y crear tecnologías que cambien el mundo o beneficiarse de ellas? ¿Cómo de valiosa sería esa inversión? En nuestra opinión, mucho.
En el 2022, los mercados de renta variable han sufrido mucho. Pero en medio del naufragio están emergiendo empresas capaces de prosperar en multitud de entornos.
Nos emocionamos al imaginar el potencial de rentabilidad de los mejores negocios de crecimiento que acaban de desplegar sus velas. Y con paciencia y conocimiento de estos cuatro puntos cardinales, un inversor puede con confianza acompañarlos en su viaje.
Tribuna de Michael Taylor, gestor de Baillie Gifford.
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