En 2022 fuimos testigos del endurecimiento más rápido de las condiciones monetarias en 40 años, con los bancos centrales tratando de evitar un “anclaje” de las expectativas de la inflación al estilo de los años 70. Los mercados tardaron en apreciar lo agresivos que estaban dispuestos a ser los responsables de la política monetaria, pero las medidas adoptadas ya están ayudando a enfriar la inflación y van a sentar las bases para la marcha de los mercados en 2023.
Dada su relativa fortaleza económica y su resistencia en materia energética, Estados Unidos tiene la capacidad de absorber un endurecimiento monetario más drástico que otros países. Una dosis tan fuerte de medicina ayuda a la lucha contra la inflación, pero también puede tener consecuencias globales. Ha contribuido a suprimir de forma brusca la demanda, a incrementar el riesgo de recesión y a crear tensiones en los mercados de divisas. Las perspectivas mundiales cada vez difieren más, con un crecimiento lento y una inflación baja en China, y con Europa debilitada por su dependencia estructural del gas ruso.
Oportunidades en 2023
Los inversores deberían estar atentos a diversas señales y prepararse para el posible cambio de tendencia del mercado de renta variable: a corto plazo, nos acercamos al momento en que las malas noticias para la economía podrían convertirse en buenas noticias para las bolsas, a medida que el debilitamiento de la actividad económica comience a reducir la inflación. Esto podría provocar un ritmo más lento de subidas de tipos, y en última instancia un pico de tipos en 2023, junto con una recesión.
Las expectativas de beneficios corporativos aún tienen que bajar, quizás de forma significativa en algunos casos, para reflejar el entorno recesivo, el aumento de los inventarios, el incremento de los costes de los insumos y los tipos de interés, así como un dólar más fuerte. Además, las expectativas tendrán que ajustarse a un mundo en el que el dinero vuelve a tener un coste. El crecimiento ya no puede financiarse con un endeudamiento ilimitado, y el umbral de rentabilidad que se exige al capital empleado debe aumentar. En última instancia, esta evolución es saludable y puede promover la supervivencia de los más aptos y favorecer a las empresas y los balances de más calidad.
Los inversores deben ver la volatilidad como una oportunidad potencial: los cambios de “régimen” en los mercados tienden a provocar volatilidad y perturbaciones, creando un entorno atractivo para los gestores activos más que para la gestión pasiva. En 2023, los inversores deberían explorar las oportunidades para posicionar las carteras a largo plazo.
En primer lugar, conviene plantearse la posibilidad de anclar las carteras con estrategias multifactoriales de baja volatilidad que ofrezcan una posible base de estabilidad sobre la que construir el resto. En segundo lugar, debemos explorar el value de calidad y oportunidades en growth, así como la búsqueda de rentas a través de dividendos. Por último, conviene considerar temáticas de alta convicción en torno a pilares clave como la seguridad nacional (por ejemplo, alimentos, energía, agua, ciberseguridad), la adaptación al cambio climático y la innovación (por ejemplo, la inteligencia artificial) y sostenibilidad.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), para lograr las emisiones netas cero en 2050 será necesario que la inversión anual en energías limpias se multiplique por más de tres de aquí a 2030, hasta alcanzar unos 4 billones de dólares. De este modo, se prevé que el panorama de la inversión pase de estar centrado en materias primas como el petróleo y el gas a las renovables y las materias primas necesarias para la transición energética. Podría decirse que el mundo nunca ha experimentado una transformación energética de esta magnitud.
Además de la evolución de las presiones inflacionistas, vemos tres señales importantes que debemos vigilar en 2023. En primer lugar, la evolución del mercado laboral estadounidense. Creemos que la Reserva Federal podría sentirse cómoda con un aumento del paro del 3,5% a más del 4%. En segundo lugar, será importante ver cómo afronta Europa la crisis energética que se está desarrollando; y, por último, valorar los ajustes que lleve a cabo China en su política tras la Asamblea Popular Nacional de marzo de 2023 y el modelo de crecimiento que adopte el país.
Tribuna elaborada por Virginie Maisonneuve, directora de Inversiones Global de Renta Variable de Allianz Global Investors.