Reducir la ingente cantidad de residuos que genera el mundo ayudaría a cumplir con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a la vez. Sustituir el plástico por un embalaje sostenible supone un gran paso. Muchas empresas ya están haciéndolo y los inversores tienen la oportunidad de impulsar el avance hacia un consumo con menos residuos y un planeta más limpio.
Abordar el problema de los embalajes de plástico podría contribuir a acabar con una de las mayores fuentes de residuos del mundo. Los embalajes de plástico son baratos y efectivos, pero tienen una vida útil media de solo seis meses y únicamente reciclamos en torno al 14%[1]. Cada año salen del ciclo económico —en forma de residuos— embalajes de plástico valorados en entre 80.000 millones de dólares y 120.000 millones de dólares[2].
Centrarnos en embalajes sostenibles contribuiría a limitar el volumen de residuos plásticos de un modo bastante eficaz. Esto implica repensar el embalaje de bienes a lo largo de la cadena de suministro, desde el diseño hasta el transporte y el consumo, con el objetivo de reducir los residuos y maximizar la eficiencia, reduciendo al mínimo, al mismo tiempo, los efectos secundarios negativos. Naturalmente, es más fácil decirlo que hacerlo, pero si los inversores y las industrias pudieran coordinarse y encontrar una solución, las ventajas serían enormes.
Crear un modelo de embalaje sostenible también cumpliría varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas centrados en crear un planeta más limpio para el futuro. El ODS 12 (producción y consumo responsables) invita a «reducir, reutilizar, reciclar». Y, las metas relacionadas con el ODS 6 (agua limpia y saneamiento) y el ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles) se centran en velar por un saneamiento adecuado y construir comunidades sostenibles con una gestión eficaz de los residuos, incluida su eliminación. Igualmente, lograr un planeta más limpio guarda una relación directa con el ODS 14 (vida submarina) y el ODS 15 (vida de ecosistemas terrestres), ambos centrados en proteger los ecosistemas marinos, costeros, terrestres y de las aguas interiores dulces.
Las empresas están tomando nota de las ventajas de los embalajes sostenibles
Se espera que el mercado del embalaje sostenible crezca de los 246.000 millones de dólares de 2018 a casi 413.000 millones de dólares para 2027, lo cual supone una tasa de crecimiento anual del 6,2%[3]. Cabe destacar que numerosas empresas están redoblando sus esfuerzos de nuevas formas:
- Una multinacional de bienes de consumo ya cuenta con botellas 100% recicladas, fabricadas en un 10% de plástico procedente de los océanos y en un 90% de plástico reciclado posconsumo, para una de sus marcas para el hogar. También diseña embalajes respetuosos con el medioambiente, utilizando un 60% menos de plástico y un 30% menos de agua.
- Una multinacional de comercio minorista se ha asociado con una empresa de biomateriales para fabricar una solución hecha a base de hongos 100% biodegradable que se descompone en cuestión de semanas, a diferencia del poliestireno, que no se biodegrada hasta transcurridos miles de años.
- Puede que una de las soluciones más innovadoras que se utilizan en la actualidad sea un plástico natural biodegradable 100% vegetal —hecha a partir de recursos renovables como almidón de maíz, almidón de patata y aceite de cocina usado—, por lo que su consumo por animales acuáticos es seguro.
La demanda de los consumidores y la legislación de los gobiernos respaldan los embalajes sostenibles
En una encuesta a consumidores realizada recientemente por Boston Consulting Group, casi tres cuartas partes de los 15.000 encuestados afirmaban que pagarían más por productos con embalajes respetuosos con el medioambiente. Más de las dos terceras partes de los encuestados afirmaron que un embalaje sostenible es un factor importante en sus decisiones de compra[4]. Los legisladores también están actuando. La Unión Europea, por ejemplo, se ha comprometido a asegurar que todos los embalajes sean reciclables y reutilizables para 2030[5].
Sin embargo, los embalajes sostenibles solo serán realmente viables con cooperación internacional, un cambio de calado en la conducta de las personas e inversión suficiente. Las empresas de embalajes y bienes de consumo que ajusten sus modelos de negocio sin demora posiblemente salgan beneficiadas de esta tendencia. Para los inversores, también es una buena oportunidad, no solamente para aspirar a rentabilidades de inversión atractivas de empresas que busquen soluciones de embalaje sostenibles, sino también para avanzar hacia los objetivos sostenibles que nos llevarán a una economía circular y a un planeta más limpio.
Tribuna de Andreas Fruschki, CFA. Responsable de renta variable global temática en Allianz Global Investors.
[1] Ellen MacArthur Foundation, «The New Plastics Economy«
[2] Ellen MacArthur Foundation, «The New Plastics Economy«
[3] Research & Markets, «Global Sustainable Packaging Market Outlook: Industry Analysis & Opportunity Evaluation«
[4] Boston Consulting Group, Trivium Packaging, «2020 Global Buying Green Report«
[5] Comisión Europea, «Una estrategia europea para el plástico en una economía circular»