Resulta interesante observar el comportamiento de los índices accionarios norteamericanos ante las declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ante las cuales muchos analistas entendieron que los estímulos monetarios podrían ser retirados antes de lo que pensaban.
Esto llevó a que los índices corrigieran en la jornada del miércoles anterior; pero mas que el comportamiento registrado, es el trasfondo lo que nos debe interesar. Tratemos de hacer esto fácil: los estímulos monetarios se crearon para revitalizar una economía norteamericana que toco fondo en los primeros meses de 2009. Desde que los estímulos fueron creados, en marzo de ese año, el S&P 500 y el Dow Jones, han registrado un incremento constante y sin parar.
Lo impresionante de esto, es que según la teoría mas pura de inversión, las acciones deberían subir cuando la economía sube, pues las empresas están en un mundo mucho mejor. Pero si los estímulos monetarios continúan hasta hoy, lo que quiere decir es que la economía no es tan buena como debería ser. Y que las acciones no se sustentan en lo económico, sino en el apalancamiento financiero.
Si la FED dijera que se acaban los estímulos, eso se debería leer como que la economía esta mucho mejor y, si los fundamentales accionarios funcionaran plenamente, las acciones deberían subir. Seria el mundo que estarían buscando las empresas, ¿o no? Sin embargo, ocurre todo lo contrario en los mercados financieros.
Lo que se ha visto durante los últimos años, es que el sector corporativo norteamericano ha venido incrementando su endeudamiento neto, lo cual es interesante de analizar. En finanzas corporativas, tener apalancamiento financiero, en una empresa que esta aumentando sus ventas de un periodo a otro, se traduce en un cambio proporcional de sus ganancias mucho mayor al registrado por las ventas. Si a esto le sumamos que por definición, los pagos de intereses de los bonos tienen algunas exenciones tributarias, el efecto sobre la ganancia corporativa es muy interesante. Y con las bajas tasas de interés existentes, la operación financiera es perfecta, y genera un valor significativo; pues se está consiguiendo capital a un costo muy bajo.
Así las cosas, durante los últimos tiempos hemos visto, de primera mano, una ingeniería financiera muy interesante de parte de los financieros corporativos, los cuales serán los reyes mientras ese apalancamiento no tenga consecuencias negativas, es decir, mientras no se presente incumplimiento alguno, pues las deudas, por definición, tienen que ser honradas.
Pero es indudable que lo que ha sucedido es indicativo de cómo el sector corporativo logra ajustarse de una manera muy rápida e interesante a los momentos económicos que plantean las autoridades. De todos los sectores que pueden haberse visto beneficiados con las políticas recientes, las empresas son las que mejor se han acomodado al ritmo de los acontecimientos.