Los flujos de inversión están regresando a Europa alentados por el efecto del Quantitative Easing del Banco Central Europeo y por el efecto que probablemente tendrán en el crecimiento económico los bajos precios del petróleo y la debilidad del euro. A ello hay que añadir que las valoraciones son más bajas en el Viejo Continente respecto a Estados Unidos. Pero, ¿quiere esto decir que ya no hay valor al otro lado del Atlántico? Nosotros seguimos convencidos del potencial de Norteamérica tras la aceleración del crecimiento, como quedó reflejado en los datos económicos del tercer trimestre del año pasado, cuando el PIB creció un 5% frente al 4,3% que se esperaba inicialmente.
Esta situación debería crear un entorno económico favorable para determinados sectores, como el industrial y el de transporte ante la recuperación prevista de la inversión industrial, un eslabón hasta ahora ausente en el crecimiento de EE.UU., que ha estado fuertemente impulsado por la demanda interna. También esperamos una expansión del sector de tecnología e Internet tras las inversiones realizadas por las empresas el año pasado.
Aunque no sólo vemos oportunidades en Estados Unidos. También somos optimistas sobre China, dado que las nuevas medidas del gobierno previstas para 2015 (tras el reciente recorte de los tipos de interés del banco central de China y el enlace creado entre los mercados de Shanghái y Hong Kong) deberían actuar como potentes catalizadores en la región.
En lo que respecta a Europa, seguimos buscando oportunidades de inversión. Pero creemos que hay que ser muy selectivos y nos concentramos en las ideas de inversión que tengan una visibilidad importante y que puedan beneficiarse de los antes mencionados catalizadores para el crecimiento de la región, como la caída del euro y del descenso de los precios de la energía.
No obstante, esto no quiere decir que no busquemos inversiones tácticas en función de las oportunidades de mercado y del entorno macroeconómico como, por ejemplo, un cambio de tendencia en los precios del petróleo, un alza de los tipos de referencia por parte de la Reserva Federal o la recuperación de los países emergentes que nos permitan aprovechar las tendencias de los mercados.
Precisamente, para aprovechar estos posibles cambios del mercado, consideramos que es importante contar con un fondo flexible, que pueda invertir globalmente y que permita ajustar la exposición a la renta variable, y dentro de esta a las distintas regiones o sectores que mejor se estén comportando. En un entorno como el actual es importante no dejar escapar las oportunidades que ofrece el mercado.
Columna de Yoann Ignatiew, gestor de Rothschild & Cie