¿Cómo podría definirse la inversión de verdad? Sin entrar en la jerga del mercado, significa proporcionar capital para ayudar a las empresas a crecer a largo plazo, de manera que ofrezcan rentabilidad a nuestros clientes. Los equipos de inversión de Baillie Gifford asignan capital a estas empresas, con la esperanza de multiplicar el dinero de nuestros clientes durante un período de entre cinco y diez años.
Pero eso es solo parte del camino. ¿Quién emprende y dirige los proyectos que crean este valor? La verdadera “inversión” la realizan las personas que dirigen esas empresas. Deciden cómo aprovechar las oportunidades y toman las numerosas decisiones diarias que determinarán su éxito o su fracaso. Lo que marca la diferencia son sus reacciones a los cambios, sus nuevas perspectivas, su conocimiento y su inspiración. Gran parte de la inversión depende de lo capaz que sea el equipo directivo para ver más allá de las necesidades inmediatas, y también de la cultura que se cree en la empresa.
Para Baillie Gifford, el trabajo de los inversores de verdad no consiste en invertir desde la distancia, sino en aprender de las empresas en las que invertimos y apoyarlas. Gracias a la experiencia y la perspectiva que hemos adquirido, confiamos en poder ayudar y alentar a los equipos directivos a tomar decisiones sensatas a largo plazo, lo que no es fácil en un mundo donde impera una visión intertrimestral. En última instancia, sin embargo, la clave del éxito son las personas que fundan, mejoran o dirigen una empresa y tienen la ambición y la visión de futuro necesarias para materializar sus ideas. Si no entablamos una relación valiosa con ellas, no podremos ofrecer los mejores resultados a nuestros clientes.
Podemos destacar el ejemplo de Amazon. Antes de que Baillie Gifford conociera a Jeff Bezos, teníamos motivos para creer en el nuevo mundo del comercio electrónico, pero nuestra visión a largo plazo era limitada. En vez de preguntarle cuánto dinero iba a ganar ese trimestre, quisimos saber cuál era su visión a largo plazo, y se tomó el tiempo de explicarnos el potencial que veía en el comercio electrónico, en Amazon y en la forma en que iba a emprender el negocio. Habló de la expansión a nuevas áreas como la computación en la nube y nos ayudó a comprender el enorme potencial de ese negocio, Amazon Web Services, en una fase muy temprana. La relación que teníamos con el fundador y la admiración que sentíamos por su enfoque fueron decisivas para que apoyásemos la decisión de Amazon de reinvertir constantemente en el crecimiento, a pesar del rechazo de los inversores más cortoplacistas. El lanzamiento visionario de Amazon Prime en 2007 es ejemplo de ello.
Las buenas relaciones pueden dar fruto de otras maneras. Baillie Gifford pudo invertir en una fase temprana en Grail, una empresa privada estadounidense de detección del cáncer, gracias a nuestra relación con su empresa matriz, Illumina. Esta relación cordial se debía en parte al apoyo que brindamos al equipo directivo de Illumina cuando recibió una OPA hostil por parte del gigante farmacéutico suizo Roche en 2012. Nos negamos a vender, a pesar de que ofrecieran una prima del 80% del precio que tenían las acciones en ese momento. Supimos ver que la revolucionaria tecnología de secuenciación genética de Illumina tendría en el futuro un valor potencial muchísimo mayor. Como se ha visto, no nos importa posponer la obtención de beneficios, y gracias a ello nos hemos granjeado una buena reputación entre las empresas privadas, que nos consideran inversores de referencia para el capital de crecimiento a largo plazo. A su vez, esta relación ha sido enormemente favorable para las estrategias de Baillie Gifford que pasan por invertir en dichas empresas.
Para descubrir si una empresa puede prosperar a largo plazo y generar los múltiplos que deseamos a partir de la inversión inicial, debemos comprender la motivación del equipo directivo. Nos tiene que convencer su estrategia de inversión de capital, incluso si mengua los beneficios a corto plazo. Tener paciencia y esperar a que el equipo directivo de una empresa lleve sus ideas a buen puerto es una estrategia muy diferente de presionar para que se reparta cada vez más efectivo a los inversores en forma de dividendos o recompras de acciones, incluso si eso conlleva perder oportunidades.
Cuanto más estrecha sea la relación con el equipo directivo, mejor podremos juzgar si una empresa se centra en crear valor a largo plazo, y mayor será la confianza con la que invirtamos. Es evidente que no todas nuestras inversiones salen como estaba previsto, pero adaptarse a los objetivos y los horizontes temporales de una empresa es un buen punto de partida.
Nuestro diálogo con las empresas no tiene por objetivo conocer su negocio mejor que ellas, ni mucho menos decirles lo que tienen que hacer, sino animarlas a articular objetivos a largo plazo y a cumplirlos. Durante la pandemia del coronavirus escribimos a muchas de ellas para reforzar nuestro apoyo en tiempos difíciles.
Por supuesto, que estemos comprometidos no significa que no podamos vender una inversión. No nos quedaría más remedio si discrepáramos acerca de su gestión o la estrategia, o si se producen eventos externos que nadie había previsto. En cualquier caso, si vendemos acciones de una empresa, normalmente explicamos el por qué al equipo directivo. Lo importante es tener el tipo de relación que permita mantener esa conversación.
Apertura, transparencia, comprensión, colaboración y cooperación: estos son los principios de los que parten los inversores de verdad para mantener relaciones sólidas, y son los que históricamente nos han ayudado a forjar las relaciones empresariales más duraderas.
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Este artículo no constituye un análisis independiente ni está sujeto a las protecciones otorgadas a dicho tipo de investigación. Baillie Gifford y su personal pueden haber participado en las inversiones en cuestión. Las opiniones expresadas no son declaraciones factuales, ni deben considerarse asesoramiento o recomendaciones para comprar, vender o mantener una inversión concreta. Los ejemplos o imágenes de acciones en este artículo no deben interpretarse como recomendaciones para comprar o vender, ni se insinúa que vayan a ser rentables en el futuro. No podemos confirmar que vayamos a incluir estas acciones en alguna de nuestras futuras carteras.
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