Desde la financiación de puentes hasta la de la banda ancha, la deuda de infraestructuras es una clase de activo en expansión que tiene mucho por ofrecer a los inversores. Además de su prima de iliquidez, la deuda de infraestructuras ofrece oportunidades de diversificación para la cartera y un método tangible de impulsar las economías y mejorar la sociedad.
Las perspectivas a largo plazo son positivas. La inversión en infraestructuras a nivel internacional debe alcanzar los 94 billones de dólares en 2040 para seguir el ritmo del crecimiento económico y cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, según las previsiones del Global Infrastructure Hub del G20. Para aprovechar las oportunidades que ofrece la deuda de infraestructuras, recomendamos prestar atención a cinco temas clave.
La subida de los tipos de interés
En los últimos años, los emisores se han beneficiado de los bajos tipos de interés para incrementar el apalancamiento. Las subidas de tipos podrían suponer un desafío para muchas empresas, incluidas las del sector de las infraestructuras, ya que deberán refinanciar su deuda en un contexto con tipos de interés mucho más elevados.
Ante esa situación: ¿podrán pagar la deuda sin perder su estatus de grado de inversión? Pese a la subida de tipos, seguimos en un contexto de bajos rendimientos. Con estas condiciones, la deuda de infraestructuras puede ofrecer rendimientos atractivos para los inversores que tienen la mentalidad de “comprar y mantener”.
Recuperación gradual
El tráfico de pasajeros quedó prácticamente paralizado a causa del estallido de la pandemia, lo que afectó notablemente a la infraestructura de transporte. Muchos aeropuertos, carreteras de peaje y otros “activos esenciales” dejaron de contar con los flujos de caja necesarios para seguir pagando su deuda. En algunos casos, fue necesaria la intervención de los accionistas; en otros, las empresas tuvieron que negociar la ampliación de las líneas de liquidez o recurrir a líneas de crédito para sortear la situación. Por ello, la posición de liquidez de estos activos es un factor clave. Es importante ver cada sector de forma individual: en los aeropuertos, según nuestros cálculos, el impacto de la pandemia seguirá percibiéndose durante tres años más, mientras que el tráfico por carretera ya se ha recuperado, por ejemplo.
Transformación sostenible
Con los años, el sector ha protagonizado grandes avances en materia ASG. Los inversores que apuestan por la sostenibilidad deberían optar por inversiones que promuevan la transformación integral de la empresa. Consideramos que hay oportunidades especialmente interesantes en el área de las tecnologías energéticas emergentes, como las baterías, el hidrógeno y los biocombustibles, ya que permiten que las empresas inviertan en áreas nuevas y, con ello, reduzcan sus emisiones de CO2. Dichas inversiones suelen financiarse a través de deuda con el fin de optimizar la rentabilidad sobre los recursos propios.
Cambios regulatorios
Los bonos de infraestructuras se están viendo afectados por un aumento de la regulación, sobre todo en áreas vinculadas con la sostenibilidad y el cambio climático. Los inversores en deuda de infraestructuras pueden desempeñar un papel fundamental a la hora de alcanzar la neutralidad de carbono. Sin embargo, en las empresas no cotizadas no siempre resulta sencillo acceder a información sobre ESG, lo que supone un riesgo. Además, muchos sectores aún no han definido metodologías, directrices de presentación de informes y métricas comunes, lo que dificulta la evaluación de los avances. Todo esto provoca que los inversores tengan que dedicar mucho tiempo y recursos a recopilar información sobre áreas como las emisiones de gases de efecto invernadero o el cumplimiento de lo dispuesto en la taxonomía de la UE.
La esfera digital
En el sector de las infraestructuras, los activos digitales (como las redes de fibra óptica y los centros de datos) están más demandados que nunca. La pandemia puso de manifiesto las deficiencias en la infraestructura digital. En Alemania y Reino Unido, por ejemplo, la fibra óptica solo representa el 6 % de la banda ancha fija total, según la OCDE.
Para los inversores, este segmento presenta oportunidades muy interesantes, pero también riesgos. Por ello, los inversores a largo plazo deben analizar con detalle los activos en los que van a invertir para garantizar que cuentan con la capacidad para responder con rapidez a los cambios en las condiciones del mercado.
Tribuna elaborada por Claus Fintzen, director de Inversiones y responsable de Deuda de Infraestructuras en Allianz Global Investors.