La década de 2010 fue muy positiva para los inversores, que recuperaron con creces las pérdidas que experimentaron durante la gran crisis financiera, ya que se beneficiaron de un entorno de baja volatilidad en todos los ámbitos.
Esta década es simplemente el clímax de 30 años de inflación y tipos de interés a la baja, así como de propagación de la globalización (beneficiando a los líderes mundiales de los mercados de acciones). Durante este período, los rendimientos del mercado financiero fueron impulsados por factores monetarios y no por componentes de la economía real (crecimiento o crecimiento de beneficios por encima de la tendencia).
El COVID-19 es el detonante de una reversión a la media
Actualmente, se ha activado una reversión a la media y el crecimiento excesivo del mercado de renta variable ha sido más que reabsorbido en un rápido movimiento descendente. Ha regresado la volatilidad y se mantendrá durante un tiempo, mientras la liquidez se está reduciendo en múltiples espacios. Aunque esta turbulencia está teniendo un impacto significativo en las rentabilidades a corto plazo, al mismo tiempo está solucionando los desequilibrios y podría resultar positiva a largo plazo. Una continuación de la inflación de los activos financieros en un contexto de bajo crecimiento de la economía real tarde o temprano habría generado un escenario de burbuja y estallido.
La crisis siembra las semillas para un retorno de la inflación
Ya vemos algunos precursores para el camino de vuelta a la década de 1970. La inflación parece estar fuera del radar por ahora y las fuerzas deflacionarias continuarán prevaleciendo en el corto plazo. Sin embargo, a largo plazo, tanto la crisis en sí misma como la recuperación sembrarán las semillas para un retorno de la inflación en forma de un shock de oferta (además del de demanda). En los 70, el shock de oferta vino por el lado del petróleo y condujo a un ambiente estanflacionista. Actualmente, proviene de bloqueos que están causando interrupción en las cadenas de suministro. Si bien la combinación de shocks de oferta y demanda evitará que la inflación aumente a corto plazo durante la recesión, la situación podría cambiar una vez que la crisis haya terminado.
Un regreso a la normalidad, incluso a un ritmo lento, aumentará la demanda, sobre todo porque la liquidez será abundante. Sin embargo, la oferta seguirá siendo limitada y no podrá igualar la presión de la demanda, lo que conducirá a una mayor inflación. De hecho, el riesgo de inflación en productos agrícolas y alimentos podría comenzar a materializarse antes de que termine la pandemia.
Un reequilibrio del apoyo social y político a favor del trabajo
La brecha entre la productividad de EE.UU. y la compensación de los trabajadores se ha ampliado significativamente desde finales de los 70, lo que indica que las mejoras en la eficiencia no han beneficiado a los trabajadores, sino que han contribuido al aumento de los beneficios empresariales.
Esto es lo que ha sucedido durante la última década, en la que la desigualdad de la riqueza se está convirtiendo en una señal del malestar general con el régimen actual y presenta el riesgo de que explote una bomba social en un momento de profunda recesión. El cambio de régimen que se está produciendo podría ayudar a reducir estas desigualdades.
Monetización directa total de los déficits presupuestarios
El hecho de que se politicen las variables financieras y económicas también es una característica del regreso a la década de 1970. En el aspecto fiscal, los déficits tendrán que aumentar dramáticamente. Primero, tendrán que compensar la crisis económica, proporcionar a las personas desempleadas un salario de emergencia y garantizar la supervivencia de las empresas bloqueadas, ya que de otro modo colapsarían, lo que causaría un dolor económico aún más profundo y a largo plazo.
Segundo, cuando la emergencia sanitaria termine y las empresas comiencen a reabrir, el apoyo fiscal tendrá que ayudar a restaurar el crecimiento. A nivel de la Unión Europea, no esperamos mucho de la mutualización. Consideramos que es mucho más probable un escenario en el que el BCE incorpore el papel de Tesorería, en lugar de ver una mutualización de las emisiones de deuda.
Una mayor reducción del comercio mundial
La crisis actual está acelerando aún más las fuerzas de desglobalización que ya estaban avanzando con las guerras comerciales en curso. La industria del transporte mundial se enfrenta a una interrupción significativa y los Estados podrían volver a financiar actividades y nacionalizar las empresas con problemas en un esfuerzo por controlar mejor la dinámica sanitaria y económica. El concepto de crecimiento global impulsado por el crecimiento del comercio ya se estaba desvaneciendo antes de que comenzara la crisis.
Tribuna de Pascal Blanqué, director de inversiones del Grupo Amundi
Disclaimer
Dirigido a inversores profesionales. Con fines informativos; no constituye una oferta de compra ni una solicitud de venta de un producto; ni un asesoramiento en materia de inversión. Material basado en fuentes que Amundi considera fiables; la información puede cambiar sin previo aviso. Amundi no asume responsabilidad alguna, directa o indirecta, que pueda derivarse del uso de la información contenida en este material. Esta información no podrá ser copiada, reproducida, modificada, traducida o distribuida sin la aprobación previa por escrito de Amundi, a ninguna tercera persona o entidad en ningún país o jurisdicción que pudiera someter a Amundi o cualquiera de sus productos a ningún requisito de registro dentro de estas jurisdicciones o donde pudiera considerarse ilegal. Material no revisado por ningún regulador financiero. No está destinado a «US Persons». No se asegura que los países, mercados o sectores se comporten como se espera. La inversión implica riesgos, incluyendo político y de tipo de cambio entre otros. La rentabilidad y el capital de una inversión puede subir o bajar y puede implicar la pérdida del capital invertido. La diversificación no garantiza un beneficio ni protege frente a pérdidas La información contenida en este documento se refiere mayo de 2020. Amundi Asset Management, sociedad francesa por acciones simplificadas, sociedad de gestión de carteras autorizada por la AMF con nº GP 04000036 y con domicilio social en 90 boulevard Pasteur, 75015 París (Francia), con el nº de registro mercantil 437 574 452 RCS. Amundi Iberia SGIIC registrada en CNMV nº 31, Paseo de la Castellana 1, 28046 Madrid. www.amundi.com