A la creciente preocupación mundial sobre el cambio climático hay que sumar las últimas noticias en las que se narran historias en las que se observa la preocupación por el agua.
En Sudáfrica, Ciudad del Cabo ha estado luchando la rápida llegada del día cero (un punto en el que la sequía de la ciudad podría ser tan grave como para dejar a la ciudad sin suministro).
En California, en Estados Unidos, está gestionando una sequía que ha alimentado un verano de devastadores incediendios forestales.
Londres está experimentando lluvias poco habituales, lo que le obliga a extraer gran parte de su agua de los ríos. Además, no dejan de acrecentarse los temores sobre posibles problemas en el suministro de agua.
Bien es cierto que el agua limpia siempre ha sido un problema de los países en desarrollo, el hecho de que las principales ciudades y los estados prósperos están luchando para asegurar sus suministros de agua ilustra la magnitud de un problema que tiene que ver con la infraestructura de agua del mundo.
¿De dónde viene este problema?
Durante décadas, los expertos han advertido sobre el creciente riesgo de escasez de agua, científicos e ingenieros desarrollaron nuevas soluciones que conectaran las regiones ricas en agua con aquellas que sufren escasez.
Crecimiento de la población, cosntrucción, mayor necesidad de agua en procesos industriales, extensión de campos de cultivo y cambios en el estilo de vida de los consumidores hacen hincapié en la importancia de gestionar correctamente el agua.
Pero, de cara a la inversión, ¿que es lo que impide apostar por el agua? En primer lugar el alto coste a largo plazo que tiene la construcción de las infraestructuras necesarias para el tratamiento y almacenamiento del agua. Por su parte, desde el poder político tienen miedo de presionar con impuestos o gravámenes que podrían financiar la construcción o reparación de plantas de tratamiento de aguas residuales, o la implementación de nuevas tecnologías de filtración de aguas residuales.
Sin embargo, aunque esta falta general de inversión es problemática, hace que el agua sea menospreciada y un tema sin restricciones que puede ser atractivo para los inversores que saben cómo abordarlo.
Cómo invertir en agua
Invertir en agua no es como invertir en otras materias primas, no es un activo comercial.
El agua limpia del grifo es un producto con alto valor social, y extremadamente sensible a los factores ambientales Como resultado, se necesitan grandes inversiones a lo largo de toda la cadena de suministro de agua para proporcionar a ciudades y regiones agrícolas agua limpia, y aquí es donde se puede generar el valor para los inversores.
Pozos de recolección, estaciones de bombeo, soluciones de filtración y tratamiento de aguas residuales son partes de un proceso muy complejo en cuanto al tratamiento de agua dulce y residual. También son partes críticas el empleo de tecnología que reduce las pérdidas de agua y mejoran la calidad del suministro.
Las empresas que ofrezcan estas soluciones se beneficiarán de la creciente necesidad de mejorar la infraestructura hídrica a nivel mundial, y es probable que gocen de un apoyo social y político continuo para sus productos y servicios.
Una buena manera de enfocar la inversión en agua es con una cartera que apueste por las empresas que integren factores ambientales, sociales y de gobierno, ESG, por sus siglas en inglés.
El futuro de la inversión en agua
Son solo unos pocos países los que han conseguido que el agua sea apta para el consumo de manera ruinaria o pueda ser liberada al medio ambiente de forma fácil y segura.
Sin embargo, asegurar un constante suministro de agua potable es un objetivo compartido por todos los países del mundo, por lo que invertir en todo lo relacionado a la misma supone una buena oportunidad.
Las sólidas perspectivas para la inversión del agua, el hecho de que la necesidad social de agua fortalece el apoyo regulatorio necesario para la inversión regular. Con una eficiencia tecnológica ya demostrada, las empresas que se dediquen a la gestión del agua, tendrán un potencial de ganancias más estables.
Todo ello deriva en que el agua sea un tema de inversión segura con altas perspectivas de crecimiento.