Un fondo de renta fija debería comportarse como tal y no como un fondo de renta variable. Esto parece obvio, pero la realidad es que hay una correlación elevada entre la renta variable y el comportamiento de muchos productos de renta fija global flexible. Y, sinceramente, creo que eso no es lo que buscan los inversores.
Por eso, en junio de 2016 lanzamos en Reino Unido una estrategia de renta fija global flexible con una misión doble: intentar ofrecer una rentabilidad superior a la de su índice de referencia (Bloomberg Barclays Global Aggregate Index), manteniendo una correlación casi nula con la renta variable global.
Debido al entorno de bajos tipos, con la deuda pública de muchos países incluso en tipos negativos, los gestores hemos tenido que buscar otras fuentes de rentabilidad. Muchos fondos de renta fija flexible han incrementado su exposición a emisores corporativos, tanto de grado de inversión como high yield. Una consecuencia de esto ha sido que la correlación con el comportamiento de la renta variable también se ha elevado. De este modo, los clientes dejan de percibir los beneficios que ofrece la diversificación dentro de las carteras.
Para superar esta situación, decidimos crear una estrategia de renta fija global, sin restricciones, capaz de identificar las mejores alternativas de inversión en cuatro áreas principales: duración/curva de tipos, crédito, inflación y divisas. El objetivo es intentar generar una rentabilidad superior a la del índice, de la manera más eficiente, lo que implica tomar con total flexibilidad posiciones fuera del universo convencional de la renta fija cuando lo consideremos necesario. Y siempre con foco especial en el uso de los instrumentos más líquidos disponibles.
Hemos demostrado que es posible obtener una rentabilidad positiva (desde su lanzamiento, la estrategia ha logrado batir a su índice de referencia en un 6% anual*), a la vez que hemos mantenido una correlación del 0,01 frente al índice de renta variable global MSCI World.
Reacción frente a la crisis
Desde comienzos de año, ya nos parecía que los bonos corporativos cotizaban a unas valoraciones excesivas y por eso teníamos relativamente poca exposición a ellos. Al comenzar a ver los posibles efectos que la pandemia del COVID-19 podría tener, decidimos reducir al mínimo el peso de la renta fija corporativa en la cartera. Esto nos ayudó a sortear bien el periodo de venta masiva del primer trimestre. De hecho, hasta el 23 de marzo, nuestro fondo obtuvo una rentabilidad positiva del 7,6%, a pesar de las caídas*.
A partir de entonces, tras la intervención de los bancos centrales, y en vista de las atractivas valoraciones a las que cotizaban muchos bonos de buena calidad, decidimos incrementar la exposición a este tipo de emisores. Sobre todo, hemos podido invertir en las nuevas emisiones de compañías como Disney, Coca-Cola, MasterCard, Nestlé, UPS, P&G o McDonald’s**.
Veíamos nuevos títulos salir con un descuento de entre 30 y 60 puntos básicos frente a otros bonos que el mismo emisor tenía ya cotizando en el mercado secundario. Hemos encontrado puntos de entrada que no se veían desde los mínimos del mercado de renta fija privada en 2009. La clave era tener la liquidez suficiente a mano como para poder sacar partido de ello.
La cartera, por tanto, ha pasado de estar casi completamente invertida en deuda gubernamental antes de la caída del mercado a tener en torno a un 50% de exposición a renta fija privada a cierre de abril***. La recuperación de las últimas semanas ha validado nuestra decisión. El fondo, a cierre de abril, registra una rentabilidad neta del 19,2% en el año en su clase institucional cubierta en euros*.
Y seguimos pensando que elevar la exposición a emisores privados de alta calidad sigue siendo acertado en el momento actual. Los paquetes de estímulo y los bajos precios del petróleo tienen que ayudar a que las economías puedan comenzar a recuperarse de manera decidida en la segunda mitad del año.
De momento, mantenemos una actitud de cautela tanto frente a los bonos de alta rentabilidad (high yield) como frente a las emisiones de mercados emergentes, con un fuerte sesgo hacia posiciones más defensivas y, dentro de la renta fija privada, una apuesta por los títulos de alta calidad crediticia. Vigilar la liquidez de la cartera y una disciplinada gestión del riesgo resultan básico en un entorno como el actual.
En total, la estrategia supera ya los 1.600 millones de euros de patrimonio, de los que más de 140 millones corresponden al fondo luxemburgués que lanzamos en noviembre de 2019 y que está a disposición de los inversores de Europa continental.
Tribuna de Mike Riddell, gestor del fondo Allianz Strategic Bond y autor del blog BondIssues.com.
Nota:
*La rentabilidad pasada no es un indicador fiable de resultados futuros.
**Esto no es ninguna recomendación o incitación a comprar o vender ningún valor en particular. Los valores mencionados como ejemplo más arriba no estarán necesariamente incluidos en la cartera al momento de publicarse este documento o en un momento posterior.
*** Esto es únicamente a modo de guía y no es indicativo de asignaciones futuras.