Quizá sea altamente repetitivo con este tema, pero si hay algo que me preocupa es lo que viene sucediendo con los emergentes y que, por lo menos en América Latina, parece que nadie quiere darse cuenta. Un informe hoy de Credit Suisse, confirmó mis fuertes sospechas: los emergentes están fuertemente apalancados, lo cual puede traer graves consecuencias cuando, el mundo feliz en el que hemos vivido la última década, tienda a desaparecer.
El mencionado informe da cuenta de que el sector corporativo emergente tiene, como porcentaje del PIB, un endeudamiento cercano al 100%; lo cual, comparado con 1997, es un 40% superior. Cabe recordar que en 1997 fue la Crisis Asiática, comenzada en Tailandia, que supuso un choque muy fuerte para una economía que tenía una fotografía muy parecida a la que hoy tienen los emergentes. Esto es terriblemente malo, porque de llegar una destorcida muy fuerte de la política monetaria de la FED, las cosas pueden ser muy feas. El mismo informe muestra que hoy, los emergentes son, después de Japón, los más apalancados operativamente.
Cuando el sector corporativo está tan apalancado, toca ir a ver si esa deuda es en moneda extranjera o en moneda local. Si es en moneda extranjera, la secuencia de hechos es más o menos así: disminuye la liquidez global; empieza a subir el precio del dólar, no de una manera ordenada, sino todo lo contrario, muy desordenada, altamente volátil, y en unos porcentajes muy grandes; el sector corporativo ve altamente impactados sus estados financieros; los gobiernos se estresan, y suben tasas de interés para evitar que la moneda local continúe depreciándose, a la vez que los Bancos Centrales tratan de ayudar, vendiendo una gran cantidad de sus reservas internacionales; las tasas internas de la economía suben; la inflación sube; y, finalmente, la economía se resiente por las mayores tasas de interés, una moneda depreciada, una baja propensión a consumir por parte de los individuos ante la fuerte incertidumbre que despiertan estos hechos, y un sector corporativo que no quiere saber nada de inversión.
Muchos dirán que en 2008 no ocurrió eso, y la economía global estaba en crisis. La explicación radica en que el mayor incremento en el apalancamiento emergente se ha dado en los últimos cuatro años; y por poner un ejemplo, el sector corporativo pasó de tener una proporción de deuda como porcentaje del PIB de menos del 70% en 2009, a cerca del 100% que relatamos el día de hoy. Recordemos: desde 2008 han entrado al mundo emergente 300 mil millones de dólares, de los cuales 292 mil millones se destinaron a colocaciones de deuda. Y que en endeudamiento público ha crecido a razón del 30% anual en los últimos años…una salvajada, si me permiten la expresión.
Vuelvo y repito algo que dije en un comentario hace algunas semanas: la mayoría, por no decir que todos, los que trabajan en mercados financieros en América Latina, no estuvieron en la crisis asiática, ni en la de Rusia. La mayoría de los que trabajan en esto, han visto la foto feliz de los últimos 10 años, y no han estado sumergidos en ninguna crisis emergente. No saben cómo se produce, y con seguridad, no saben cómo sortearla; lo cual podría llevar, si nos llega a tocar un escenario de crisis, a un pánico generalizado que termine golpeando fuertemente nuestros mercados.
Con una diferencia radical entre hoy y la crisis asiática: hoy hay mucho más dinero flotando por los mercados financieros, por lo cual cada situación negativa se siente mucho más: los flujos salen a manos llenas, las ventas absolutas son más grandes y, por ende, las afectaciones, mayores.
Ojalá la situación no sea tan dramática como lo he presentado aquí, pero mi única intención, es que los analistas empiecen a ver las variables claves, los déficit de cuenta corriente, el mismo apalancamiento, y de que las autoridades dejen de creer que hemos hecho las cosas tan bien, que no tenemos ningún problema. El hecho es que los especuladores han esperado pacientemente a que los bancos centrales emergentes compren reservas, para que cuando quieran “jugar” en contra de nosotros, la batalla sea más divertida.