La inteligencia artificial (IA) generativa, con herramientas como ChatGPT, está en boca de todos. Lo impensable se ha vuelto cotidiano. Los avances son evidentes en muchos terrenos: el aprendizaje de las máquinas y su capacidad de resolver problemas y de interactuar de forma efectiva con seres humanos progresa a gran velocidad. Como dirían los aficionados a los videojuegos: la IA ha pasado de pantalla. Hemos subido un nivel, pero seguimos muy lejos del punto de destino. La capacidad de innovación y el potencial de mejora que ofrece esta tecnología es aún enorme.
Estamos en las primeras etapas de la transformación impulsada por la IA. La inversión en IA sigue siendo una de las principales prioridades de las empresas de muchas industrias y sectores, que buscan formas de mejorar su posicionamiento competitivo y sus perspectivas de crecimiento. El número de organizaciones que integran la IA en al menos una función empresarial ha pasado del 20% al 50% en los últimos cinco años, según la Encuesta Global 2022 sobre IA de McKinsey.
Las empresas necesitan invertir recursos humanos y financieros para intentar aprovechar todo el potencial que ofrece la IA en el largo plazo. La escasez de mano de obra (una tendencia que se verá acentuada por la demografía) y la deslocalización, dos fenómenos crecientes, se traducen en mayores costes laborales y de capital para las empresas. Y es aquí donde la IA puede aportar valor.
La IA ayudará a hacer frente al aumento de los costes mediante mejoras de la productividad y la automatización. Estamos en las primeras fases de un cambio disruptivo masivo provocado por los avances en inteligencia artificial y su despliegue. Estos cambios impulsarán un crecimiento significativo para las compañías que sean capaces de aprovechar e impulsar la disrupción en sus respectivos sectores.
Darwinismo digital
Las empresas estarán sujetas a un darwinismo digital en el que habrá claros ganadores y perdedores. Las que se adapten rápidamente y aprovechen el punto de inflexión que estamos alcanzando en términos de accesibilidad a las nuevas tecnologías disruptivas serán las grandes ganadoras, mientras que otras se quedarán atrás. Para los inversores en renta variable, esto significa un enfoque centrado en la selección de valores, que reconozca los matices entre los sectores y dentro de ellos, y el impacto desigual que tendrá el rápido desarrollo y despliegue de la IA.
Las empresas necesitan mejorar la productividad y hacer más con menos en una economía más lenta. Muchas de nuestras participaciones en los sectores de automoción, consumo, sanidad y finanzas ya están viendo los primeros beneficios de la IA. Esperamos que más sectores pongan en marcha iniciativas de IA en un mayor número de operaciones para acelerar su evolución digital. El universo de la IA sigue expandiéndose y su adopción parece estar a punto de alcanzar otro punto de inflexión. Creemos que las inversiones en inteligencia artificial serán un catalizador para las principales empresas de muchas industrias y sectores, ya que buscan mejorar su posicionamiento competitivo y sus perspectivas de crecimiento.
Sectores como los fabricantes de hardware, o muchas actividades de prestación de servicios pueden ser de los que experimenten cambios más relevantes a corto plazo, pero el potencial de disrupción de la IA se extiende a todo tipo de negocios e industrias.
La sanidad y la educación son dos ámbitos en los que el impacto disruptivo de la IA puede dejarse sentir con fuerza en los próximos años. La IA y el aprendizaje automático se utilizan cada vez más en medicina y sanidad desde hace varias décadas, pero el alcance de lo que ahora es posible supondrá un cambio radical para toda una serie de prácticas, desde el diseño de fármacos y diagnósticos hasta la gestión de historiales de pacientes y consultas electrónicas. Sin embargo, dado que la sanidad es uno de los sectores más regulados del mundo, es probable que en algunos ámbitos se adopte un enfoque prudente. La educación se enfrentará a retos similares. Y habrá que resolver cuestiones sociales y de gobernanza en áreas en las que la IA empiece a invadir tareas que antes realizaban seres humanos (incluyendo profesionales altamente cualificados y especializados).
Tribuna elaborada por Johannes Jacobi, especialista de producto y miembro del equipo de Inversión del fondo Allianz Global Artificial Intelligence.