¿Dónde invertir ahora en renta fija? Es la pregunta que nos siguen haciendo muchos clientes en estas semanas, tras la fuerte compresión experimentada por las tires de los bonos gubernamentales. Para contestarla, es necesario recordar las dos razones fundamentales por las que los inversores han utilizado la renta fija: para obtener rendimientos y como fuente de diversificación en carteras.
Partimos de una situación en la que el rendimiento de los activos libres de riesgo, como los bonos gubernamentales, es muy escaso. Para obtener de los bonos el mismo nivel de rentas que se recibía hace 10 años, hoy en día hay que asumir mucho más riesgo. Este riesgo puede incluir bonos de high yield o deuda distressed (con una elevada probabilidad de no recuperar íntegramente el principal aportado), o activos ilíquidos (con una elevada probabilidad de no poder recuperar el dinero cuando se necesita).
Si lo que se desea es obtener una rentabilidad concreta de nuestra inversión en renta fija, nos veremos forzados a concentrar más riesgo en activos cada vez más caros (debido a la compresión de tires y diferenciales). Hacia el final del ciclo económico, los activos con un rendimiento atractivo son en general muy caros. Esto se debe a que todos los inversores han perseguido el mismo objetivo, el llamado “fenómeno de la búsqueda de rentas” ocurrido en la última década. Como ejemplo, los diferenciales de la renta fija corporativa, que suelen estar muy ajustados al final del ciclo económico. Se incrementa así el riesgo de que el valor de la inversión disminuya a medida que dichos diferenciales se amplían, algo que suele ocurrir también en las últimas etapas del final del ciclo.
Diversificación
Así pues, la renta fija no es ahora una cuestión de rendimiento, sino de diversificación, y de su rol en la obtención de ganancias de capital en un escenario de aversión al riesgo, “suavizando” el retorno total de una cartera mixta. Los fundamentales de la construcción de carteras dictan que, para optimizar la rentabilidad ajustada por el riesgo, la cartera debe consistir en activos diversificados y no correlacionados.
Se piensa, de una manera simplista, que debido a que en los últimos diez años tanto los bonos como la renta variable han subido, ambos deben estar altamente correlacionados. No es cierto. Los bonos gubernamentales han mostrado predominantemente correlaciones negativas con las acciones, con algunos periodos de correlación de alrededor de cero.
En la medida en que los bonos seguros (refugio) tengan una correlación negativa con los activos de riesgo, mediante la compra de dichos bonos estamos liberando presupuesto de riesgo para asumir en el resto de la cartera. Esta es la razón por la que no se debe renunciar a los bonos y tener el 100% en renta variable.
¿Y por qué no invertir en bonos de mayor rendimiento? Porque simplemente no ofrecen este beneficio de diversificación. Es precisamente este componente adicional de riesgo (prestar a emisores que pueden hacer impago) lo que provoca, por ejemplo, que los bonos corporativos tengan una alta correlación positiva con la renta variable.
Los bonos refugio (¡no los que están altamente correlacionados con la renta variable!) deberían ser una pieza clave en las carteras mientras sigan siendo diversificadores. Con las tires los bonos gubernamentales en niveles tan bajos, ¿tienen que conformarse los inversores con rendimientos bajos para poder diversificar sus carteras?
Una alternativa puede ser el fondo Allianz Strategic Bond. Hemos escuchado a muchos clientes decir: «Nos gusta la idea de fondos de renta fija flexible, pero en la práctica muchos de ellos están invirtiendo en activos de mayor riesgo, dentro del segmento de los bonos corporativos o las titulizaciones». Esto significa que muchos fondos de renta fija global flexible no están proporcionando el beneficio de la diversificación para los inversores.
Cuando lanzamos Allianz Strategic Bond, queríamos que fuera diferente a los fondos de renta fija flexible que había en el mercado. Queríamos que proporcionara el beneficio de la diversificación y, por ello, el fondo tiene un objetivo de correlación específico. Aspiramos a alcanzar una correlación nula con la renta variable global, fijándonos un límite máximo de 0,4 en un ciclo continuado de 3 años.
Con esta estrategia, no pretendemos generar rentabilidad centrándonos en los activos que ofrecen un mayor rendimiento (y que tienen también un mayor riesgo y una mayor correlación con la renta variable). La flexibilidad de no tener que alcanzar un objetivo de rendimiento predefinido nos permite optimizar el retorno total de la cartera, siendo capaces de ofrecer buenos resultados en mercados más volátiles, con el propósito de servir como ancla dentro de una cartera.
Tribuna de Mike Riddell, gestor del fondo Allianz Strategic Bond y autor del blog BondIssues.com.