La expresión «lo mejor de ambos mundos» puede parecer un lema desgastado, pero hay momentos en lo que vuelve a recuperar todo su sentido. Uno de ellos es en el actual debate sobre cuál debe ser el papel adecuado de las FinTech en relación con la gestión de las inversiones tradicional, la realizada por personas.
Para algunos, esta relación es similar a la que existe entre un motor de gasolina y los coches de caballos: las FinTech deben, simplemente, asumir el control y el gestor humano debe retirarse.
Otros defienden que una competición entre los gestores de inversión tradicionales, quienes, mediante su intuición y convicción, ofrecen rendimientos por encima de la media, y las FinTech solo servirá para que ambos obtengan los mismos niveles de rentabilidad (baja en términos generales)
La realidad ofrece muchos más matices. De hecho, el nuevo punto de referencia para la industria es un enfoque quantamental —una combinación de técnicas fundamentales y cuantitativas basadas en datos— para la selección de valores y la asignación de activos. Es decir, la comprensión humana apoyada por la información que brinda la tecnología.
Ni el enfoque fundamental ni el cuantitativo son una ciencia exacta. A los gestores fundamentales les gusta atribuir sus éxitos a su filosofía y procesos de inversión, pero estos éxitos frecuentemente tienen más que ver con la «suerte» y las decisiones de alta convicción que se toman fuera del proceso de inversión en sí. Esto no puede proporcionar rendimientos sostenibles y constantes.
Del mismo modo, el enfoque puramente cuantitativo es tan bueno como el algoritmo en el que se basa. Ahora bien, en la última década se han producido condiciones de mercado sin precedentes, por lo que no hay datos históricos de mercado para identificar qué algoritmo se debe usar.
Respuesta equilibrada
La respuesta es equilibrar la toma de decisiones humanas con tecnología sofisticada y análisis de datos. Nuestro enfoque se refleja en nuestro proceso de gestión de inversiones propio, Med3®. Este reúne datos de toda la industria, desde información específica de la empresa, como los ingresos, hasta la inteligencia de los macromodelos, con sofisticados análisis que miden factores como los sesgos de comportamiento. El objetivo no es que los datos guíen al gestor. Más bien, es que los datos permitan al gestor mapear, con la mayor exactitud posible, el ciclo del mercado, y validar o cuestionar su juicio.
Creemos que esta mezcla de arte y ciencia es el futuro próximo en la gestión de carteras para toda la industria de inversión. Incluso los profesionales de la inversión más experimentados están sujetos a sesgos de comportamiento, y uno de los más comunes es el optimismo, el cual provoca que la confianza subjetiva en la toma de decisiones sea generalmente mayor que la propia precisión objetiva. Los sesgos conductuales se han vuelto aún más frecuentes en el actual clima de volatilidad de los mercados, de políticas monetarias sin precedentes de los bancos centrales y de incertidumbre política.
Nuestro proceso Med3® utiliza la tecnología para detectar estos sesgos de comportamiento antes de que ocurran estos eventos y ayuda a los gestores a evitar repetir indefinidamente las mismas acciones sesgadas. En términos generales, el análisis de datos y la inteligencia artificial pueden dar una visión más amplia y mejorar el desempeño de un gestor que simplemente use métricas tradicionales o cuyo éxito se mida al batir un determinado índice de referencia.
Mediante los datos correctos, la tecnología apropiada y la adecuada aplicación de ambas herramientas, los gestores pueden entender mejor dónde se equivocan y, lo que es más importante, dónde invertir para obtener resultados consistentes. Gestor y máquina trabajando juntos, para producir los mejores resultados para los inversionistas. Arte y ciencia.
Tribuna de Furio Pietribiasi, consejero delegado de Mediolanum Asset Management y responsable del negocio de gestión del grupo Mediolanum en Irlanda y Luxemburgo.