Agricultura, agua, tecnología y finanzas, una mezcla que para muchos parece extraña, pero que considero que será una de las futuras tendencias de este siglo XXI.
El comienzo de este siglo ha venido marcado por importantísimos avances: la revolución económica y social de internet, la mejora de los medios de comunicación con hyperloop o la electrificación del parque móvil, la sanidad con la ingeniería genética y la cura de muchas enfermedades mortales para el ser humano, o incluso nuestra intención de pisar marte en el próximo decenio o la energía de fusión. No obstante ninguno de estos avances cambiara algo que es para el ser humano su primera necesidad, alimentarse. Pero, ¿por qué estos cuatro factores de los que he hablado al comienzo de este articulo?
Hablando en primer lugar de agua y agricultura –entendiendo como industria agrícola tanto la ganadera como el cultivo de la tierra-, no creo que una escasez de alimentos lleve a una hambruna mundial, no soy defensor de ninguna catástrofe de grado Malthusiano. Por contrario, sí considero que la industria agrícola sufrirá una importante transformación en las próximas décadas debido a la necesidad de afrontar el reto de la eficiencia y de los limitados usos que tendrá el agua en un futuro próximo.
Para hacerles ver mi reflexión déjenme acompañarlo de unos datos:
- La población mundial, alrededor de 7,3 mil millones de personas, aumenta en casi tres personas cada segundo, lo que supone un total de 240.000 personas al día. Eso es una nueva población como La Coruña o Burdeos que alimentar todos los días. Por otro lado, la superficie agrícola disponible en nuestro planeta son 4.900 millones de hectáreas, siendo este un espacio limitado FAO prevé que en 2050 se disponga de solo 0,15ha per cápita, en 1960 esa cantidad era de 0,43ha per cápita.
- No solo es el incremento de población, si no la mejora de las calidades de vida de muchos países como China, India o Brasil donde las incipientes clases medias mejoran su dieta a medida que mejoran sus economías. Como muchos lectores sabrán, en España hace 50 o 60 años no se tenía una dieta tan completa como la que se tiene a día de hoy, imagínese este concepto aplicado en países que tienen 20 veces el tamaño de España.
- Sumado a esto, hay que destacar el uso más limitado que se hará del agua en un futuro próximo, las posibles restricciones que se impondrán en primer lugar al uso industrial y luego al consumo debido al estrés hídrico de determinadas zonas del mundo. Ya sea el cambio climático, un reparto desequilibrado de cuencas hidrográficas o un uso irresponsable, el agua será un bien escaso o al menos controlado.
En conclusión, respecto al mundo agrícola y del agua, la única forma de lidiar con este aumento de la demanda es mejorar la producción marginal de esas hectáreas ya plantadas y, por otro lado, reducir la necesidad de agua para llevar a cabo dichas actividades. De no solucionar esta situación esto llevara a un cambio en los precios o escasez de determinados alimentos y/o una mayor o menor dependencia de otros países.
Desarrollo tecnológico
Aquí es donde entran en juego las otras dos partes del puzle, la tecnología y el mundo financiero. Considero la primera fundamental para lograr alcanzar esta mejora de la eficiencia y la segunda vital para que ponga los medios y se aplique de forma práctica.
Por un lado, la agricultura siempre ha estado reñida con los avances tecnológicos. Aprender a cuidar de la tierra y domesticar animales nos ayudó a asentarnos y dejar de ser nómadas, el barbecho y el arado nos permitió tener un rendimiento mayor y los fertilizantes luchar contra las enfermedades. Hoy día es la era de la automatización agrícola y la genética.
Saber el momento idóneo de la recolección, diseñar una variedad de un cultivo que pueda rendir en climas más secos, saber cuándo aplicar tratamientos, tractores que discurren solos por los campos, sistemas que saben cuándo regar debido a que tenemos una observación del clima recogida en una base de datos o la mecanización de las tareas del campo.
Estos son avances que aunque todavía no se han aplicado ya son una realidad, algunos informes de mercado pronostican que los robots agrícolas crearan una industria 16.800 millones de dólares en 2021 y 73.900 millones de dólares en 2024.
Factor financiero
Por otro lado, el mundo financiero considero que está encandilado por unicornios, dotcoms y aplicaciones que están sometidas a un cambio tecnológico o a una moda y que muchas no tienen un activo que las respalde. Esta falta de atención de la agricultura por parte del mundo financiero lastra la inversión en el sector llevando a que en muchos casos el I+D se lleve a cabo por fondos públicos.
Aunque esta es la situación actual, los cambios que nombre antes despertaran el interés de los analistas antes o después y por tanto de la inversión. Hay además numerosas empresas del sector –tanto cotizadas como privadas– que tienen un gran potencial como: Dole, Fonterra o Zespri. Y ya grandes empresas consolidadas como Cargill (la empresa no cotizada más grande de EEUU), John Deere o Cresud.
Muchos de estos tipos de empresas siempre han sido el origen de grandes fortunas –o al menos parte de su portfolio de inversiones– , como los Rothchild, Jim Rogers, Bill Gates, Larry Ellison o el grupo Grobo que ven la agricultura como una oportunidad de ahorro e inversión para el futuro.
Como conclusión, creo que el futuro de la agricultura pasa por un aumento de la demanda, una ralentización de la oferta y una profunda revolución tecnológica.
Panda Agriculture&Water Fund
Y como en todo momento de cambio, surgen oportunidades de inversión, por eso desde Panda Agriculture & Water Fund hemos decidido desde hace 4 años a invertir en el sector agrícola, nuestra cartera esta diversificada en empresas de plantación, transformación, almacenamiento, maquinaria, fertilizantes, agua e irrigación. Solo invertimos en valores cotizados –no en materias primas– analizando el valor presente y futuro de dichas empresas, sus ventajas competitivas o su posicionamiento en el sector.
Nuestras inversiones están diversificadas en diferentes países y con exposición a diferentes divisas. En estos cuatro años hemos logrado ser el fondo agrícola más rentable del mundo con un 18,6% de rentabilidad en 2016, además hemos logrado alcanzar un gran conocimiento sobre los diferentes mercados e industrias agrícolas y sus derivadas, esto nos hace un fondo casi único en el mundo.
Tribuna de Carlos Ron Martínez, asesor de Panda Agriculture&Water Fund.