Recientemente, hemos visto cómo Islandia celebraba el primer funeral por un glaciar muerto, Ok, que perdió su condición hace cinco años y que finalmente se destruyó a causa de los efectos del cambio climático. Ok es un ejemplo de los daños irreparables producidos por el calentamiento global.
La mera y simple cancelación de los cambios iniciados ya parece inalcanzable; por tanto, el reto del desafío ambiental actual es mitigarlos, a través de una política de reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero, con el fin de mantener un clima ciertamente cálido pero habitable, sin consecuencias perjudiciales adicionales para la biodiversidad y la vida humana. En este contexto, la inversión temática juega un papel fundamental.
El calentamiento global es indiscutible
Algunas observaciones o casos como el del glaciar islandés son suficientes para convencernos del innegable impacto del calentamiento global. Así, la temperatura media de la superficie aumentó alrededor de 1,1°C entre la era preindustrial y 2018. La mayoría del calentamiento se ha producido en las últimas tres décadas.
Los océanos han absorbido la mayor parte. Esto se evidencia en que los primeros 75 metros de profundidad se calentaron con un promedio de 0,11°C por década entre 1971 y 2010. El aumento del nivel del mar, previsto en 19 centímetros entre 1901 y 2010, es el resultado del deshielo. Se estima que el retroceso anual total de los glaciares desde 1994 ha sido de alrededor de 400.000 millones de toneladas.
Todas estas observaciones van acompañadas de impactos en el ecosistema. Entre ellos se incluyen los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor, las sequías, las inundaciones, los ciclones y los incendios, que pueden interrumpir el suministro de alimentos y agua, causar daños considerables a la infraestructura y las instalaciones y riesgos con impactos muy negativos sobre el ser humano.
Actuar hoy por el clima significa actuar por el futuro de la humanidad
En este contexto, no podemos seguir negando su impacto. Las iniciativas de ONGs, compañías y estados han contribuido sustancialmente a generar una conciencia global en torno a la lucha contra el cambio climático en la que todos tenemos en mayor o menor medida un papel sustancial que desarrollar: actuar hoy por el clima significa actuar por el futuro de la humanidad.
En este sentido, por un lado, las empresas tienen un papel central en la acción por el clima. El aumento mundial de las emisiones de efecto invernadero, que continúan incrementándose y hoy son un 50% superior al nivel de 1990, están vinculadas a los combustibles fósiles y a los procesos industriales. De esta forma, en la lucha contra el calentamiento climático, las compañías se encuentran en la primera línea, y su presente y futuro pasa por realizar los esfuerzos necesarios para trasformar su actividad con un menor impacto sobre el medio ambiente.
Por otro lado, la cooperación internacional es también clave. La acción por el clima es un desafío prioritario para las próximas décadas. En este sentido, la ONU ha incluido la acción por el clima entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. El Acuerdo de París fija el objetivo de contener el aumento mundial de las temperaturas en 2ºC por encima de los niveles preindustriales y de hacer lo necesario para reducir este incremento a 1,5ºC.
En este contexto, ha llegado el momento de que los inversores tomen partido. En Amundi, como gestora de activos y desde nuestro centro especializado en inversión temática CPR AM, tenemos la capacidad para apoyar y guiar a las compañías comprometidas con la transición ambiental y, en paralelo, la responsabilidad de reducir el riesgo climático de nuestras inversiones para nuestros clientes.
En aras de un mayor compromiso, CPR AM ha establecido una alianza con la entidad sin ánimo de lucro CDP –pionera en la publicación de datos sobre la emisión de carbono de las compañías–, fruto de la cual lanzamos en el arranque de 2018 CPR Invest-Climate Action, un fondo de inversión temática de renta variable global con un enfoque multi-sector que identifica las compañías que mejor gestionan los riesgos climáticos.
Para identificar dichas empresas, los gestores del fondo se sirven de los datos climáticos de CDP y seleccionan un universo de inversión determinado –aproximadamente 700 acciones– que refleja las mejores prácticas medioambientales en todos los países y sectores. El universo lo terminan de componer los filtros ASG y una serie de controversias.
Su objetivo de inversión consiste en batir a largo plazo (cinco años como mínimo) en los mercados mundiales de renta variable, ajustándose a los ODS de las Naciones Unidas en lo que se refiere a los retos climáticos, comprometiéndose así con la lucha contra el cambio climático y con uno de los mayores retos a los que se enfrenta nuestra sociedad.
Tribuna de Raúl Fernández, director de distribución de Amundi Iberia
Disclaimer
Dirigido a inversores profesionales. Fondo registrado en CNMV número 1564. Capital y rentabilidad no garantizadas. Invertir implica riesgo consulte a su asesor financiero. El principal distribuidor de los fondos en España es Amundi Iberia SGIIC, SAU, entidad registrada en la CNMV como Sociedad Gestora de IIC con el número 31